Pedro Echeverría V.
1. El sábado dos de octubre se cumplen 42 años del asesinato de estudiantes en la plaza de Tlatelolco por el ejército del gobierno de México. Durante 40 años los estudiantes han conmemorado esta fecha con grandes manifestaciones en la ciudad de México y algunas otras plazas del país. Pero es importante no olvidar que en ese mismo año de 1968 en otros países del mundo: Francia, Alemania, Italia, EEUU, se registraron con más o menos combatividad movimientos y confrontaciones como las de México contra la explotación y opresión capitalistas. ¿Qué quiere decir esto? Que en 1968 parecen haberse conjuntado todo el descontento juvenil de la década de los sesenta; pero que tampoco debe olvidarse que, con otras características, en Checoslovaquia el pueblo se rebeló contra el llamado “socialismo” autoritario y también sufrió una brutal invasión del llamado Pacto de Varsovia, en particular de la URSS.
2. Más que hablar o repetir actos heroicos, grandes manifestaciones o anécdotas de los dos meses una semana (del 26 de julio al 2 de octubre) que tardó el movimiento en México, parece más importante hablar del contexto mundial y nacional en que nació y lo que resultó de aquellas grandes luchas antiautoritarias que cambiaron modelos de familias, métodos en las iglesias, el autoritarismo en las escuelas, comportamientos juveniles, las relaciones sexuales, hizo aparecer las drogas, un música diferente, pero sobre todo impulsó el espíritu de rebeldía en todos los campos. En última instancia el anecdotario de confrontaciones con la policía en la toma de la UNAM y del Casco del POLI, de la elevación de la bandera de huelga en el Zócalo, de la gigantesca marcha de silencio, de la destrucción de coches estacionados en Chapultepec y la misma represión de Tlatelolco, sólo enseñan la brutalidad policíaca y del ejército.
3. Lo que en serio parece haber sido definitivo en las batallas de 1968 fue: a) la terrible guerra de liberación de Vietnam, b) la lucha antirracista de los negros en EEUU, c) La revolución cubana y otras guerrillas, d) los movimientos de liberación en África, e) la protesta juvenil en el mundo (liberación femenina, el rock, la marihuana, el LSD, el hippismo y la sicodelia) Eso y más se conjuntó para lo que luego se llamó “el corte histórico”, el cambio de rumbo. Es decir, 1968 sólo fue la “coronación”, el momento político, de los movimientos anticulturales que se venían dando en toda la década. Se habló incluso del existencialismo sartreano y más tarde de Marcusse y de la literatura Latinoamericana. ¿Y las comunas, el igualitarismo, los reventones, las barbas, el cabello largo, el pantalón de mezclilla y las faldas cortas? 1968 sólo fue la culminación, la acumulación comenzó con la revolución cubana.
4. Los jóvenes descubrieron que tras la llamada decencia, las buenas costumbre y palabras cordiales, se escondía la hipocresía, el engaño, el robo; que tras el vestido elegante, la corbata y los blancos puños de las camisas existían defraudadores de “cuello blanco” muy peores a los que aparecían retratados en sucesos de policía; se dieron cuenta que los discursos de los políticos de “los jóvenes del futuro” nada tenían que ver con la represión de que eran objeto. En fin, veían a diario que banqueros, empresarios, políticos, profesores, curas, sus mismos padres, eran cínicos, demagogos y engañosos que no se les podría guardar respeto alguno. Para encubrir el brutal autoritarismo reinante, se empezó a hablar de “choque de generaciones”, de descomposición de los jóvenes por la “música alocada”, por las drogas y el sexo, cuando en realidad era la educación autoritaria en todos los niveles la que estaba provocando el rechazo.
5. Las batallas estudiantiles/juveniles de 1968 demostraron que los jóvenes estaban hasta la madre con el sistema autoritario y represivo de los gobiernos y su policía que por todos lados exigía respeto y orden, la santa frase del positivismo del porfirismo. Los jóvenes decían: respeto a quien nos respeta y orden sin que nos lo impongan. “¿Por qué si ellos son unos farsantes nos quieren obligar a vestir como ellos y a cortarnos el cabello”?, preguntaban permanentemente el la casa, en la escuela, en el trabajo. Por eso en Francia se llenaron las paredes con la consigna: “Prohibido prohibir”. Por eso también en las escuelas –llenas de maestros autoritarios y despóticos- los estudiantes comenzaron a confrontarse con los profesores y fue por eso que pronto éstos aprendieron la lección. ¿Qué pasó con aquellas mujeres esclavas del hogar que recibían resignadas los puños del marido? Pues que comenzaron a organizarse y liberarse.
6. Cuando se revisan los resultados de los movimientos ya históricos de 1968 en el mundo, se observa una tremenda revolución en todos los campos. Aunque los movimientos fueron bárbaramente reprimidos y se registraron cientos de asesinados, pudiéndose decir que fueron derrotados, la realidad es que todo cambió. Fue en ese año cuando surgió en la iglesia el formidable movimiento de la teología de la liberación y en la misma iglesia reaccionaria comenzó un proceso de modernización. En 1968 en educación desaparecieron las sociedades de alumnos verticales y surgieron los comités de lucha horizontales; al mismo tiempo –ante los reclamos de los estudiantes- los profesores comenzaron a ser tolerantes. Aunque existían movimientos de liberación de la mujer, en 1968 surgieron muchos más comités en el mundo con personalidades como Simone de Beauvoir, Susan Sontag y otras. Y así hay más ejemplos.
7. Desafortunadamente hoy en el mundo las formas de dominación han cambiado. El capitalismo ha profundizado la explotación y obtiene -tapándolo con un manto- muchas más ganancias que le permite acumular más riquezas. Hoy se habla con mayor cinismo de libertad, misma que le sirve a los medios de información para propagar la ideología del individualismo y el consumo que esclaviza a la población, pero sin que ésta se de cuenta. 1968, indudablemente, fue un gran jalón de la historia; pero el capitalismo –así como la iglesia reaccionario- ha sabido reacomodarse para continuar vivo y con fuerza. Necesitamos organizar más movimientos como los de 1968 –en los que ya no sean solamente estudiantes- pero buscando que sean más radicales, es decir, que arranquen todos los males desde la raíz. ¿Pero realmente estamos pensando en transformar el mundo o sólo queremos conocer historias como forma de ilustrarnos?
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