5/15/2012

Las herencias



Alberto Aziz Nassif

    Las campañas por la presidencia muestran pesadas herencias que son las debilidades de los candidatos. Las estrategias mediáticas son para modular esas herencias e incluso desaparecerlas, de tal modo que el votante se encuentre a los candidatos con un pasado difuminado. ¿Cuáles son estas herencias?

    Cuando llegamos a la mitad de las campañas, los tricolores sonríen porque el debate, gran desafío para su candidato, fue una prueba superada. Sin embargo, en cuanto Peña se enfrenta a auditorios no controlados le pasa lo que le sucedió en la Universidad Iberoamericana: lo abuchean. Las otras campañas tratan de apresurar el paso, pero la enorme diferencia con el puntero complica la tarea. López Obrador avanzó, pero no suficiente como para haber cambiado el ritmo, y Josefina se rezaga sin poder remontar, mientras el gobierno de Calderón sale al rescate.

    Peña Nieto, el candidato de imagen juvenil pero con una herencia difuminada, trata de ocultar los intereses oligárquicos que lo sostienen (mediáticos, empresariales, corporativos). ¿Por qué es el puntero? Hay factores que se comprueban después del debate, no hay nada extraordinario, salvo la enorme mediatización de su figura y el despliegue de una maquinaria muy eficaz. Es el PRI de siempre que en cada acto de campaña se muestra como ha sido toda la vida, la diferencia es que hoy tiene enfrente 12 años de un panismo gobernante que ha decepcionado y, sobre todo, el desastre de una estrategia de seguridad que ha dejado más de 50 mil muertos. Peña flota en los actos de masa acarreadas, públicos que lo ven como una superestrella o el galán de una telenovela. Los intereses detrás de Peña Nieto no son los compromisos que firma públicamente, sino la estructura oligárquica que lo sostiene, creo que así lo vieron los estudiantes de la Ibero que lo repudiaron.

    Josefina no crece porque trae la herencia de los 12 años del panismo y no presenta novedades, porque el futuro del que habla es el presente. Su lema de diferencia ha quedado difuso. Ha cometido errores estratégicos, como la intención de debatir sólo con Peña Nieto. Vázquez Mota tira su ventaja inicial, desaprovecha su condición de género. La candidata panista se ubica muy cercana a los intereses empresariales, les promete reformas laborales flexibilizadoras. No ha encontrado su tono, no ha podido establecer las diferencias, está atrapada de las herencias del calderonismo y según varias encuestas ya se ha ido al tercer lugar (El Universal, 14/05/2012).

    López Obrador trae consigo las herencias de 2006. Se quiere posicionar como el candidato del proyecto alternativo, de la equidad y el acento redistributivo. Pero AMLO es ahora un candidato que navega desde atrás, con las enormes cargas negativas que le dejó el movimiento poselectoral de hace seis años. Hoy se ha movido al centro, pero se le dificulta convencer a los que lo abandonaron, a las temerosas clases medias o a los que nunca lo han querido, como ciertos grupos empresariales que en esta campaña muestran un acotado interés en su propuesta. AMLO en 2012 cambia el tono, trata de reconciliarse, deja atrás estridencias y adjetivos, se reúne con todos los que hace seis años no quiso ver, les habla a los cercanos y a los lejanos y trata de ampliar su coalición. Su reto es generar confianza, para lo cual muestra todas sus cartas, gabinete, reformas, cifras y hasta sueldos. La paradoja es que hoy es un candidato más sereno y con propuestas plurales, pero está mucho más lejos de la presidencia que en 2006. A pesar de todo, AMLO es, como dice Jesús Silva-Herzog Márquez, el único que nombra la estructura oligárquica del poder en México, y creo que es el que podría empezar a moverla, en vez de aliarse con ella, como ha hecho la derecha de PAN y de PRI, quizá por eso ha empezado a crecer de nuevo.

    Quadri es sólo es una pieza menor en el tablero de Elba Esther Gordillo, esta es su herencia que cada día le será más costosa. No hay que dejarse engañar, ni un voto al Panal.

    En estas semanas han circulado diversas hipótesis sobre lo que puede significar esta elección con las herencias que hemos visto: un 2000 al revés, es decir, más de lo mismo pero ahora con un regreso del PRI, que tiene como discurso el cuento del cambio. También se pensó que se podría repetir el 2006, pero sin dramatismo ni polarización, con una opción entre otro gobierno de derecha o una opción de izquierda. Pero las mediciones electorales indican que a media campaña nos mantenemos frente a una tercera hipótesis: un resultado similar al de 1994, sin las tragedias de aquel año, con un puntero muy adelante y dos segundos lugares cercanos entre ellos.

    En la segunda parte de la campaña habrá que observar cómo se manejan las herencias y si cambian las expectativas o seguimos frente a un resultado “inevitable”. Ya veremos…

    Twitter: @AzizNassif

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