11/07/2015

El debate sobre comunicación y género en las Américas


 

El lunes 2 de noviembre se realizó en Washington D.C. la jornada “El derecho a la comunicación promotora de la igualdad de género y la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible”, organizada por la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA). El objetivo de la misma fue apuntalar la agenda sobre comunicación y género en el contexto del debate global sobre la redefinición de la agenda del desarrollo. Los paneles estuvieron integrados por periodistas, analistas de medios, investigadoras/es, funcionarias/os y activistas de todo el continente.

COMUNICAR IGUALDAD– “El menosprecio y maltrato hacia lo femenino y hacia las orientaciones sexuales no heteronormativas en los medios de comunicación tiene múltiples efectos simbólicos y materiales, además de la naturalización de las desigualdades que luego puede expresarse en formas de violencia concretas como los feminicidios” expresó Sandra Chaher, comunicadora y analista de medios argentina y presidenta de la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, en el inicio del primer panel de la jornada, llamado “La Comunicación con enfoque de género y la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible”. 

Del mismo panel participó Marcela Gabioud –también comunicadora argentina y vicepresidenta de la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas (WACC) para América Latina-, quien presentó el documento “Propuestas con enfoque de género para la agenda de desarrollo post-2015” realizado por la WACC y cuyo objetivo también fue influenciar los debates de la redefinida agenda del desarrollo.

Algunas de las recomendaciones del documento son la transversalización de la perspectiva de género en la educación formal; la promoción de la alfabetización digital; la producción de software libre no estereotipado; la existencia de marcos regulatorios que promuevan la democratización de los medios; y la formación de observatorios ciudadanos de medios, entre otros.

Enriqueta Cabrera –periodista y directora de medios mexicana- analizó el recorrido del periodismo realizado por mujeres en México: “Nunca fuimos tantas en los medios aunque no ocupemos los espacios jerárquicos. Antes hablábamos sobre literatura y temas del hogar; hoy lo hacemos sobre economía, políticas, drogas”. 

El último exponente de este primer panal fue Edison Lanza –abogado uruguayo y relator para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)-, quien se refirió a diferentes temas que atraviesa el debate sobre comunicación y género: la creciente violencia hacia periodistas en la región, que en el caso de las mujeres se ve agudizada por la específica violencia de género; el debate en torno al derecho a la igualdad y el derecho a la no discriminación en relación al abordaje de lo femenino en los medios; y la necesidad de mejorar el acceso a la información sobre temas de género del periodismo, de tal forma que el mismo disponga de fuentes diversas y seguras para dar cuenta de estos temas. 

El derecho a la libertad de expresión y a la no discriminación o la igualdad son mayormente complementarios, aunque eventualmente puedan aparecer tensiones -expresó Lanza-. No se trata sólo de suprimir expresiones discriminatorias de los medios sino de agregar valor para el trabajo periodístico, y en ese sentido creemos que es muy importante mejorar las fuentes de acceso a la información sobre temas de género de quienes hacen periodismo, para que los medios se ocupen de estos temas.”

En relación a cómo abordar las formas discriminatorias aún persistentes en los medios, Lanza puso como ejemplo positivo la existencia de organismos como la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual de Argentina: “Es elegida por el Parlamento y puede promover estándares y capacitaciones”. También destacó la importancia de la autorregulación de periodistas y medios: “Ejercer el periodismo no es contradictorio con la protección de derechos. Y cuando aparecen casos de discriminación en los medios, hay que responder con más libertad de expresión, por ejemplo promoviendo debates públicos importantes sobre el tema, que es una de las funciones de las defensorías de las audiencias”.

También sugirió que se pida a los Estados que generen buenas prácticas, por ejemplo incluyendo medidas de discriminación positiva en concursos de financiamiento de contenidos para temas vinculados a género; y el mismo tipo de propuestas sugirió en relación al acceso de las mujeres a los puestos laborales de los medios y, particularmente, a los cargos jerárquicos. 

Buenas prácticas 

El segundo panel estuvo dedicado a “Prácticas en la comunicación con enfoque de género”. La primera expositora fue la periodista argentina Mariana Carbajal, quien hizo un recorrido sobre el correcto abordaje de la agenda de género: violencia, aborto y derechos sexuales y reproductivos, abuso sexual y falso Síndrome de Alienación Parental, entre otros. “Creo en el periodismo de incidencia –manifestó-. Desde el periodismo se puede hacer docencia”. 

Dawnette Hinds- Furzer –integrante de la organización jamaiquina Women’s Media Watch- subrayó la importancia de que la capacitación de grado en todas las áreas de comunicación incluya 
obligatoriamente la perspectiva de género, y no que ésta sea optativa, como sucede actualmente en la mayoría de los países de la región.

La última oradora del evento fue Carolyn Byerly –co-fundadora del Howard Media Group de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad de Howard y autora del Global Report on the Status of Women in News Media, la única investigación global existente a la fecha sobre la estructura laboral de los medios con perspectiva de género-. Byerly se refirió tanto al resultado de esa investigación como a otras específicas sobre la desigualdad en los medios de Estados Unidos y comentó cómo, para concretar estos informes, debieron sortear las dificultades puestas por las empresas de medios de todo el mundo que en muchos casos se negaron a responder las entrevistas solicitadas para dar cuenta de la cantidad de mujeres periodistas empleadas, las políticas de género adoptadas, y los honorarios percibidos, entre otros temas que la investigación recabó.

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