8/12/2011

Los periodistas pal café....




Julio Hernández López: Astillero
Diariamente se viven a lo largo del país episodios dramáticos de abuso policiaco, militar y marino, y de comisión de delitos a cuenta de la guerra calderonista contra el narcotráfico, como los que de manera clara denunció ayer el poeta Efraín Bartolomé, a cuya casa en una colonia del Distrito Federal se introdujeron con violencia (obviamente, sin orden judicial alguna) policías enmascarados, cuyos atropellos, tranquila y colateralmente, fueron luego asumidos por el procurador de justicia del estado de Peña Nieto como parte de los incidentes relacionados con la detención de un delincuente apodado La mano con ojos.
Bartolomé relató, con calidad propia de su oficio, lo vivido esa madrugada dolorosa en la que, por fortuna, todo quedó en susto, destrozos domésticos, falta de respuesta institucional inmediata ante el llamado de un ciudadano en problemas y la comprobación de que en México se vive ya en un estado policiaco que no necesita reformas legales ni adecuaciones a leyes de seguridad nacional más que para convalidar en la letra lo que en los hechos se practica cotidiana y sistemáticamente. Siendo la suya una voz atendible, de resonancias (como la del poeta Sicilia), lo sufrido por Bartolomé encontró eco en diversos medios de comunicación (su narración, en http://j.mp/sBxur) y no quedó en el atiborrado archivo imaginario de las denuncias no presentadas, de los derechos no defendidos, del silencio autoimpuesto por temor e impotencia.
Pero, a pesar de la contundencia de los hechos expuestos, de la viva relatoría elaborada por Bartolomé, la procuraduría de justicia del estado de México (institución ampliamente recordada a nivel nacional por el increíble tejido de mentiras impías con el que cubrieron el caso de la niña Paulette) simplemente se permitió ofrecer sus disculpas al referirse con un cínico giro eufemístico a que en busca de capturar a la mencionada mano óptica se habían realizado tres revisiones domiciliarias.
El procurador peñanietista Alfredo Castillo no tuvo ojos para avizorar la presunta comisión de varios delitos en el actuar policiaco descrito por el poeta Bartolomé (allanamiento de morada, abuso de autoridad y otros etcéteras) ni manos para ordenar investigaciones que buscaran restablecer un mínimo sentido de justicia. Sólo tuvo entusiasmo para encomiar la detención del presunto magno sicario también apodado El compayito, elevándola a niveles históricos, a punto de declarar la fecha como día de fiesta estatal (¿un adelanto de la sombría vocación represiva del Primer Copete del País, al estilo del actual ocupante de Los Pinos, cuyo mayor asomo de estadista es el saber los apodos de los principales delincuentes y llevar entusiasta registro de capturas, persecuciones, cambios de bando y otros detalles del bajo mundo estupefaciente?)
Tampoco hubo mayor explicación de la causa por la cual la procu del virtual candidato presidencial priísta dio la cara y, por lo que se deduce, encabezó un operativo de policías federales, mexiquenses y del Distrito Federal para apresar en una colonia de esta última demarcación al presunto capo sanguinario, de nombre Óscar Osvaldo García Montoya. El procurador del estado de México señaló que se trataba de un operativo conjunto, elogió la colaboración de las tres instancias involucradas y citó por nombre a los funcionarios que coordinados ayudaron a tal captura.
Pero una acometida como la de ayer en una colonia capitalina, con resultados como los descritos por el poeta Bartolomé respecto a su casa (y a sabiendas de que episodios similares se vivieron cuando menos en otros dos domicilios) no pueden ser vistos con displicencia ni darse por satisfechos a partir de una disculpa al paso. Hasta ahora, la ciudad de México se ha mantenido más o menos a salvo de la ola de violencia que se ha vivido en otros puntos importantes del país, aunque en zonas conurbadas con el estado de México la violencia del narcotráfico va creciendo. Ayer, en la colonia Torres de Padierna, se cometieron presuntos delitos que deben ser perseguidos por las propias autoridades (¿Marcelo Ebrard podría restarle un poco de atención a su campaña prematrimonial y demandar castigo a quienes hubieran cometido tales agravios? Ayer mismo, en cambio, habló de que no debe haber miedo, en referencia a Peña Nieto, pero no por el caso de Bartolomé y demás, sino en asuntos de competencia electoral abierta. Hay prioridades). De otra manera, se estará abriendo la puerta a la violencia impune que desde flancos gubernamentales y delictivos (técnicamente son distintos) ha desgarrado el tejido social y ha destrozado la vida pública en muchas otras partes del país.
Otro poeta sufría ayer una suerte de incursión desde el poder. Jorge Carpizo, convertido en asesor de Javier Sicilia, se apropiaba de una parte del foro de la lucha ciudadana contra la inseguridad pública al ser invitado, junto con el rector de la UNAM, a dialogar con Felipe Calderón para analizar la propuesta que el ex procurador y ex secretario de Gobernación durante el mandato de Carlos Salinas de Gortari presentó en acto universitario a partir de las conclusiones de un congreso sobre la materia. Con esa maniobra, Calderón se hace de interlocutores que diluyan, compartiéndolo, el capital propio de Sicilia y el movimiento por la paz, y se fabrica salidas institucionales en caso de que volviera a estallar el grito de Estamos hasta la madre y la inconformidad cívica hasta hoy expresada en verso se saliera de cauce.
Astillas
El presidente del tribunal electoral federal, Luna Ramos Alejandro, trata de reconstruir imagen a partir del distanciamiento verbal con el estilo de su antecesora (reconociendo, por ejemplo, el error de la cena en casa de la entonces presidenta del Trife con personeros del peñanietismo cuando el gobernador mexiquense estaba sujeto a un proceso). También busca devolver credibilidad a ese ente mediante declaraciones de independencia de criterio y de no alineamiento con banderías partidistas. Y, mientras la PGR ha nombrado nuevos delegados (gulp), ¡feliz fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx


