5/16/2012

Madres en condición de calle sufren agresiones del DIF


Les arrebata a sus hijos y viola sus derechos


Por Gladis Torres Ruiz

México, DF, 15 may 12 (CIMAC).- A las niñas y mujeres que son madres en situación de calle en México, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) les arrebata a sus hijas e hijos con el argumento de que no tienen condiciones “morales y económicas” para mantenerlos consigo, denunciaron organizaciones civiles por los derechos de la infancia.

Cindy Trejo Ocampo, secretaria técnica de El Caracol, agrupación que defiende y visibiliza a las poblaciones callejeras de esta capital, indicó que por su condición de madres, estas niñas y mujeres padecen mayor exclusión social al carecer de los servicios de protección del Estado (como guarderías o atención en salud) por no contar con un domicilio fijo y documentos que sustenten su existencia jurídica.

Trejo Ocampo señaló que “la mayor parte de hijas e hijos de jóvenes callejeras es referida a instituciones privadas, donde se define si salen o no, o si los ve o no la mamá, lo cual es absolutamente ilegal porque no tiene ninguna atribución”.

Estas niñas y niños por lo regular corren con la misma suerte que su progenitora, ya que a pesar de que tienen a “su mamá que está buscándolos, que va a las visitas, que pregunta por ellas y ellos”, no se les permite salir y se rompen así las redes familiares.

Si la mamá se mueve a otro lugar, las y los hijos se quedan sin grupos de referencia afuera, y cuando salen no hay una comunidad que los  reciba, por lo que muy probablemente terminarán en condiciones de muy alta exclusión y probablemente en las calles, abundó Trejo.

La activista consideró que este tipo de acciones son contraproducentes, toda vez que cuando las mujeres tienen a sus hijos con ellas les sirven como elemento de cuidado, protección y motivación para que dejen su condición de calle.

FAMILIAS DESINTEGRADAS

La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y la Alianza Mexicana de Poblaciones Callejeras, han denunciado que argumentando políticas de protección a la infancia el DIF nacional, a través de su programa “De la calle a la vida”, lleva a cabo programas locales en coordinación con las secretarías de Seguridad Pública estatales y las policías preventivas para “levantar” a las personas en situación de calle.

Lo anterior a través de actos intimidatorios, destrucción de sus casas y pertenencias, así como amenazas a las madres de niñas y niños de perder la patria potestad.

Trejo Ocampo señaló que tienen casos en el que el DIF-DF ha realizado este tipo de practicas, y sin ningún juicio de por medio a las madres “no se les permite ver a su hijos, se les prohíbe acercarse a ellos y se les exige que salgan de la calle como condición para poder verlos”.

Es decir, “no se considera que el fenómeno callejero tiene que ser abordado de manera integral, y la solución que se encuentra es separar a las familias, en lugar de fortalecer condiciones que puedan posibilitar que la familia completa salga de la calle y tenga otro modo de vida”.

El Caracol indica en su página web que existen muchas iniciativas estatales que califican de irresponsables e incapaces a las madres en condición de calle, quienes ven violentados sus derechos sexuales y reproductivos al no reconocerles el derecho a decidir y ejercer su maternidad.

DE LA POBREZA A LAS CALLES

Para 2009 más de la mitad de la población infantil del país se encontraba en situación de pobreza patrimonial (62.2 por ciento) y uno de cada cuatro niños y niñas (28 por ciento) no tenía los ingresos suficientes para cubrir sus requerimientos alimenticios, según la oficina en México del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef-México).

La Redim afirmó que las crisis económicas determinan de manera alarmante el crecimiento en el número de personas que viven y trabajan en la calle.

“Esta población proviene de grupos familiares y de comunidades populares a las que no se les proporcionan servicios básicos y que –como resultado de una pobreza histórica– no cuentan con herramientas para la crianza y la educación; por ello son comunes las historias de maltrato, desintegración y/o abandono”, explicó la organización.

“En la calle se sufre, a veces no tienes que comer. La mona (solvente) te quita el hambre y te sale en 10 pesos. A veces los rucos tratan de comprarnos en la calle, por un rato te dan 100, pero luego sale más caro porque nos quedamos embarazadas”, dice Karina, alias “la Karis”, de 15 años de edad.

“Me salí de mi casa porque me cansé de ver cómo mi padre le pegaba y le hacía muchas cosas a mi mamá y a nosotras –tres hermanas más–. Un día mejor no regresé. En la calle las mujeres sufrimos más que los hombres; (ellos) piensan que porque andas en la calle eres ‘fácil’”, relató la adolescente.

“Tratan de abusar de nosotras. Hay barrios en los que cuando una morra se quiere hacer de la banda y hacer lo que hacen los hombres, todos le pasan por ella (tienen relaciones sexuales).”

Laura, niña de 14 años en situación de calle, contó: “Me salí de mi casa por la pobreza, mis hermanitas mayores todas trabajaban; mi padrastro lo que buscaba era estar con nosotras y no con mi mamá. Nos salimos mi hermana chiquita y yo. Ella tiene 13 años y está embarazada de una niña”.

“A veces no tenemos qué comer y pensamos que le va a pasar lo mismo que a nosotras por ser mujer. Porque siempre las mujeres sufrimos”, agregó.

Las organizaciones especialistas en derechos de la infancia consideran como urgente que se desarrollen alternativas de empleo y vivienda para las madres que sobreviven en las calles.

También demandan que en las estancias infantiles estatales se asegure un espacio adecuado para la infancia callejera, para que sus madres puedan incorporarse en el mercado de trabajo formal.

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