2/11/2013

En marcha, nueva estrategia contra pobladores de Atenco


Megaproyectos chocan con la persistencia de los ejidatarios

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A los comuneros les deshabilitaron seis pozos de agua en meses recientesFoto Jesús Villaseca
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Inversionistas nacionales y extranjeros buscan adquirir los terrenos de la comunidadFoto Jesús Villaseca
Blanche Petrich/I
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 11 de febrero de 2013, p. 16

San Salvador Atenco, Méx. Al ingeniero Roberto Muñoz Espinoza se le ve frecuentemente visitando a los ejidatarios de los pueblos de la cuenca texcocana: Atenco, Nexquipayac, Acuexcomac. Es representante de la empresa Alter Consultores, que se dedica a hacer diagnósticos de riesgo ejidal, comunal y de la pequeña propiedad. Su compañía ha sido contratada por el consorcio español OHL precisamente para gestionar la compra de terrenos en Atenco. En sus visitas de casa en casa suele decir a los ejidatarios de Acuexcomac que los de San Salvador y la colonia Francisco I. Madero ya decidieron aceptar su oferta para adquirir sus tierras; a los de Atenco y Madero repite el mismo cuento, pero a la inversa. Con engaños, a veces sí logra convencer a algunos.

Años atrás Muñoz trabajó de visitador de la Procuraduría Agraria. Por tanto, tiene todos los datos de las tierras, los límites, las extensiones, los planos. Y conoce a los ejidatarios del municipio. Sólo que ahora utiliza la información que obtuvo como servidor público para ponerla al servicio de OHL y usarla contra el interés de los campesinos.

Sabemos que Santa Isabel Ixtapa, cuenca lechera de la región, vendió todo su agostadero, 500 hectáreas. Y en Nexquipayac, otras 360. La colonia Francisco Madero, que también forma parte del municipio, cedió 40. Son apenas pequeñas porciones, pero esos sitios ya vendidos están situados estratégicamente alrededor de San Salvador. Aquí es donde está la mayor presión, porque no queremos vender nada. Somos su piedra en el zapato, indica Jorge Flores, integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
Este es el núcleo ejidal más grande de los cinco pueblos que conforman el municipio, con 958 ejidatarios registrados.
Según el FPDT, las compras que ha hecho hasta ahora la Comisión Nacional del Agua no son del todo legales, porque por ley las asambleas ejidales tenían que ser consultadas. Pero a los que vendieron les aconsejaron no llevar su decisión a las asambleas.
Los agricultores de la cabecera de Atenco ni siquiera han aceptado dar por recibidos los proyectos que les enviaron desde 2008. Pero otras comunidades han ido cediendo poco a poco.
No es que sea demasiado terreno. El problema es dónde están situadas las tierras ya compradas; en las orillas, rodeándonos. Lo que quieren es aislarnos, expresa Jorge Flores.
En estas localidades proliferan nuevas agencias automotrices. Ahora circula dinero y algunos lugareños pueden hacerse de un automóvil, una camionetita. Sólo que el vehículo tendrá cuando mucho una o dos décadas de vida útil, y los orgullosos propietarios de hoy el día de mañana ya no tendrán auto. Ni sus terrenos.
Estas presiones son apenas una faceta de una estrategia mayor.
Los territorios de San Salvador Atenco, situados estratégicamente al oriente del desecado lago de Texcoco, siguen siendo codiciados por inversionistas nacionales e internacionales, por sus cabilderos y por las autoridades federales y mexiquenses. Entre las empresas más activas está precisamente OHL. El gobierno del estado de México es uno de sus mejores clientes. Según su portal en la red, son los principales concesionarios en el cobro de peaje de carreteras en México, entre otras el Circuito Exterior Mexiquense y el Viaducto Bicentenario. Operan el Aeropuerto Internacional de Toluca. Son inversionistas de la supervía del Distrito Federal y el proyecto Región Malinche, en Puebla.
Pero los megaproyectos –aeropuerto, autopistas, centros comerciales y hoteleros, fraccionamientos con rascacielos para una franja de altos ingresos y el plus del rescate de la zona lacustre de Texcoco– topan con la terquedad de los propietarios de la tierra, que pese a sostenerse desde hace décadas con una economía mixta (manufacturera y de servicios, además de rural) no quieren dejar de ser campesinos.