A fines de julio el subsecretario de Hacienda, Gerardo Rodríguez, presentó un informe de los programas de financiamiento a Pymes (pequeñas y medianas empresas) ante los asistentes a la reunión anual de la APEC, organizada por Nacional Financiera. Citó que el número de empresas beneficiadas por los programas de Nafin llega a 611 mil durante este año. Sorpresivamente, ayer, el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, lanzó un refrito del programa, se llama Estrategia de Financiamiento del Gobierno Federal a las Pymes, sólo que al parecer se hizo bolas con las cifras. Dijo que el crédito alcanzará los 75 mil millones de pesos, en beneficio de 175 mil Pymes, lo que representa un incremento de 30 por ciento con respecto a 2010. ¿Cuántas son entonces? ¿Las 611 mil que mencionó el subsecretario o las 175 mil que dice el secretario? ¿O las 175 mil deben sumarse a las 611 mil? ¿Y en qué ciudades se encuentran? Hay un clamor en el sector por la falta de crédito. Probablemente ninguna de esas cifras sea exacta. Y si fueran ciertas, ¿está usando recursos públicos el joven Cordero para autopromoverse? Sin lugar a dudas emplea el micrófono de Hacienda para abrirse camino hacia Los Pinos, pero una cosa es el micrófono y otra son los dineros. Ya lo cuestionaron dos aspirantes, Enrique Peña Nieto y Santiago Creel, para que decida entre ser candidato y miembro del gabinete.
Televisa, Apple
No obstante el poder político que tiene Televisa, no es ni con mucho una empresa que sobresalga a nivel mundial por su valor comercial. Si alguien quisiera comprarla hoy –y si Emilio III y sus socios quisieran venderla– tendría que desembolsar 88 mil millones de dólares. El valor de sus acciones ha sido alcanzado también por las turbulencias de estos días. En contraste, Apple conquistó el primer lugar entre todas las empresas del mundo; su valor en bolsa es de 345 mil millones de dólares. Y el hombre que está detrás de la compañía, Steve Jobs, ni remotamente pensaría en poner en la Casa Blanca al próximo presidente de Estados Unidos.
Agorero del desastre
El economista Nouriel Roubini predijo con asombrosa precisión la crisis que estalló a finales de 2007, cuando Estados Unidos se hundió en la recesión. Ante la nueva ola de turbulencia dice que el riesgo de una nueva recesión global es mayor a 50 por ciento y que los próximos dos o tres meses veremos la dirección que toma la economía. Roubini revela que él está poniendo todo su dinero en cash. No es tiempo de poseer activos de riesgo, dice. Se refiere a acciones de empresas, bonos gubernamentales, incluso oro.


