5/13/2010

Denuncian aislamiento y desalojos forzados
Exigen haitianos cuentas a gobierno, a cuatro meses del terremoto



Por María Suárez Toro

Costa Rica, 12 may 10 (RIF/CIMAC).- Al cumplirse este día cuatro meses del terremoto que azotó Haití el pasado 12 de enero, los Comités de Campamento (KOK por sus siglas en créole) realizaron una “sentada” frente a la oficina gubernamental del Primer Ministro, Jean-Max Bellerive, en la capital.

La cita fue a las 9 de la mañana, una convocatoria a una acción pacífica. Sentarse en la calle para pedir cuentas al gobierno acerca de los planes para resolver la situación de los campamentos provisionales de manera adecuada, no forzada.

El terremoto dejó sin hogar a aproximadamente 1.2 millones de personas, que además de perder sus casas y sus pertenencias, perdieron familiares, vecinos y amigos.

La mayoría, se vio obligada a ocupar provisionalmente cualquier espacio vacío que encontraban en la ciudad, mientras más de medio millón, se fue a otros pueblos fuera de Puerto Príncipe, y unos 200 mil se pasaron en silencio a su vecino país.

El desalojo forzado por los daños a sus viviendas ocasionados por el terremoto, y la incertidumbre acerca de su futuro en cuanto a vivienda, es una característica en común. A cuatro meses, los une la falta de respuesta del gobierno, y la amenaza de otro desalojo forzado, esta vez, por las autoridades gubernamentales y dueños de algunos terrenos ocupados.

Es tan grave la situación, que el 29 de abril pasado, Michel Forst el experto independiente de la ONU sobre los derechos humanos, exigió una moratoria para los desplazados internos.

Después de su visita de una semana a Haití, Michel Forst declaró que "esta gente debe ser ante todo protegida contra los desalojos ilegales, en espera de la creación de una estrategia nacional”.

SE REALIZAN LOS PRIMEROS TRASLADOS

Según la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSTAH) ya se han realizado dos traslados de campamentos ubicados en la ciudad, a lugares de la periferia.

Unas mil 290 familias (un número aproximado de ocho mil personas) que habitaban temporalmente en un Club de Golf en Petion-Ville, fueron trasladadas a Coral Cesselesse, al norte, fuera de la ciudad.

Compuesto por 65 mil carpas donadas por el gobierno de Dubai, el asentamiento está en un extenso campo empedrado, al pie de Monte Cabrito. Cada bloque está dividido por una calle ancha cubierta de grava gruesa. Hay agua suficiente, áreas de regaderas y letrinas. No hay un solo árbol, no hay transporte público para viaja a la ciudad, por la quebrada carretera de 20 kilómetros.

Un segundo traslado reubicó a 512 familias en el extremo nororiental de la ciudad, en el lugar conocido como Tabarre Issa, en el Oeste, camino al aeropuerto. Una ruta congestionada, y sumamente dañada por el terremoto.

Ambos traslados se realizaron el sábado 6 de marzo y en las mismas condiciones: sin previo aviso a la población y prohibiéndoles llevar las escasas pertenencias que habían logrado recuperar de sus destruidas viviendas.

La ONG internacional Médicos del Mundo (MDM), manifestó su preocupación sobre la evacuación forzada de personas desplazadas. Los testimonios de personas trasladadas son elocuentes. Dos de ellos, reubicados en Coral Cesselesse, hablaron a Daniel Lozano, de Público, el 29 de abril.

"Llovió muchísimo, pero aguantamos bien. Canalizaron el agua. Aquí sí vivimos con dignidad", resume a Público Pierre Sanon, sociólogo y uno de los líderes de Organización Unión (OU), nacida en el interior del campo de desplazados.

Agrega: "por la mañana hace un calor terrible, y aquí no hay una sola sombra. La gente se deshidrata, hay insolaciones. Y luego por la noche vienen los mosquitos infernales, y hasta ocho clases de bichos."

El profesor Charles Dumore relata al mismo medio, que fue reubicado del campo de golf junto a su mujer y a su hija, dice: "allí estábamos casi inundados, pero podía ir a trabajar. Aquí, ¿cuál será nuestro futuro?".

Manifiesta su preocupación por la lejanía de la capital, el desierto en el que viven y la falta de respuesta sobre un campamento espontáneo “Campamento Obama” que existía a la par, y que al no contar con servicios, llegan al campamento “oficial” en busca de agua, ayuda y servicios.

Por otro lado, las mil 300 familias (7 mil 335 personas) que el día del terremoto montaron un campamento provisional en el Estadio Nacional, fueron obligadas a salir del lugar por las autoridades gubernamentales de deporte, en un operativo de desalojo, “a nombre del respeto al inicio de la temporada de futbol en el país.

La policía llegó en la madrugada de la noche anterior sin avisar, amenazando con una mano y dando carpas con la otra, para que la gente se fuera a dónde encontrara lugar en la ciudad.

La ONG francesa “Acción Contra el Hambre”, criticó el “desplazamiento forzado y sin preparación” de los desplazados por el terremoto.

Las declaraciones de las autoridades deportivas y la reacción de los pobladores en los medios son elocuentes. ¨Hay que hacer revivir el fútbol porque hay jugadores que esperan poder retomar el juego y alimentar a sus familias con su oficio" dijo Rolny Saint-Louis, director del estadio “Sylvio Cator”, en medio de los airados gritos en su contra, lanzados por los pobladores, que lo acusaban por recurrir a la fuerza para desalojarlos.

Cuatro meses después del terremoto los KOK, sentados hoy en la manifestación pacífica frente a las oficinas del Primer Ministro esperan respuesta, “una mejor respuesta” que la que les ha tocado vivir a los dos primeros grupos “experimentales” que fueron sacados de terrenos requeridos por el Estado, y por sus dueños.

“Queremos conocer los planes y ser parte de las decisiones para que no haya sorpresas y no vayamos a empeorar” dijo una coordinadora del campamento que no quiso ser identificada por miedo a represalias, que ha escuchado, existen en los nuevos asentamientos.

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