5/11/2018

#YoSoy132, 6 años

Para la libertad por Alfredo Lecona


Hoy se cumplen 6 años de la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana en ese viernes negro que se convirtió en el evento más relevante del proceso electoral de 2012.
La irrupción de jóvenes universitarios en la vida política del país, provocado por el grito de dignidad de más de 131 estudiantes que reclamaron los hechos atroces de Atenco cuando Peña era gobernador, fue una bocanada de aire fresco que rompió la inercia del discurso de la inevitabilidad de que un producto de la televisión ocupara la presidencia.
El desdén a la protesta de la Ibero reflejado en las portadas de los diarios de Organización Editorial Mexicana bajo el encabezado “Éxito de Peña en la IBERO pese a intento orquestado de boicot” y las mentiras de los voceros priistas diciendo que la protesta fue un plan del PRD, dieron pie al surgimiento de un movimiento social histórico que en un inicio concentró su demanda en la democratización de los medios de comunicación.
No había forma de que esa demanda fuera la única cuando la solidaridad se volvió nacional. A las asambleas universitarias que llegaron en las siguientes semanas, acudían voceros de todas las partes del país que cargaban todos los dolores de un México que llevaba casi 6 años en una absurda guerra. Muchos de quienes fuimos participes de esos encuentros, conocimos por primera vez un país contado desde la juventud y la esperanza.
A pesar de que en el discurso dijimos que el contenido de nuestra agenda de lucha debía trascender la elección, la vorágine electoral que tenía como principal amenaza el fortalecimiento del autoritarismo con el regreso del PRI a Los Pinos, concentró la atención nacional en ese punto y por eso cuando la elección fue mal ganada por Peña Nieto desde el poder se hizo todo para hacer creer que el movimiento había fracasado.
Pero contrario a lo que se cree, quienes participamos en #YoSoy132 no nos fuimos a casa a observar tranquilamente cómo se incendiaba el país. La vida había cambiado para muchas personas que estuvimos ahí advirtiendo de la violenta regresión autoritaria del PRI. Después de la represión del 1º de diciembre y la eventual estrategia de criminalización de la protesta social por parte de los gobiernos federal y el de la Ciudad de México, muchas libertades se rompieron en la calle, pero no así los lazos de amistad y las cadenas de confianza entre las personas
Las trincheras fueron diversas, a organizaciones de la sociedad civil llegaron muchas y muchos. Algunos quisimos ver el monstruo desde instituciones podridas. Más jóvenes desde el periodismo. La red de confianza y solidaridad no la pudo fulminar nadie.
Hay muchas historias que merecen ser contadas. Los hijos e hijas de la primavera mexicana de 2012, aparecieron en muchos episodios de resistencia al pacto de impunidad que se fortaleció en este sexenio atroz. Una reforma, una represión o un crimen atroz, provocaban que en muchos chats se activara la imaginación y la organización convocando a la solidaridad. Cuando llegó la reforma a las telecomunicaciones (que por su naturaleza llamó a quienes exigimos la democratización de los medios), Peña y su gobierno escondieron golpes duros a internet. Desde marchas y acciones bajo las etiquetas #EPNvsInternet o #NoMásPoderAlPoder, hasta la fundación de organizaciones como la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), exintegrantes de #YoSoy132 estuvieron ahí y evitaron buena parte de los yerros en la ley.
Cuando en las calles de la Ciudad de México marcharon miles de personas por Ayotzinapa, integrantes del colectivo Rexiste, formado principalmente por exintegrantes de #YoSoy132, hicieron una mega pinta en el Zócalo, con la contundente etiqueta “#FueElEstado”.
Después de la visita de Donald Trump a Los Pinos, se organizó una marcha convocada anónimamente exigiendo la renuncia de Peña Nieto. Ningún medio atinó al origen del llamado y difusión de la marcha del 15 de septiembre de 2016, en un cartel con las etiquetas #RenunciaYa y #MotivosSobran, pero todo fue orquestado desde un chat de WhatsApp en el que estaban personas que nos conocimos en la primavera de 2012. La renuncia de Peña Nieto fue un tema de discusión que estuvo por varios días en la agenda nacional.
