Entre las primeras señaló seis líneas estratégicas que a continuación enumeramos. 1) La vinculación y cooperación con instituciones y organismos públicos defensores de derechos humanos a escala local, nacional e internacional, para crear sinergias entre ellos, enriquecer y ampliar la cultura de los derechos humanos, proteger mejor a las víctimas y fortalecer a la sociedad civil, a las instituciones académicas y a la propia comisión. 2) La consolidación del proceso de ciudadanización de ésta, entendida como el fomento a la participación sustantiva de la sociedad en espacios reales de toma de decisiones, y en la construcción colectiva y corresponsable de la cultura de los derechos humanos. 3) La reorientación de la investigación de las quejas por presuntas violaciones a los derechos humanos, atendiendo a los cuatro núcleos problemáticos del Programa de Derechos Humanos (PDHDF) aprobado en agosto del año pasado por los tres poderes de gobierno de la ciudad: seguridad humana, democracia y derechos humanos, sistema de justicia y grupos de población.
4) La reasignación de competencias de las visitadurías y otras áreas de la comisión conforme a los núcleos mencionados y a los grupos de población analizados en dicho programa: infancia; juventudes; pueblos indígenas; población lésbico-gay-bisexual-transexual-transgénero e intersexual; poblaciones callejeras; adultos mayores; personas discapacitadas; migrantes y refugiados, así como personas víctimas de trata y explotación sexual comercial. 5) El diseño e implementación de una serie de estrategias al interior y al exterior con miras a reforzar la ciudadanización de la institución: integración del propio consejo con ciudadanas y ciudadanos independientes y destacados en la defensa y promoción de los derechos humanos, y actividades de difusión, comunicación y educación. 6) Y finalmente, la promoción y el desarrollo de actividades de solidaridad social y ambiental. En síntesis, pues, seis grandes líneas estratégicas, a las que corresponden un total de 19 series de acciones distintas, pero relacionadas entre sí.
Dentro de las actividades correspondientes a la segunda línea estratégica, es importante subrayar el compromiso de la comisión por colocar en el centro de sus trabajos institucionales al PDHDF, buscando que este plan estratégico oriente y permee todas sus acciones y programas, así como su compromiso por impulsar la Carta por los Derechos Humanos en la Ciudad, para que este documento guíe las decisiones políticas y el quehacer cotidiano de las autoridades capitalinas. Y en un contexto marcado por el incremento de la inseguridad, sobresale también el posicionamiento de la comisión en el debate público y en espacios de interlocución de alto nivel, de una política consensuada e integral de seguridad ciudadana basada en la coordinación institucional, la profesionalización de los cuerpos policiales, los de investigación criminal, y la reducción y protección sistémica de las víctimas de delitos y de violencia. Todo esto con el propósito de fortalecer un nuevo modelo policial que genere confianza entre la ciudadanía y la policía.
Por ello, con base en otro esquema que incluya principios como la atención prioritaria a las personas, el respeto a la ley, a los derechos humanos y a la transparencia, la CDHDF apela por una transformación democrática del comportamiento arbitrario de las corporaciones policiales. Teniendo además en cuenta su importancia estratégica y su vulnerabilidad actual, por el contexto económico, político, social y de seguridad pública tan adverso en el que sobre todo a escala nacional transcurre hoy su vida, vale la pena también subrayar la iniciativa de la CDHDF de abrir espacios de expresión para la población juvenil, en los que las organizaciones de jóvenes y especialistas en el tema reflexionen y analicen conjuntamente la situación en la que hoy se encuentran las juventudes en México, y desarrollen propuestas de acción y de políticas públicas que realmente les favorezcan.
Y en esta misma línea, vale la pena destacar que el objetivo de las acciones de educación para la paz y los derechos humanos, particularmente de la población infantil, adolescente y juvenil, y demás actores que se vinculan con ellos, como profesores, padres de familia y servidores públicos, correspondiente a la quinta línea estratégica, sea el de crear conciencia del papel que representa esa población como personas sujetos de derechos, y la necesidad de desarrollar, a partir de valores como la tolerancia, el respeto y la solidaridad frente a la diferencia, una nueva cultura.
Hay que congratularse igualmente de que el nuevo y magnífico edificio de la comisión esté siendo puesto al servicio de la sociedad, de redes de estudiantes, instituciones y asociaciones, que hacen uso de sus instalaciones para llevar a cabo reuniones y actos de distinta naturaleza, pero orientados a la defensa, promoción, educación y vigilancia de los derechos humanos.
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