7/18/2020

Frida Kahlo: icono, artista y mujer mexicana revolucionaria


16 de julio de 2020.

Fue mucho más que una simple artista; fue el icono de esa época por excelencia y trascenderá a todas las épocas venideras

Madrid, 13 jul. 20. AmecoPress/AireDigital.- Una de las pintoras mexicanas más reconocidas a nivel mundial es sin duda alguna es Frida Kahlo. A través de sus pinturas, no hizo nada más que retratar su realidad, aunque cruda representaba sólo una parte de su historia, pues no todo se trató de tragedia y también tuvo sus momentos de alegría.

¿Cómo fue la vida de Frida Kahlo?

Nace en 1907 en México. Hija de un fotógrafo húngaro y una indígena mexicana. Con tan sólo 6 años aparece su primera desgracia: la poliomielitis. Su segunda desgracia sucede con dieciocho años, un tranvía chocó con su autobús. Este accidente le trajo dos cosas. De una parte la invalidez. De otra parte, el descubrimiento de la pintura. Estas dos tragedias cambian su vida. Así que podemos imaginar cómo es su obra; una paleta que manifiesta tristeza, angustia. Su obra pictórica gira temáticamente en torno a su biografía y a su propio sufrimiento.

Tras el accidente de autobús recibe el alta en el hospital y la trasladan a su casa casi momificada porque la escayola le impide moverse. En este contexto surge su interés por la pintura.

Por esta época, Frida ya había comenzado a frecuentar ambientes políticos, artísticos e intelectuales. A través de Germán de Campo, un dirigente estudiantil muy admirado por Frida, conoció al comunista cubano Julio Antonio Mella quien vivía exiliado en México con su pareja de origen italiano, la fotógrafa Tina Modotti, a través de quienes Frida entró en contacto con el pintor Diego Rivera.
Frida y Tina entablaron rápidamente amistad y esta última empezó a llevar a Frida a las reuniones políticas de Partido Comunista de México, organización de la que ya formaban parte varios de sus amigos cachuchas y a la que también se incorporó formalmente Frida. Diego Rivera era militante del Partido Comunista desde 1922.
La obra de Frida Kahlo

La producción de la artista mexicana es un ejemplo de ese tipo de arte que sirve como poderoso instrumento con el que exorcizar la angustia de una realidad hostil. El signo trágico de su existencia, marcada por la lucha contra la enfermedad, había comenzado cuando a los seis años contrajo una poliomielitis que le dejó importantes secuelas. En 1925 sufrió un grave accidente de tráfico que le fracturó la columna vertebral y la pelvis. Además de imposibilitarle tener hijos, el accidente fue la causa de numerosas operaciones futuras y de una salud siempre precaria.

La paleta la salva y el pincel la libera. Instala un espejo en su cuarto para realizar autorretratos. Así, la pintura se convierte en su autoterapia y refleja su estado de ánimo. Fue autora de 150 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades por sobrevivir.

En septiembre de 1926 pintó su primer autorretrato al óleo que dedicó a Alejandro Gómez Arias. En esta primera obra emprendió una dinámica que continuaría el resto de su existencia: reflejar en sus cuadros los sucesos de su vida y los sentimientos que le producían.

En 1927 su pintura se volvió más compleja. Ese mismo año pintó el Retrato de Miguel N. Lira, un óleo sobre lienzo de 99,2 X 67,5 cm donde muestra a su compañero cachucha en un fondo muy particular y simbólico lleno de objetos y signos que aluden a su nombre. Apenas un año más tarde realizó el retrato de su hermana Cristina con líneas muy puras y tonos muy suaves.

A través de la pintura, que empezó a practicar en los largos meses de inmovilidad tras el accidente, Frida Kahlo reflejaría de forma soberbia la colisión entre su ansia de felicidad y la insistente amenaza de su destrucción, a la vez que conjuraba la dualidad irreductible entre los sueños (de amor, de hijos) y la realidad (dolor e impotencia).

