5/14/2010

La columna de Schmidt

Arizona. Sin sorpresas

Hace mucho tiempo que Arizona ha sido controlado por los republicanos y ahí se han asentado algunas de las fuerzas más retardatarias de Estados Unidos.

McCain, senador del estado y ex candidato presidencial, en una ocasión pidió que se militarizara la frontera después que México se negó a la construcción de una cárcel en territorio mexicano para mexicanos "criminales" que habían violado la ley migratoria, el acaso no notaba la aberración porque solamente le interesaba el ahorro en el manejo de inmigrantes.

Cuándo empezó la estrategia de aprobar leyes que restringieran los derechos de los inmigrantes, la ultraderecha se enfocó en Arizona y ha tenido grandes éxitos. Mientras diversos grupos se alegraban al ver que las cortes descartaban los intentos restrictivos de los derechos, la ultra derecha daba pasos sólidos en la creación de un clima anti-mexicano y anti-inmigrante.

Esa fuerza política logró colocar a un sheriff racista que violentado el marco legal acosaba a los indocumentados haciendo que Arizona fuera un infierno. Esto sucedía mientras la migra creaba una ruta de la muerte al cerrar los accesos cerca de las ciudades aventando a la gente a cruzar por el desierto incluyendo Arizona, y poniéndolos entre otros en los brazos de retrogradas como los Minutemen.

No había razón para que esa postura no escalara, en el 2010 un neo-nazi se encargó de redactar una ley abiertamente racista, recordando a los ideólogos del tercer Reich.

La derecha estadounidense se ha ido quitando la máscara mostrando sus tendencias fascistas, ha entendido los límites a los que puede llegar y los va superando. Saben que no se puede agravar las leyes federales así que se han concentrado en los espacios locales donde han tenido un gran avance.

La gobernadora de Arizona va por la reelección y entiende que aprobando la ley asegura el apoyo de la ultraderecha, esta sabe que tendrá un terreno propicio para seguir acosando inmigrantes. El estado se ha convertido en un estado policiaco y racista.

Esta ley llega en un tiempo propicio para generar un serio impacto mediático. Al haberse aprobado la reforma de salud, Obama puede trabajar en la reforma migratoria, lo que le puede dar un piso importante en este año electoral; la ultraderecha mete al debate un lenguaje extremo que entre otras cosas intentara sabotear la reforma migratoria.

En esta parte del debate destacan varios elementos. El avance de la ultraderecha en los medios de comunicación y la capacidad de dañar que tienen. La movilización social que han logrado y que ha formado el Tea party que supuestamente rescata el independentismo del siglo XVIII para avanzar al racismo del siglo XX (he descubierto a racistas mexicanos donándoles dinero sin dar cuenta que la acción del partido los engloba a ellos); y frente a esta radicalización, los demócratas guardan un silencio preocupante, ya sea porque en el fondo aprueban estas medidas, o porque tienen un profundo temor a que si abren la boca a favor de los inmigrantes la ultraderecha los afecte políticamente, lo que a final de cuentas sucederá, me parece que uno de los casos emblemáticos de esta situación es el alcalde de Los Ángeles Antonio Villaraigosa, que ha guardado silencio sobre temas migratorios, aunque el affaire Arizona ya le dio la excusa para brincar a la palestra.

No existe una gran voz nacional en Estados Unidos que abogue a favor de los inmigrantes y no hay voces que desenmascaren al fascismo estadounidense. Hay espacios limitados en los medios como Jon Stewart, algunos líderes hispanos y ciertos grupos judíos que abogan a favor de los inmigrantes, pero ninguno tiene la fuerza para incidir de manera decisiva en el debate y neutralizar a la ultraderecha.

El gobierno mexicano mantiene una postura vergonzosa y pusilánime. El senado ha levantado la voz y algunos empresarios llaman al boicot.

México debe ejercer la reciprocidad aunque acarree impactos económicos. Si Arizona no nos quiere entonces hay que cerrarle la puerta. Hay que bloquear los puntos de cruce de mercancías de Arizona. Que los turistas que entren por Arizona tengan que portar todas las visas posibles y sean sujetos a inspecciones prolongadas (como hace Estados Unidos con los mexicanos). Se debe buscar barreras a sus exportaciones. Los mexicanos deben retirarse de sus escuelas y universidades (como esta pasando) y dejar de ir a sus hospitales. La organización de abogados migratorios canceló una convención en Phoenix, hay que seguir su ejemplo. El discurso económico tiene un gran impacto en Estados Unidos.

Obama ha actuado más y mejor que Calderón. El gobierno mexicano debe dejar el terreno declarativo y hacer algo por la dignidad nacional, debe levantarse de las rodillas.

schmidt@mexico.com

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