Tanto el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) como el Evalúa DF (Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del DF) han elaborado y presentado recientemente mediciones multidimensionales que muestran la evolución de la pobreza en el país. En entregas previas (29/07/11 y 05/08/11) presenté resultados de ambas mediciones y critiqué la metodología del Coneval. Hoy comparo los resultados 2008-2010 de ambas mediciones.
1. Ambas coinciden en que la población carenciada en el país es superior en 2010 al 80 por ciento de la población total: 80.7 por ciento según el Coneval (90.8 millones de personas) y 82.9 por ciento (93.3 millones) para el Evalúa DF. Sin embargo, las diferencias empiezan a mostrarse en la manera en la que se subdividen esos 91 o 93 millones: para el Coneval sólo son pobres 52 millones, mientras los demás carenciados (38.8 millones) son sólo vulnerables, término que nunca discute conceptualmente, sino que queda definido por el criterio empírico: son vulnerables los que tienen una o más carencias sociales o un ingreso inferior a la línea de bienestar (LB), mientras son pobres los que se encuentran en ambas situaciones (en cuyo caso aplica la conjunción y en vez de o). (En términos matemáticos: unión e intersección de conjuntos).


Como parte del estire y afloje del presupuesto 2012 (que el inquilino de Los Pinos presentará a más tardar el 8 de septiembre) y de la campaña electoral con miras a 2012, tricolores y blanquiazules protagonizan un pleito de cantina que, suponen, ganará el que más grite. El aparente centro del conflicto es el crecimiento de la deuda pública federal y el correspondiente a los estados de la República. Entre ellos se echan la bolita, y la novedad es que los primeros piden más recursos presupuestales para los mandatarios locales, mientras los segundos contestan que de ninguna manera, porque se lo gastarán en cualquier cosa, menos en amortizar pasivos.
Las huestes del inquilino de Los Pinos, en defensa de lo indefendible, aseguran que el régimen calderonista ha sido muy prudente en eso de endeudarse, algo, afirman, totalmente contrario a lo que han hecho los gobernadores (los panistas no, desde luego, según dicen), quienes han llevado al extremo el saldo de sus respectivos débitos. El reclamo de los tricolores, por su parte, es a la inversa: Calderón ha endeudado al país hasta la médula, mientras los mandatarios estatales (especialmente los priístas, de acuerdo con su versión) en este renglón han actuado con extrema cautela. La bancada priísta en San Lázaro ya dijo que se requiere mayor participación presupuestal para los estados, mientras el corral panista ya dijo que por allí no va la cosa, y cada uno de los participantes cada día grita más fuerte.
Lo cierto es que el actual inquilino de Los Pinos (el mismo que histéricamente calificó de peligro para México a su rival, pues sus grandes ideas no son más que deuda y más deuda para todos) ha llevado a un máximo histórico el nivel de deuda pública federal, al incrementarlo en alrededor de 134 por ciento. Por el lado del débito de los estados, el aumento de diciembre de 2006 al cierre de marzo pasado creció 97 por ciento, en números cerrados, de acuerdo con la estadística de la Secretaría de Hacienda. La pregunta, en ambos casos, es ¿para qué tanta deuda, si su efecto positivo no se observa por ninguna parte, ni en lo federal ni en lo estatal? La economía se mantiene en el raquitismo, la generación de empleo en la lona y el bienestar de los mexicanos debajo de la alfombra. Entonces, ¿en qué se han utilizado los recursos provenientes de la deuda? En pagar deuda.
Si se suman todos los renglones del débito público federal, el saldo ronda los 4.36 billones de pesos (a junio de 2011), contra 1.98 billones en diciembre de 2006. Lo anterior se traduce en que a cada mexicano (incluidos los recién nacidos) cada día le toca pagar más por una deuda que no se traduce en crecimiento, empleo y bienestar. En 2006, la deuda por habitante fue de 18 mil 912 pesos; a estas alturas, y para vivir mejor (Calderón dixit), les toca casi 39 mil pesos, sin considerar la rebanada que les corresponde por deuda de los estados.