Durante la convalecencia del accidente, sin poder ni siquiera incorporarse, comenzó a pintar tomándose ella misma como modelo principal. Le colocaron un espejo bajo el baldaquino de su cama y un carpintero le fabricó una especie de caballete que le permitía pintar estando acostada. Éste fue el inicio de una larga serie de autorretratos, tema que ocupa el grueso de su producción, de carácter fundamentalmente autobiográfico. En una ocasión afirmó: "Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco." En poco tiempo Frida desarrolló un vocabulario simbólico propio; con él acompañaba sus retratos para representar metafóricamente sus experiencias y sus pensamientos.
La relación de Diego y Frida

Mientras la vida de Frida Kahlo pasaba por los altibajos de su enfermedad y el accidente, Diego Rivera se dedicaba a recorrer el mundo para aprender más sobre la pintura, y se relacionaba con personalidades como Picasso, y Valle Inclán; además conocería a su primera esposa Angelina Petrovna Belova. Diego, ya era conocido por ser todo un ‘Don Juan’, y mientras estaba casado sostuvo una relación con la pintora Marevna Vorobev-Stebelska, con quien tiene una hija.

Para 1921, Diego Rivera regresa a México para pintar su primer mural en la Escuela Nacional Preparatoria, en donde conoce a una adolescente Frida Kahlo con la que apenas mantiene algunas conversaciones. Después de un segundo matrimonio -ahora con Guadalupe Marín-, y tras el trágico accidente de Frida, la relación entre ambos se intensifica.

"No hablaré de Diego como de mi esposo porque sería ridículo. Diego no ha sido jamás ni será esposo de nadie."

Frida Kahlo comienza a llevarle muestras de su trabajo a Diego Rivera, quien queda impresionado con su talento, y al poco tiempo ambos deciden casarse. Frida de 22 años y Diego de 43 contraen matrimonio en 1929 -el tercer matrimonio de Diego Rivera-, pese a que la madre de ella estaba de acuerdo con esta unión. Pero no sería una unión fácil o muy feliz, pues la pareja tuvo diversos conflictos, muchos de ellos por las infidelidades de Diego Rivera.

En 1935, Frida descubrió que Diego mantenía una relación son su hermana menor Cristina, por lo que ella decidió que su relación sería abierta, y comenzó a tener otras parejas no sólo con hombres, también con mujeres. En 1939, las infidelidades de ambos los llevaron al divorcio, pero no sería por mucho tiempo, pues un año más tarde volverían a casarse, mientras la salud de Frida se va complicando cada vez más.

El 13 de julio de 1954, Frida murió en su Casa Azul, misma en la que nació y vivió la mayor parte de su vida, y en donde se encuentran depositadas sus cenizas.

Frida Kahlo
Frida y la militancia

Frida Kahlo mostró sus intereses políticos desde sus tiempos en la educación secundaria, cuando estudiaba en la Escuela Nacional Preparatoria —ENP—, un plantel altamente influenciado por las ideas de la Revolución mexicana, de educación mixta —aunque a las 35 señoritas (entre 2.000 estudiantes) las separaban en los recreos—. Allí Frida, antes de cumplir los 15 años, se integró a “Los Cachuchas”, un grupo juvenil unido por intereses literarios, ideológicos y políticos. Desde entonces, y hasta el fin de sus días, su compromiso político fue una constante en su vida, con frecuencia retratada en sus obras pictóricas.

“Nací con una revolución. Que lo sepan. Fue en ese fuego donde nací, llevada por el impulso de la revuelta hasta el momento de ver la luz. La luz quemaba. Me abrazó por el resto de mi vida. Adulta, ya era toda llama. Soy de veras hija de una revolución, de eso no hay duda, y de un viejo dios del fuego al que adoraban mis antepasados”

Fotos: Archivo AmecoPress.

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