3/12/2019

Astillero de Julio Hernández López


Cien días de empoderamiento militar
Y viene la Guardia Nacional
Montajes y condicionamientos
Tuit que no provocó bienestar

Aparte de la creciente concentración personal de poder civil (no sólo la titularidad del Poder Ejecutivo federal: también el control de las cámaras legislativas, el avance en la colocación de ministros, magistrados y miembros de organismos judiciales y autónomos, y el diario afianzamiento político a través de conferencias mañaneras de prensa y mítines dadivosos de fin de semana), el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha adentrado en sus primeros 100 días de gobierno en los riesgosos terrenos (la historia así lo demuestra, con trágicos episodios en Centro y Sudamérica, por ejemplo) de la cesión de espacios de poder a las fuerzas armadas.
El traspaso de responsabilidades civiles a los militares tiene como contexto inmediato la lucha contra lo que suele llamarse crimen organizado. Cárteles y capos en condición de omnipotencia (el término tiene dos significados, según la Real Academia Española: Quetodolopuede, atributosolodeDios y Quepuedemuchísimo), además de la criminalidad al menudeo, han impedido a AMLO entregar cuentas exitosas en el rubro de mayor interés para la sociedad, el del mejoramiento de la seguridad pública.
En ese marco de necesaria belicosidad aumentada se inscribe la estrategia de creación y operación de la Guardia Nacional, a la que con malabarismos declarativos se pretende presentar en sociedad como un cuerpo y una propuesta distante del concepto de militarización de la vida pública que durante décadas combatió la izquierda mexicana y, desde luego, el propio López Obrador en su condición de líder opositor y candidato presidencial, animadversión al verde olivo como obligado factor de gobernabilidad y de presencia vigilante en las calles que cambió de la noche a la mañana luego de que el entonces presidente electo se reunió con los secretarios peñistas de la Defensa Nacional y de la Marina.
La súbita conversión del obradorismo al militarismo entraña los mismos riesgos que se han advertido en diversos países y circunstancias, alerta que han lanzado incluso organismos internacionales. Entregar poder y negocios legales (aparte de los extralegales) a los jefes de soldados y marinos no es una forma sana de transitar el accidentado camino que busca la transformación profunda e irreversible de nuestro país. Por el contrario, las buenas intenciones de los civiles pueden estar condicionadas por los duros y rudos intereses de los hombres de armas.
El aguzamiento del interés y del olfato políticos en las élites castrenses puede llevar a éstas a practicar afinados montajes de simulación, provocación y retrocesos que los beneficien. No se necesita ser novelista político para adivinar que el poder político civil puede irse convirtiendo en rehén de sus presuntos servidores o acompañantes militares, en un proceso de falsificación de la realidad que puede incluir hechos traumáticos de diversa índole y con distintos destinatarios, propios y ajenos, opuestos o cercanos.
El concepto de desarrollo social es más apropiado que el de bienestar, en cuanto a políticas públicas que buscan paliar la de-sigualdad y ayudar a individuos o comunidades a entrar en procesos de organización y crecimiento que podrían llevar o no a una fase final, aspiracional, de bienestar como hecho consumado. Sin embargo, la neohabla burocrática del sexenio en curso prefirió usar el término de la eventual coronación postrera y no el del desarrollo en fases.
Dicha Secretaría de Bienestar, a cargo de la ingeniera agrónoma María Luisa Albores González (nacida en Chiapas pero radicada en Puebla, donde presidió el comité estatal de Morena de 2012 a 2015), puso este domingo en las redes sociales una composición gráfica que con rapidez hubo de retirar, ante las críticas que provocó. En cinco puntos, esa secretaría planteó 5 razones por las que no quieres bienestar en México. De una manera maniquea y propagandística se establecían hipótesis (https://goo.gl/uX5NXb) con un fraseo y una evidente intención facciosa que de inmediato provocó protestas en las propias redes.
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero

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