No entienden el amor a la tierra
Hay algo que esos señores no entienden: el amor a la tierra. Tampoco entienden que nosotros, sin nuestras parcelas, dejamos de existir. Todo esto desaparecería. Habla Ignacio del Valle, activista histórico en esta región, dirigente del FPDT, ex preso político. Desde la ventana del auditorio de la Casa Ejidal, en el centro del pueblo, señala la plaza, la capilla de San Salvador, el mercado, el globero apostado bajo un árbol, la tortillería de la esquina, los perros pulgosos echados al sol, los bicitaxis. Por la calle pasa en esos momentos, con gran algarabía, una comparsa del carnaval: banda de música, payasos con paraguas, santiagos, forajidos y arrieros enmascarados, muchachos disfrazados de viejas. Repite: Todo desaparecería. Hasta el carnaval.
Por invitación de Trinidad Ramírez, dirigente también, organizadora de mujeres y esposa de Del Valle, La Jornada regresa a Atenco. Un grupo de integrantes del FPDT desea explicar su sentir ante lo que llaman estrategias perversas y encubiertas de empresarios y dependencias gubernamentales para doblegarlos.
“No se acuerdan –puntualiza Trinidad– que aquí ya corrió la sangre; que en estas calles ya hubo violencia, balas, muertos. Que nosotros ya hemos pagado con vidas y cárcel nuestra determinación de permanecer aquí, de no dejar que nos arrebaten lo que ha sido nuestro desde hace siglos, lo que es de nuestros hijos y nietos.” Habla de los hechos violentos del 3 y 4 de mayo de 2006, cuando detonó el conflicto entre el gobierno de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del estado de México, y el FPDT, que había acumulado una fuerza considerable en la cuenca texcocana. La intervención policiaca –federal y estatal– fue cruenta: un niño y un joven muertos, decenas de heridos, mujeres violadas por los agentes de la fuerza pública, centenares de detenidos, tortura, juicios viciados, sentencias penales hasta por más de 60 años que fueron revocadas por la Suprema Corte de Justicia.
En el auditorio de la Casa Ejidal se desarrolla la conversación con Santiago Medina, Jorge Oliveros, Jorge Flores, Bonifacio Ruiz, Juan Guevara y la incansable Trini.

Oferto una buena lana: Luege
Es como una pinza, explica Oliveros Herrero, hombre que se enorgullece de levantar, él solo, hasta 15 tambos de maíz en cada cosecha. Por un lado nos quieren matar de sed. En los últimos meses, de los ocho pozos que teníamos y eran administrados por las autoridades ejidales, nos acaban de inhabilitar seis. Por otro, promueven con engaños la división y la ambición entre las familias. En 2001, cuando el ex presidente Vicente Fox emitió 19 decretos para expropiar 5 mil 474 hectáreas, les ofrecían 7.20 pesos por metro cuadrado. Dos años después, ante la movilización de los campesinos, tuvo que derogarlos. En 2011, cuando la Comisión Nacional del Agua consiguió comprar mil 600 hectáreas supuestamente para el proyecto Zona de mitigación y rescate del lago de Texcoco, su ex director, José Luis Luege, dijo en una entrevista con Javier Salinas, corresponsal de La Jornada: Aprovecho para ofertar una buena lana. Pretendía adquirir al menos mil hectáreas más. Pagaban poco más de 150 pesos el metro cuadrado.
Para los inversionistas existe un sueño de altos vuelos y mayor rentabilidad, que puede verse plasmado en los proyectos de desarrolladores como Ciudad Futura. En su portal en la red parece un entorno casi onírico, dominado por los tonos azules y verdes para disfrute de una franja de alto poder adquisitivo. Justo en medio de esa ciudad futura, que ahora sólo existe en maquetas de los grandes consorcios, como un nudo gordiano, está Atenco, con su población originaria aferrada a la tierra.
En ese futuro que ellos imaginan no estamos nosotros. Sentimos que la amenaza está latente, añade Del Valle. Por eso esta rebeldía. No es por necedad, sino por necesidad.

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