5/11/2010

La columna de Ibarra


Utopía

Madres del bicentenario 2010

Eduardo Ibarra Aguirre

Para el grupo gobernante el bicentenario del Grito de Independencia y el centenario de la convocatoria a alzarse en armas frente a la dictadura de José de la Cruz Porfirio Díaz Mogri, la Revolución mexicana, son una suerte de marcas comerciales que con divulgarlas hasta la saciedad es más que suficiente para acercarnos a unos festejos superficiales, frívolos, que nos alejen del conocimiento de las esencias, complejidades y contradicciones de los dos procesos de autodeterminación de los mexicanos.

No podía esperarse más de un gobierno como el de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa que se identifica con las fuerzas desplazadas del poder por los dos procesos centenarios. Hasta el oligopolio bancario extranjero incorporó leyendas festivas en la publicidad de sus costosísimos servicios. Y el duopolio de la televisión divulga promocionales con bellas imágenes, pero divorciadas de la realidad y las características de los mexicanos. Sólo falta el papel higiénico con las marcas correspondientes para que el demagógico festejo, del cual se niega la información sobre sus multimillonarios costos, quede sellado por la frivolidad y el mercantilismo.

En esa lógica gubernamental, el Día de las Madres lo festejó la Presidencia con el acto Madres del bicentenario 2010, en el patio del Paraguas del Museo Nacional de Antropología, con el acarreo de 3 mil mamás beneficiarias de los programas de la Secretaría de Desarrollo Social, en autobuses procedentes de Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, estado de México y Michoacán. Viajaron durante la madrugada al Distrito Federal y para el mediodía algunas no habían probado alimento, a pesar de que lo prometieron los organizadores del acarreo, y otras recibieron un sándwich, fruta y jugo durante el viaje. Ninguna pudo utilizar el baño porque el Estado Mayor Presidencial lo prohibió. Para Ezra Shabot fueron sólo “problemas de logística”.

A nueve años y medio de gobiernos de la alternancia en el Ejecutivo federal, las prácticas clientelares y el uso y abuso de los programas públicos para obligar a los beneficiarios a participar en actos oficiales siguen en pie. Igual que con Carlos Salinas de Gortari, cuando desde la oficina de Comunicación Social de Distribuidora Conasupo, a cargo de Humberto Rodríguez López, se redactaban los discursos y las consignas que se pondrían en las mantas para darle la bienvenida a Julio César Ruiz Ferro en remotas y empobrecidas zonas indígenas.

Poco cambió desde entonces en las execrables prácticas gubernamentales. El discurso se afinó, sin duda. Ya no son las militantes feministas, sino Calderón Hinojosa quien denuncia con vigor que las mujeres cumplen una doble o triple jornada, pero omitió que con sus actos de lucimiento personal obliga a “sus invitadas” a desempeñar hasta una cuarta jornada laboral, en ayunas y privadas del derecho a satisfacer necesidades elementales.

El abogado y economista informó con visible satisfacción y orgullo que suman “casi 9 mil” las estancias infantiles creadas durante su gobierno y que atienden a 260 mil niños. Criticó a quienes decían que no “no iba a funcionar (el programa), que iba a ser muy costoso, que a la vuelta de dos, tres meses se iba a acabar”. No tuvieron razón, pero las limitaciones presupuestales, físicas y de equipos de seguridad las hacen más proclives a los accidentes que a los jardines de niños subrogados a particulares por el Instituto Mexicano del Seguro Social. Allí está, fresca en la memoria e impune, la tragedia de Hermosillo, Sonora, en la que resultó involucrada la prima hermana de Margarita Zavala Gómez del Campo.

Empiezan a ser frecuentes los cortes de caja --¡381 mil 904 nuevos empleos!--, como si el sexenio fuera de cuatro años y estuviera Calderón a punto de partir a casa para disfrutar de la jugosa pensión y los ahorros que acumuló, también la imploración a los dioses para que lo iluminen. Tarea difícil.

Acuse de recibo

El gentil lector Francisco Alberto Servín de Alba aclara, por medio de una pregunta, lo siguiente: “Eduardo, que acaso no dijo Marta de Fox, ‘... la gran escritora Rabindranath Tagore...’? Un abrazo y adelante con la lucha”... “Nos adherimos a su valioso comentario ‘Ni perdón, ni olvido’, publicado en su prestigiada revista Forumenlinea con el tema de Atenco. No es posible aceptar más el desprestigio ocasionado por el señor Peña Nieto a nivel nacional e internacional. En el estado de México, donde habito desde hace 35 años, cada día existe mayor inseguridad, menos trabajos, más narcotráfico, autoridades irresponsables y mayor corrupción. Rechazamos el maquillaje”, comenta el doctor Enrique Bonilla Rodríguez, de Atizapán de Zaragoza... En el 35 aniversario del asesinato, mientras dormía, del poeta salvadoreño Roque Dalton, retomo palabras de Eduardo Galeano: “La impunidad estimula a los criminales, y los militantes que matan para castigar la discrepancia no son menos criminales que los militares que matan para perpetuar la injusticia”… Uno de ellos asesora al colombiano Álvaro Uribe Vélez.

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