Esta última, al cierre del primer trimestre de 2001, suma 315 mil millones de pesos, equivalente a 2.3 por ciento del producto interno bruto nacional. El débito público federal equivale a 31.3 por ciento de ese mismo PIB, de tal suerte que no se sabe qué es lo que los panistas intentan defender, sobre todo cuando se documenta que tal deuda reporta un crecimiento de 133 por ciento durante el calderonato, es decir, exactamente lo contrario de lo que prometió en su campaña electoral. Cierto es que la defensa del hueso provoca dichos y acciones increíbles, pero a la borregada blanquiazul de plano se le pasa la mano.
Por el lado de los estados, los panistas aseguran que todos los gobernadores (salvo los suyos, desde luego) han llevado al extremo el nivel de endeudamiento. Aquí juntan mentira con verdad, y creen que de ellos les resulta una tesis medianamente creíble. Pero no, no es así. Por ejemplo, el gobernador cristero de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, durante su estancia en el puesto incrementó el débito estatal (hasta diciembre de 2010) en la friolera de 290 por ciento, de acuerdo con la estadística de la Secretaría de Hacienda. Al cierre del año pasado, la deuda estatal ascendió a 7 mil 632.2 millones de pesos; cuando se instaló, en septiembre de 2006, el saldo era de mil 972.4 millones.
Eso por el lado de los blanquiazules. Por el de los tricolores está el caso del suertudo ganador de la lotería, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien incrementó la deuda veracruzana en 500 por ciento, y ahora los habitantes de ese bello estado de la República deben prorratearse el pago de 21 mil 500 millones de pesos. Otro panista destacado en estas lides fue el gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, quien incrementó el débito estatal en 319 por ciento, hasta dejarlo en 2 mil 603 millones de pesos. Otro caso: durante su gestión, el tricolor José Natividad González Parás tuvo a bien incrementar el saldo de la deuda de Nuevo León en 221 por ciento, hasta incrementarlo a más de 27 mil millones. Y así por el estilo: a los excesos de un gobernador priísta, corresponden los de un gobernador panista, de tal suerte que el pleito de cantina no tiene como objetivo corregir los abusos y utilizar el mecanismo de la deuda para impulsar el desarrollo nacional, sino simplemente darse hasta con la cubeta con fines electorales, que al final no son ellos los que pagan el festín
Los perredistas tampoco lo han hecho mal. Está el caso de Leonel Godoy, en Michoacán, que reporta un aumento de la deuda estatal cercano a 100 por ciento, algo similar a lo que hizo la carismática Amalia García durante su estancia en palacio de gobierno en Zacatecas. El ex gobernador perredista en Baja California Sur, Narciso Agúndez Montaño, incrementó la deuda estatal en 220 por ciento. Por si alguien pregunta, el débito del Distrito Federal ha crecido alrededor de 20 por ciento, proporción prácticamente igual a la que reporta el góber encopetado, Enrique Peña Nieto, en el estado de México. Ahora que las palmas se las lleva el ex gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, quien durante su ejercicio gubernamental modestamente aumentó el saldo de la deuda estatal en mil 200 por ciento.
Pero que los políticos, de cualquier color, no se preocupen: las barbaridades que cometen las pagan los mexicanos.
Las rebanadas del pastel
¡Felicidades!, porque para la economía mexicana “no hay evidencia de una recesión… sí la hay de una desaceleración”, anunció Ernesto Cordero con bombo y platillo, lo que quiere decir, según él, que no hay de qué preocuparse, pues si bien de nueva cuenta pasará a cuchillo a los mexicanos, ahora lo hará más suavecito.
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Los capos de todos los tiempos y nacionalidades gustan tener a su lado a mujeres bonitas, sensuales. Rubias la mayoría. El cine y las novelas documentan esta preferencia y muestran cómo los capos de antes, los de la mafia italiana, por ejemplo, buscaban que sus amantes no fueran famosas. Nada de cetros o cosa parecida porque atraían los reflectores y a la policía. Discreción ante todo.
Sin embargo, las cosas han cambiado: especialmente los capos de México, Colombia o Perú se muestran felices de lucir a reinas de belleza o a modelos espectaculares. Algunos llegan a tener varias a la vez. La costumbre comenzó en Colombia, país de reinas, durante otro reinado: el de los cárteles de Cali y Medellín. Pronto cundió por el resto del continente. Lo que sí no ha variado es el código de honor de que la amante de un capo le debe fidelidad.


