4/07/2010

Peregrina de la humanidad, un homenaje en el Centenario

Alma Reed, proyectó la cultura mexicana al mundo

Por Laura Romero

México, 6 abr 10 (CIMAC).- Su máquina de escribir fue su arma favorita; la letra y su alto sentido de la filantropía, sus municiones. La periodista Alma Reed, fue la pieza fundamental para vincular las ideas y los hechos, para proyectar la cultura nacional al mundo en los años 20, luego de la Revolución Mexicana.

A pesar de que Alma Reed no fue una mártir de guerra, fue una aguerrida defensora de los más desprotegidos y una de las principales difusoras del renacimiento del arte mexicano, en un periodo histórico en el que los mexicanos se descubrían a si mismos.

Aunque de origen estadounidense, sus vínculos profesionales y sentimentales siempre estuvieron ligados a México, por lo que como parte de los festejos del centenario de la Revolución Mexicana, el Museo Nacional de Historia (MNH), Castillo de Chapultepec, le rinde un homenaje.

El acervo resguardado en el Museo consta de unas 190 piezas entre vestimentas mestizas, aretes, sombreros, reportajes escritos de Reed, tipografías y publicaciones de la época, que dan cuenta de los pasajes de la vida y la labor periodística de Alma Reed.

Salvador Rueda, director del MNH, destacó la importancia histórica de personajes como Alma, de “articulación”, es decir, aquellos que no fueron protagonistas directos de los acontecimientos pero que desde sus trincheras ayudaron a difundir los sucesos, como fue el caso de Alma Reed.

Quienes la conocieron y los investigadores de su trabajo, se refieren a ella como la principal difusora del arte mexicano postrevolucionario y quien propició que esta vertiente se volviera parte de la actividad artística universal.

Nacida en San Francisco, California, Estados Unidos, en 1889, Alma Reed se distinguió por sus esfuerzos a favor de los débiles y necesitados. Uno de los acontecimientos más destacados fue la defensa que hizo en 1921 de un joven mexicano sentenciado a muerte a los 17 años de edad, en la nación norteamericana. Ganó el caso y motivó la implementación de reglamentos que ayudarían en la futura defensa de los migrantes.

El caso fue publicado por la prensa mexicana, por lo que el entonces presidente Álvaro Obregón, la invitó a visitar México. En su estancia, Reed se conoció a los muralistas José Clemente

Tanto las expresiones artísticas de los muralistas como los descubrimientos arqueológicos, fueron abordados por la periodista en una serie de reportajes que se publicaron en el New York Times.

A su regreso a Estados Unidos, el diario neoyorquino le encomendó una nueva visita a México, específicamente a Yucatán, donde conoció a quien se convertiría en el amor de su vida, Felipe Carrillo Puerto.

“Reed estaba convencida de que la responsabilidad del siglo XX era enlazar y ajustar cuentas con la historia; ella hacía justicia al ligar acontecimientos con el mundo, proyectaba a los creadores de la época como herederos de un pasado a partir del cual realizaron sus obras” destacó el historiador Rueda.

Su ideología encontró eco en la de Carrillo Puerto, hombre de tendencias socialistas que formó parte de las filas de Emiliano Zapata durante la Revolución Mexicana. Ambos se enamoraron al grado que el entonces gobernador de Yucatán (1922) se divorció de su esposa para poder casarse con Alma Reed.

Él fue, en cierta manera, el principal responsable de que a la periodista se le conociera también como “La Peregrina”, luego de que encargó un poema a Luis de la Vega, musicalizado por Ricardo Palmerín, hecho que la inmortalizó en la canción que lleva el mismo nombre.

“La peregrina de la humanidad”, Alma Reed, murió en la Ciudad de México, el 20 de noviembre de 1966.

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