Menos conocido es que desde ese chat donde se organizó la marcha que pidió la renuncia del presidente, surgió la iniciativa #Verificado19S un día después del sismo que sacudió la ciudad el pasado 19 de septiembre. La organización y confianza entre los miembros de ese grupo permitió la verificación de necesidades reales en los lugares críticos de la ciudad y la elaboración de carteles en los que se pedía material, alimentos o recursos humanos para atender la emergencia.
En la organización política, también hay muchos ejemplos de esfuerzos consolidados a partir del movimiento de 2012. Wikipolítica y Pedro Kumamoto, son voces que se sintonizaron gracias a esa primavera y reivindicaron las candidaturas independientes. Otro maravilloso ejemplo es #reSURge y Carlos Brito (acompañado por algunos activistas que se hicieron amigos en #YoSoy132 y muchas y muchos jóvenes morelenses) en su esfuerzo por llegar a la alcaldía de Jojutla a través de una candidatura independiente pensada para reconstrucción social y humana del municipio más devastado del #19S.
No cabrían en esta columna todos los ejemplos de acciones y organizaciones sociales y políticas similares a las anteriores, que mantuvieron la cohesión de personas que se conocieron gracias a la provocación de Peña Nieto y el PRI hace 6 años, pero son una muestra de lo que le siguió a las marchas y la imposición de la criatura de la televisión.
Es pertinente preguntarnos si en el actual proceso electoral podría aún surgir alguna chispa que detone un movimiento similar al #YoSoy132. En mi reflexión personal no creo que suceda.
A diferencia de hace 6 años, el relato que domina la presente elección, es que la salida del PRI es eminente y el discurso opositor está concentrado en la ventaja de Andrés Manuel López Obrador sobre sus contendientes.
Aunque los casi 12 años de guerra y la devastación institucional nos tienen frente a la peor crisis de derechos humanos e impunidad, y las propuestas de los candidatos para atenderla han sido insuficientes -por decir lo menos- como quedó evidenciado en los Diálogos Por la Paz del pasado 8 de mayo; el simple discurso de cambio de régimen ha bastado para demostrar que una gran parte de los estudiantes universitarios apoyan la opción de López Obrador. Incluso, en últimos días hemos visto reacciones de estudiantes que responden desde su identidad universitaria cuando se cuestiona el apoyo al candidato de MORENA. Es más fácil creer en la esperanza que actuar frente al riesgo.
Por la complejidad de la crisis, quizás, no ha permeado como debiera lo que algunos hemos denominado “Agenda para la Paz”, que tiene exigencias como la abrogación de la Ley de Seguridad Interior, que ningún candidato ha apoyado con claridad. A las y los jóvenes, como a la mayoría de la población, no parece preocuparles mucho propuestas como la creación de una guardia nacional que, por como se ha explicado, pretende mantener la militarización de la seguridad pública.
A quienes hoy votarán por primera ocasión les es ajeno lo que pasó en 2012 y no es difícil entender la razón. Esas y esos jóvenes tenían entre 12 y 17 años cuando un movimiento estudiantil elevó la voz por Atenco e insertó en la agenda pública la necesidad de democratizar los medios de comunicación.
Este sexenio cierra con el mayor gastó en publicidad oficial jamás visto y la perpetración de más crímenes atroces que han sido tolerados por la aquiescencia del estado. Las advertencias de #YoSoy132 se confirmaron. El país tocó nuevos fondos y fueron tantas las cosas que tuvieron que atenderse en medio del ataque sistemático a derechos y libertades, que no existieron condiciones para construir un movimiento articulador de jóvenes en torno a la crisis. Hace mucha falta explicar esa crisis y la necesidad de que las formas de organización trasciendan lo electoral. Así nos agarró 2018, pero, para muchas y muchos, gracias a lo vivido hace 6 años, no nos tomó soltados de la mano.
Feliz cumpleaños #YoSoy132.

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