1/19/2017

Los nuevos César Chávez


Por Andrea Montes Renaud -
En suelo norteamericano, todo inmigrante tiene derecho a permanecer callado; a no evidenciar su acento natal; a pedir un abogado; a hacer una llamada; a no especificar su nacionalidad; a comunicarse en su idioma.
Tiene derecho a no abrir la puerta de su casa si llega la policía por él o su familia, y tiene el derecho a exigir que todo documento esté sellado, firmado, y que especifique su nombre completo y correcto. Existen millones de inmigrantes en Estados Unidos que son tratados denigrantemente y que no conocen que ellos, aunque llegaron de manera ilegal, también tienen derechos.
César Chávez será recordado por denunciar las injusticias hacia la comunidad latina. Por levantar protestas a favor del empleo digno de migrantes mexicanos en el campo y luchar contra su deportación. Por eso, recordar su legado hoy resulta relevante. El debate sobre inmigración en EU ha ganado una considerable centralidad en los ámbitos público, político y académico. Sin embargo, aún quedan muchas incógnitas sobre la represión que ejercerá Donald Trump sobre los inmigrantes.
“El asunto es que venimos de una administración que fue violenta. Pero fue una violencia disimulada, endulzadora. Con la administración entrante tenemos una violencia que no esconde su odio y rechazo. Que es frontal”, explica Zorayda Ávila, directora de la sede en Chicago de la Red Mexicana de Líderes y Organizaciones Migrantes, que lleva más de 13 años trabajando para la comunidad migrante a nivel nacional, y que tiene presencia en ciudades como Boston, Carolina del Norte, Los Ángeles, para brindar atención y protección a los derechos de la población migrante. Esta es una Red de alianzas entre diferentes organizaciones con una particularidad: todas están formadas por líderes migrantes y por personas que han vivido la misma condición que millones de migrantes en EU.
Violencia directa
La violencia incrementó entre las comunidades y en la división entre las propias familias que son desmembradas con las deportaciones, porque además el propio presidente electo promueve y avala la xenofobia y el racismo.
“Cuando hablamos de violencia hacia la comunidad migrante”, comenta Zorayda Ávila “ésta es diferente a la de Obama, porque con él se habían hecho muchas promesas de campaña, que ahora se quedan inconclusas y que con Trump el ataque es frontal y directo hacia la comunidad”.
La entonces secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, recomendó medidas simples, como extender las horas de los servicios legales en 50 consulados mexicanos en EU, pero no es suficiente. Reducir el problema de los mexicanos indocumentados al discurso xenófobo de Trump y el racismo, es en extremo simplista. Los mexicanos enfrentan muchos más problemas en EU.
Por otro lado está el tema de las deportaciones masivas. ¿Qué va a hacer México con tantas deportaciones? ¿Realmente está preparado para acoger a tantos millones de mexicanos?
“Esa es otra de nuestras principales preocupaciones: la desintegración de las familias. Pero también que México no esté preparado para recibirlos, y tampoco listo para desarrollar programas de integración de los jóvenes que crecieron y se criaron acá. Mucho menos que el país tenga la capacidad económica para atender el problema”, comenta Ávila.
Ella asegura que incluso han recortado los presupuestos de los programas de ayuda al inmigrante en México.
También le preocupan los cambios que habrá hacia los que están establecidos y tienen papeles desde hace muchos años, como ella.
Un negocio
También está en juego el programa de Acción Diferida por Llegadas de la Niñez, o DACA, que ha proporcionado un refugio temporal a los inmigrantes traídos a los Estados Unidos como niños, que además otorga permisos de trabajo.
“Con su pluma, Trump podría terminar el programa DACA en su primer día en el cargo”.
En 2014, hubo un estimado de 11.1 millones de inmigrantes no autorizados en los Estados Unidos, y alrededor del 52 por ciento eran mexicanos.
Trump ha dicho que deportaría o encarcelaría de 2 a 3 millones de personas que él cree, tienen antecedentes penales.
Aunque el Instituto de Políticas de Migración, con sede en Washington DC, lo contradice, pues estima que “hay cerca de 820 mil inmigrantes no autorizados con condenas criminales y de delitos menores”.
La especialista insiste, que la cosa es generar presión.
“Por ejemplo, también las empresas quieren implementar una verificación para toda las personas que tienen papeles para residir en EU. De esta manera van a comprobar que no se trate de papeles falsos. Y esto obviamente va a incrementar el crimen, porque con el pánico, la gente va a buscar organizaciones delictivas que les saquen papeles falsos.
“Pero también puede derivar en el incremento de la explotación y chantaje de los empresarios hacia indocumentados que van a aceptar trabajar por menos dinero, con tal de esquivar la verificación”.

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