7/25/2012

Las semanas tienen más de siete días


Ricardo Rocha
Mi hermano Armando Manzanero es el más grande compositor de habla hispana de los últimos tiempos. Ahora sé que también es un extraordinario profeta político. Para probarlo, baste revisar los acontecimientos recientes:

— Martes 17 de julio: El Presidente Calderón recibe en Los Pinos a Enrique Peña Nieto, aun cuando está pendiente la calificación de la elección presidencial por parte del Trife.

— Miércoles 18 de julio: Andrés Manuel López Obrador envía al IFE nuevas pruebas de la presunta triangulación de recursos entre cinco empresas fantasma, gobiernos estatales priistas, banca Monex y Soriana, con lo que, según él, habrían fondeado tarjetas de prepago para compra de votos.

— Jueves 19 de julio: Gustavo Madero, del PAN, y Jesús Zambrano, del PRD, aparecen inéditamente juntos para exigir al IFE aclarar sí existió “lavado” de dinero en la campaña del candidato priista.

— Un par de horas después, el PRI responde y advierte que denunciará de hechos a Madero y a Zambrano ante la PGR, a la que exigirá que investigue quién está cometiendo un delito.

— Ese mismo día, el movimiento #YoSoy132 presenta su estrategia para “proteger la democracia, limpiar el proceso electoral, exigir su invalidez” y “evitar la imposición de Enrique Peña Nieto como nuevo Presidente de la República”.

— Viernes 20 de julio: López Obrador da a conocer su Plan Nacional de Defensa de la Democracia y la Dignidad de México: no habrá plantones ni cierre de calles como en 2006; se lanzarán en radio y televisión spots sobre las irregularidades en el proceso electoral. De paso, acusa al IFE de “hacerse de la vista gorda” y anuncia movilizaciones y asambleas informativas los días 29 de julio y 5 de agosto.

— En un comunicado, el PRI califica a AMLO de “candidato perdedor”; acusa que su único propósito es presionar a las autoridades electorales y a los medios de comunicación. Sentencia que el candidato presidencial del Movimiento Progresista sólo busca “prolongar su agonizante carrera política”.

— En tanto, ese mismo viernes, Leonardo Valdés, consejero presidente del IFE, dice que en el caso Monex el PRI no ha sido exonerado. Pero rechaza estar obligado a resolverlo en el plazo que exige la izquierda. Explica que la Unidad de Fiscalización investiga en los términos y plazos que marca la ley.

— Domingo 22 de julio: por tercer fin de semana consecutivo se realizan, en el Distrito Federal y las principales ciudades de la República, manifestaciones para exigir la anulación de la elección presidencial del 1 de julio.

— Lunes 23 de julio: Pedro Esteban Penagos, magistrado del Tribunal Federal Electoral, sostiene que las resoluciones de ese órgano no tienen colores de ningún partido; que las marchas y manifestaciones no influirán en el fallo y que “lo único que puede presionar la resolución de un juzgador es la Constitución”.

— Por último, el PRI sorprende al acusar a AMLO del manejo ilícito de mil 200 millones de pesos a través de la asociación Honestidad Valiente, por lo que pide al IFE investigar la campaña del tabasqueño.

Así que luego de la vorágine de todos estos acontecimientos, a ver quién se atreve a decir que la suerte está echada, que todo se ha consumado, que habemus Papa, o que este arroz ya se coció. Por tanto, “esto no se acaba hasta que se acaba”, diría el inmenso Yogi Berra, o “el último minuto también tiene 60 segundos”, exclamaría el inolvidable Fernando Marcos.

Ni modo, a armarse de paciencia para llegar a la siguiente escala importante en este largo y sinuoso proceso: el 6 de septiembre. Cualquier apresuramiento será también una provocación. Cuidado.

Hoy por hoy, en este país todos estamos a prueba: el gobierno calderonista, los partidos políticos, los medios de comunicación, el IFE y el Trife. Y, sobre todo, dos personajes que han de demostrarnos antes y después de esa fecha crucial de qué están hechos: Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.


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