8/10/2011

El verdadero ataque a Facebook

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Imagen del tweet en el que Anonymous asegura que no todos los miembros están de acuerdo con la Operación Facebook.

Hace tan sólo unos días, el grupo de hackers y ciberactivistas Anonymous publicó un vídeo en el que, con una voz distorsionada, anunciaban “Operation Facebook”: el 5 de noviembre (conocido en el Reino Unido como “La noche de Guy Fawkes” o “Noche de la hoguera) planean destruir Facebook.

El principal motivo que el grupo ofrece en el video es que Facebook usa y vende la información de sus usuarios; además, reclaman que todo lo que el usuario hace o sube a esta red, se vuelve inmediatamente propiedad de ella y que es imposible borrar el perfil.

Sea cierta o no, exitosa o no la declaración de Anonymous, pone en perspectiva uno de los temas que desde hace tiempo he tocado en este espacio: la responsabilidad del usuario.

Anonymous hace declaraciones bastante fuertes en su vídeo que son parte de muchas teorías conspiratorias: Facebook vende la información de sus usuarios al gobierno. Desde hace tiempo, Mark Zuckerberg (fundador de Facebook para quien a estas alturas no esté al tanto) se ha dedicado a declarar que lo anterior es totalmente falso y que jamás jugaría de esa forma con los datos de 750 millones de personas. Evidentemente, sería bastante estúpido por parte de Zuckerberg reconocer públicamente esta acusación si fuese cierta, pero también, el tener la vida de 750 millones de personas depositada de forma digital seguro despierta suspicacias; lo cierto es que aún no hay nada que pruebe lo que dice Anonymous (sí, sé que esto puede pecar de inocente), y por lo tanto, no podemos estar seguros de que el FBI tenga nuestra dirección, las fotos de nuestro último viaje o el comentario al que hace unas horas le dimos “Me gusta”.

Sin embargo, Anonymous acierta bastante al criticar una de las cuestiones de Facebook que, seguramente muchos que no leímos las “Condiciones de uso” al abrir nuestro perfil, podríamos llegar a sufrir: la información que publiquemos en Facebook le pertenece a la empresa en el momento en el que la subimos y es imposible cerrar el perfil.

Esto quiere decir que, de ser cierta la primera acusación de Anonymous y Facebook fuese parte de una conspiración mundial para obtener los datos de millones de personas, Facebook y todas las instituciones a las que les pase nuestra información ya tienen todo lo que hayamos subido a nuestro perfil ¿Y lo peor? Nosotros mismos aceptamos hacerlo.

Por supuesto, la situación tampoco es tan extrema: siempre cabe la posibilidad de borrar todo lo que hayamos subido a la red, sin embargo, cabría ver si Facebook guarda un registro o almacena de alguna manera la información que se sube a sus servidores ¿Será posible esto? ¿En verdad le servirá de algo a Facebook saber qué fotos nos gustan o quiénes son nuestros amigos?

Basta pensar la cantidad de espacio que se requiere para almacenar la información de 750 millones de usuarios, y contando, que no hay que olvidar que la cifra aumenta diariamente.

¿Está dispuesto Facebook a invertir millones en servidores que sostengan y almacenen toda esa información? Por supuesto que los tiene, pero la pregunta aquí es ¿Quiere o necesita hacerlo? Particularmente ¿Necesita o quiere Facebook la información que eliminamos de nuestros perfiles? Aquí es donde usted, querido lector, hace sus propios juicios y decide desarrollar sus propias teorías de conspiración.

Insisto, despierta muchas suspicacias el que, a diferencia de redes como Google +, Facebook haga suya la información del usuario. Sin embargo, cabría tener en consideración lo anterior.

Incluso al interior de Anonymous existen dudas de sus propias acusaciones. Un tweet publicado el día de ayer afirma que “Operación Facebook” no está siendo organizada por todo el equipo de hackers. “(…) #OpFacebook está siendo organizada por algunos Anons [acrónimo de Anonymous]. Esto no significa que todos los miembros de Anonymous estemos de acuerdo con ella”.

Al parecer, ni siquiera el grupo mismo está seguro de su simbólico ataque, representado con la máscara de V, personaje creado por Alan Moore para su novela gráfica “V for Vendetta” (inspirado a su vez, por Guy Fawkes y su plan de volar el parlamento inglés el 5 de noviembre de 1605), llevada al cine en 2006.

Existen, pues, muchas dudas en torno a este anuncio: ¿En verdad se realizará la #OpFacebook? ¿Será exitosa? ¿Son ciertas las acusaciones de Anonymous?, son las tres principales preguntas que yo plantearía.

La única respuesta posible que se me puede ocurrir ante estas dudas está en nosotros, los usuarios. Las grandes compañías podrán jugar con nuestra información en la medida que nosotros se los permitamos. No pararé de afirmar que uno de los mayores capitales actuales del mundo somos los usuarios, pues somos portadores de información en cantidades infinitas, el anterior capital más preciado en la era de la información.

Podrá sonar muy descarada, pero la declaración de Zuckerberg en el pasado G8 no deja de ser cierta: no hay por qué publicar algo en Facebook que no nos gustaría ver en la primera plana de un periódico.

Las redes sociales no son precisamente un monstruo o un enemigo a combatir. Son creaciones desarrolladas para la interacción, e incluso, para determinados tipos de interacción. No olvidemos que existen cientos, tal vez miles, de redes sociales especializadas en distintas funciones o necesidades.

Si queremos atacar a Facebook no es necesario que un grupo anónimo de ciberactivistas haga un complot por nosotros para destruir una red de la que nosotros mismos decidimos formar parte. El verdadero ataque lo hacemos nosotros, con nuestras decisiones y nuestras acciones en la red.

La practicidad e inmediatez del Internet ha hecho que en muchos casos olvidemos que como usuarios de la red, y particularmente, de las redes sociales digitales, tenemos una serie de responsabilidades que nos llevarán al buen uso de estos espacios. Retomando la cita de Zuckerberg, no sólo no publicaría en Facebook algo que no me gustaría ver publicado en la primera plana de un periódico, sino que no haría pública información que no me gustaría que el FBI tuviese, de ser ciertas las teorías conspiratorias.

Es curioso que aunque aún no se haya llevado a cabo la Operación Facebook ya nos ha arrojado dos lecciones importantes: la primera es recordar nuestra responsabilidad para con nosotros mismos a la hora de sumergirnos en la red y la segunda es que, por tediosas que sean, vale la pena leer las “Condiciones de uso” de cualquier producto.

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