8/21/2020

Aprende en casa II y los derechos humanos


Francisco López Bárcenas, 


Este 24 de agosto, cuando comiencen las actividades de educación básica, la Secretaría de Educación Pública (SEP) estará violando el derecho humano a la educación de los niños y jóvenes que concurran a ella. La violación se concretará en todos los actos que hacen posible que la educación se imparta a través de la televisión y la radio, pues el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos claramente establece que los planteles educativos constituyen un espacio fundamental para el proceso de enseñanza aprendizaje y que el Estado garantizará que los materiales didácticos, la infraestructura educativa, su mantenimiento y las condiciones del entorno, sean idóneos y contribuyan a los fines de la educación. De igual manera, determina que las maestras y los maestros son agentes fundamentales del proceso educativo. Sustituir las aulas por los estudios televisivos y de radio y a los maestros por los técnicos que produzcan los materiales a transmitir viola los preceptos constitucionales.
Junto con lo anterior, la Carta Magna expresa que la educación que imparta el Estado tendrá como base fundamental el respeto irrestricto de la dignidad de las personas; que será equitativo, para lo cual el propio Estado implementará medidas que favorezcan el ejercicio pleno del derecho a la educación de las personas y combatan las desigualdades socioeconómicas, regionales y de género en el acceso, tránsito y permanencia enlos servicios educativos y que en los pue-blos y comunidades indígenas se debe impartir educación plurilingüe e inter-cultural basada en el respeto, promoción y preservación del patrimonio histórico y cultural.
Los anteriores presupuestos, que dan sentido al sistema constitucional de educación, no pueden realizarse en un proceso donde las autoridades educativas confunden educación plurilingüe e intercultural con comunicación en una cultura y una sola lengua, el español, que es lo que la radio y la televisión saben hacer, ignorando que somos una nación multicultural y las lenguas indígenas tienen el mismo reconocimiento que el español, razón por la cual todas las culturas y las lenguas deberían tomarse en cuenta en un proceso educativo. Junto a esto existe otro problema. La adopción del sistema de enseñanza por radio y televisión parte del falso supuesto de que todos los hogares mexicanos cuentan con los aparatos necesarios para que niños y jóvenes puedan recibir las señales que les llevaran el conocimiento desde un espacio ajeno a las escuelas hasta sus casas, transformadas de la noche a la mañana en centros de aprendizaje.
Pero la realidad es muy diferente. Los hogares no pueden concebirse como aulas escolares, porque no tienen ni el espacio ni las condiciones para serlo. Si en un hogar existiera únicamente un niño o joven inscrito en algún grado escolar se necesitará de un aparato de radio o un televisor, situación que tal vez se pueda resolver, pero generalmente existen dos o tres que asisten a distintos grados escolares, entonces para tomar clases a distancia necesitaran igual número de televisores o radios. Suponiendo que resuelven este asunto, queda el problema de resolver si en su comunidad, pueblo o ciudad llega alguna señal de radio o televisión, o en su caso, que puedan acceder a una señal de paga, lo cual resulta un lujo. Quienes decidieron que la educación fuera por estos medios al parecer creen que en todo el territorio puede captarse una señal, pero eso es falso, existen ciudades en donde no se capta ninguna, situación que se agranda en las localidades rurales.
A esto hay que sumar el hecho de que los padres no pueden orientar a sus hijos en el proceso de enseñanza-aprendizaje porque ocupan su tiempo en buscar el sustento de la familia, pero también porque carecen de los conocimientos que se requieren para hacerlo: muchos de ellos, inclusive no tienen estudios, lo cual les impide realizar las actividades que realizan los maestros en los cursos presenciales. Si las autoridades educativas hubieran dialogado con los profesores encargados de la enseñanza de los millones de niños y jóvenes se hubieran encontrado alternativas para una mejor educación en esta época de pandemia, pero no lo hicieron porque no interesaba encontrar una alternativa educativa, sino rescatar a las televisoras. Aun así, en muchos casos amplios sectores de profesores dialogan entre ellos y con autoridades comunitarias para buscar alternativas.
Porque a leguas se nota que carecer de aparatos de radio o de televisión, o tenerlos, pero no poder acceder a las señales, o contar con ella, pero carecer de la asesoría adecuada en casa, lo único que provocará es una deserción de alumnos que, decepcionados de la falta de alternativas educativas, irán a buscar su futuro en otros lados. La violación del derecho a la educación por la Secretaría de Educación Pública no sólo priva a niños y jóvenes de este derecho, en muchos caso les arrebata el derecho a un futuro digno.

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