Sin grandilocuencia ni pretensión pero sí mucha energía, tras 10 años de trayectoria, el cuarteto de Atlanta, Georgia, Black Lips (no confundir con el blues rock de los Black Keys, de Ohio, y menos con el pop amable de los Black Kids, de Florida), emite el que quizá sea su mejor álbum a la fecha: Arabia Mountain (2011), séptimo en su haber.
Desde su aparición en 2001, la banda ha sabido combinar con tino el garage-punk de los años 70, con destellos de pop, siempre con un deliberado sonido sucio y desenfrenadas actuaciones (en México han tocado en 2008 y 2010). Espléndidos temas quedaron plasmados en su debut Black Lips (2003), en su tercer plato Let it bloom (2005), pero sobre todo en su magnífico cuarto disco, Good bad not evil (2007); sin embargo, en su sexta entrega, 200 million thousand (2009), los signos de inercia y desgano fueron evidentes.

El Correo Ilustrado
Al rector de la UNAM
José Narro Robles (atención organizaciones de la sociedad civil): Después de una guerra, los pueblos utilizan todos sus recursos para salir del fondo. Celebramos que usted, rector, no nos deje solos con los 7 millones y medio de jóvenes de la sociedad civil que no estudian ni trabajan. En Zacapu, Michoacán, 950 alumnos acaban de terminar la preparatoria y no tenemos universidades públicas, por lo que muchos engrosarán las filas de los ninis de este país.Continuar


Ala sombra de los grandes sucesos que sacuden el mundo y ganan los titulares de los medios, la reorganización geopolítica sigue su curso, inexorable, afianzando el multilateralismo y la emergencia de nuevos hegemones regionales. En Sudamérica la crisis imperial sigue alentando reacomodos silenciosos que están labrando una nueva relación de fuerzas. El 28 de julio Ollanta Humala se ciñó la banda presidencial de Perú, echando por tierra la recién estrenada Alianza del Pacífico con México, Chile y Colombia, que buscaba reposicionar la alicaída hegemonía de Washington.Continuar


Una y otra vez la terca realidad convalida la propuesta sugerida por el EZLN para destrabar el conjunto de nudo que impide la formulación de un proyecto de nación incluyente, justo y democrático. Quizá con el tiempo haya quienes olviden las propuestas formuladas por el EZLN durante el proceso de negociación realizado entre el gobierno federal y los zapatistas en los años 1995 y 1996.Continuar


Por primera vez, a cien años de fundada por Sigmund Freud, la semana pasada se desarrolló en México el congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional (la edición 47). Dos mil 500 integrantes de casi todas las asociaciones sicoanalíticas del mundo se dieron cita en el World Trade Center para debatir los conceptos de siempre: la sexualidad, los sueños y el inconsciente.Continuar



Durante décadas, decir cine mexicano era mencionar a Jorge Negrete, Pedro Infante y Cantinflas. El mundo los reconocía como nuestros grandes embajadores culturales, y el pueblo mexicano y latinoamericano los veía como sus ídolos indiscutibles.
Los dos primeros, porque eran la aspiración del ser varonil y además dulce sueño de las mujeres; el último, por ser el campeón de los desposeídos, de los desarrapados. Donde ellos estuvieran las multitudes los abrazaban y sus obras fílmicas se consumían a manos llenas. Como se decía en ese entonces en el medio fílmico, eran cheques al portador.



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