11/06/2015

EPN está dispuesto a terminar la tarea de restarle al pueblo lo poco que le queda


    

peñaguasonEn este sexenio, la derecha en el poder quiere acabar con lo poco que queda en el país favorable a las clases mayoritarias. Tal voracidad deja ver una de dos cosas: sabe que no tendrá otro sexenio para consumar su latrocinio; o bien, es tal su irresponsabilidad que no le importan las consecuencias de su ensañamiento contra un pueblo cada vez más envilecido, al fin que de cualquier manera la élite oligárquica cuenta con el voto comprado de los miserables, como se demostró en las elecciones del 2012.
Así como la anterior Legislatura inició su labor con una maniobra antidemocrática y de abierta traición a la patria, al aprobar el mal llamado Pacto por México, la que recién se estrenó en septiembre sigue por la misma ruta, aunque por lo pronto sin que sea necesario contar con el PRD. Con el voto del PRI, Partido Verde y el Panal, la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados aprobó la sustitución del Fondo Nacional de Pensiones de los Trabajadores (Pensionissste), por una Administradora de Fondos para el Retiro (Afore).
Como si no bastara la nefasta experiencia de tal sistema en veinte años que llevan las Afores esquilmando a los trabajadores, hasta dejarlos sin posibilidad de una vejez digna, el “gobierno” de Enrique Peña Nieto está dispuesto a terminar la tarea de restarle al pueblo lo poco que le queda para no terminar bajo un régimen de esclavitud asalariada. Con el fin de asegurar que no haya desviaciones ni equívocos, los diputados de la Comisión Social del  tricolor y sus aliados del Verde y el Panal, demandaron que el nuevo esquema esté bajo control del titular de la Secretaría de Hacienda, quien además podrá nombrar a uno de los tres vocales dentro del Consejo de Administración.
Para demostrar su sevicia, dichos “legisladores” incluyeron el “derecho” del trabajador para elegir la institución que administre su cuenta individual para el retiro. Como si le dieran al trabajador el permiso de escoger al verdugo que prefiera para ser llevado a la horca. De tal magnitud es la burla y el dolo de esta acción fascista, que patentiza el desprecio que la derecha le tiene al pueblo, como si estuviéramos en los tiempos en que las monarquías hacían lo que se les antojaba contra una población absolutamente indefensa.
Para no quedarse atrás, el Senado aprobó la entrega de la medalla “Belisario Domínguez” 2015 nada menos que al segundo hombre más rico de México, Alberto Bailleres. Por primera vez en 61 años no se entrega por unanimidad; en lo sucesivo perderá el prestigio que llegó a tener,  porque es inconcebible tal reconocimiento a quien ha dedicado su vida a acumular riquezas y privilegios con el apoyo del Estado mexicano. Sin embargo, para los senadores del PRI y del PAN, el magnate lo merece al ser “un gran empresario y filántropo, generador de empleos e impulsor de la educación”.
Los hechos demuestran que tal definición del magnate es absolutamente ajena a la realidad. El legislador chipaneco que da nombre a la presea, se volvería a morir de la rabia de ver que un neoporfirista es premiado con la medalla que recuerda su gesta heroica, de oponerse con valor y dignidad a la vesania del chacal Victoriano Huerta, quien lo asesinó para cobrarse la afrenta en la tribuna del Senado.
Si la élite empresarial hiciera algo positivo por el país, no la hipócrita filantropía de la que tanto se ufanan sus miembros, México no estaría en las condiciones lamentables en que se encuentra; habrán de empeorar en los próximos años porque las políticas públicas del actual sexenio son incluso más reaccionarias que las de sus antecesores. Lo asombroso es que Peña Nieto siga con su cantaleta de que “vamos por el rumbo correcto”, y más asombroso aún es que haya quien se lo crea. ¿O será que es tan brutal la enajenación de las masas que ni siquiera saben lo que dice el inquilino de Los Pinos?
Sin embargo, el hambre y la miseria extrema tarde o temprano las obligará a despertar de su letargo. Por lo pronto, las élites pueden seguir esquilmando al pueblo, pero al hacerlo de forma tan terrible y deshumanizada, llegará el momento en que la situación se les habrá de revertir, cuando ya no haya a quien robar.

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