2/18/2015

Explosión en Cuajimalpa: ‘Otra vuelta de tuercas’


El pago de favores se hace con cargos, con puestos, con nómina, con beneficios, con contratos…

lasillarota.com

Ya está el peritaje. Tanto la Procuraduría del Distrito Federal como la Secretaría de Energía, que sí tienen vela en ese entierro, anunciaron el lunes 16 de febrero las causas de la tragedia ocurrida en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa el 29 de enero a las 6.50 de la mañana y en la que murieron 5 personas y 10 aún se reportan graves...

Según afirmaron en conferencia de prensa tanto el procurador capitalino, Rodolfo Ríos Garza, como el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, la fuga de gas LP se debió a que dos tornillos en el equipamiento del auto tanque de la empresa Gas Express Nieto estaban en mal estado. “Fracturados”, dicen.

Esto es: Dos tuercas en la junta de la bomba de trasiego de gas, ubicada en la parte media inferior de la pipa, debido a un deficiente mantenimiento de la unidad propiciaron el derrame y vaporización del combustible, formando una nube que, debido a las propiedades físicas del gas LP y a la inclinación del terreno, se introdujo en las instalaciones del hospital.

Luego, el estallido se pudo deber –dicen- a una chispa, a la flama de algún piloto de estufa o, incluso, al prender un cigarro...

Así que el primer informe está ahí: Digamos que las causas técnicas de la unidad en malas condiciones propiciaron la tragedia.

Pero también se sabe que la unidad –como muy probablemente todas las pipas de la empresa Gas Express Nieto, como las de muchas empresas gaseras— estaba arreglada para entregar menos gas del que cobraba, lo que evidentemente es un caso de corrupción empresarial: “Se identificaron manipulaciones que ocasionaban que el medidor del auto-tanque registrara una cantidad de gas LP mayor a la que en realidad se suministraba”, dijo el Procurador del DF.

Pero el problema para el gobierno del DF no termina ahí en lo que respecta a procedimientos. Según informa personal del Hospital, no se siguieron los protocolos de seguridad que se supone que aplica el gobierno del DF mediante ejercicios de salvamento que debe explicar con regularidad en oficinas públicas, y muy particularmente en hospitales o centros de servicio en el que se congrega mucha gente:

“Nadie nos dijo que nos teníamos que salir, desalojamos hasta que el gas era una nube en todo el hospital y llegaba hasta el estacionamiento, era un aroma que ya no  podías aguantar” dijeron. “Y aunque hagan simulacros para prevenir accidentes, éstos nunca van dirigidos a quienes laboran durante las noches”...  Naturalmente esto lo tiene que explicar el gobierno del Distrito Federal. Otro tema tiene que ver con el descuido de la Secretaría de Energía al otorgar los permisos a empresas que no garantizan la seguridad en el manejo de sus unidades o sus instalaciones. De no haber ocurrido esta tragedia no  confirmaríamos que hay pipas de gas manipuladas para dar menos combustible como es el caso.

Lo mismo que ocurre en muchas gasolinerías del país y lo mismo que ocurre con la distribución de gas bajo toda sospecha técnica como de entrega completa del producto.

Hasta hoy se han fincado responsabilidades tanto a operarios de la unidad, como es el caso del chofer quien fue detenido y pagó una fianza de un millón de pesos para su defensa en libertad, como el señalamiento a la empresa distribuidora del gas...

¿Y las autoridades que tienen que vigilar estos procedimientos? ¿Quiénes en la Procuraduría del Consumidor?...  ¿Quiénes de seguridad civil en el DF? ¿Quiénes en la Secretaría de Energía?... Porque para ocupar un cargo de tanta responsabilidad como es el manejo de la energía, no sólo debe ser como parte de un paquete de reformas estructurales a las que el señor Coldwell apoyó a ojos cerrados, sino también para las minucias, como es el caso.

Y para eso, se necesita un especialista en la materia. Porque aquí, como en otras secretarías, deben estar quienes manejan o han manejado el tema. ¿Cómo sería una secretaría de Salud manejada por un abogado? Pero se da el caso aquí, en México, que hay que premiar con lo que haya, y lo que hubo para el señor Coldwell fue la Secretaría de Energía, aunque nunca en su vida pública, ya como legislador o como gobernador de Quintana Roo, que fue, hubiera ocupado cargos relativos. Es abogado y como tal ha ocupado los cargos tan frecuentes...

Y así se compone la administración pública mexicana: El pago de favores se hace con cargos, con puestos, con nómina, con beneficios, con contratos... Aunque se dañe a la nación y a la seguridad pública y nacional.

Una administración pública estructurada de esta manera, es una administración pública desestructurada en lo social y no corresponde a las aspiraciones de quienes vivimos aquí, en este país de estallidos sociales y de estallidos de gas LP.

¿Qué sigue?... ¿Quién en la administración pública se hace cargo de la tragedia? ¿Quién es responsable de vigilar con lupa a estas empresas antes y durante el otorgamiento de los permisos? ¿Cómo se entregan estos permisos? ¿A quién? ¿A quién los contratos para recibir el combustible?...

Pues ya está. El problema es técnico. Nunca político. Nunca de gobierno. Aunque sea una responsabilidad de todos. Porque quienes votan a favor de un partido se hacen responsables, también, del cumplimiento de sus compromisos, que incluyen la seguridad física y patrimonial de cada uno.

¿Será?

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