5/15/2013

Madres hacen del hartazgo la raíz de su dignidad

NACIONAL
DERECHOS HUMANOS
   Fatigadas, resisten ayuno para exigir que encuentren a sus hijos

CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-

Frente a las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) –dependencia cuya misión es “procurar la justicia eficiente, eficaz y confiable”–, un grupo de madres de personas desaparecidas acampa y realiza una huelga de hambre desde el pasado jueves.

Siete madres y un padre de familia llevan seis días tratando de mantener sus fuerzas sólo con agua, miel y algunos dulces; cambiaron sus hogares por unas cuantas casas de campaña.

Las mantas con las fotografías de sus hijas e hijos –colocadas alrededor del campamento–, además de ser su arma contra la indolencia del Estado, ahora ayudan a combatir el frío, la lluvia y los cambios de temperatura.

Iniciaron la huelga de hambre el pasado 9 de mayo, pues confiaban en que Enrique Peña Nieto; el procurador, Jesús Murillo Karam; el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el comisionado de Seguridad Nacional, Manuel Mondragón y Kalb, –con quienes exigen reunirse– no las dejarían pasar el Día de las Madres sin decirles cómo iban a localizar a sus hijas e hijos.

Nancy Raquel Rosete Nuñez, madre de Elvis Axell Torres –desaparecido en 2010–, cuenta para Cimacnoticias todos los años que ha pasado de una dependencia a otra, los esfuerzos realizados para que el expediente no sea olvidado o enviado a asuntos pendientes. Cuenta incluso que ya se ha reunido con Murillo y siempre “sale con un montón de promesas”.

“Ya estoy cansada de papelitos y de que me hablen bonito, porque la realidad es que los días pasan y yo sigo sin poder abrazar y besar a mi hijo”, exclama. Relata que se prometió a sí misma no llorar y no dejar que la vieran mal porque “no quiere provocar lástima”, y sólo exige que los funcionarios le digan exactamente cómo van a encontrar a su hijo.

Sin embargo, seis días han pasado y ella y las demás madres sólo han recibido “saludos” de Ricardo García Cervantes, subprocurador de Derechos Humanos de la PGR. Ante ello, acusan que mientras sus hijas e hijos están desaparecidos, la autoridad está ausente.

Estas mujeres también cuentan que sacan fuerzas de la esperanza de volver a ver a sus hijas e hijos, y del apoyo que les ha dado la sociedad civil, pues todos los días han recibido visitas de personas que les llevan cobijas o chamarras; médicos han ido a revisarlas y les pidieron utilizar cubrebocas, pues debido a la falta de alimento sus defensas están bajas y en cualquier momento pueden enfermar.

Frecuentemente se escuchan helicópteros que llegan o se van del helipuerto de la PGR. Irma Alicia Trejo Trejo, madre de Francisco Albavera –estudiante del Instituto Politécnico Nacional–, cuenta que cada vez que escucha el ruido de la aeronave piensa que Murillo Karam ha aceptado reunirse con ellas, ya que saben que el procurador llega a la dependencia de esta manera.

A ella le han dicho que la dependencia no tiene recursos para localizar a su hijo, por lo que sólo le queda esperar.

Por momentos se le nota el cansancio y la falta de energía, dice que va a llegar a las últimas consecuencias, pero que no va a morir frente a la PGR, ya que tiene otro hijo, a quien la inacción del Estado lo tiene sin su hermano y sería muy injusto que ahora lo deje sin su madre.

Recostada en su casa de campaña –debido a la falta de fuerzas que empieza a padecer–, Margarita López Pérez, madre de Yahaira Guadalupe Bahena –secuestrada en 2012 por un comando militar–,  dice que a ella también le argumentaron que no podían rescatar a su hija por falta de recursos.

Yahaira desapareció en Oaxaca. Con sus propios recursos Margarita se trasladó de Michoacán –su estado natal– a la entidad y pagó informantes e investigadores. Dice que pudo identificar un lugar en donde probablemente su hija fue explotada sexualmente; pidió a las autoridades que la acompañaran, pero se negaron.

Hace más de un año le dijeron que encontraron el cadáver de su hija; vendió propiedades y automóviles para trasladarse. Hasta ahora no le han entregado el supuesto cuerpo de su hija, por lo que no ha podido confirmar si está muerta o continúa desaparecida.

Margarita también estuvo en la huelga de hambre de noviembre pasado frente a la Secretaría de Gobernación: “De ahí nos levantaron con promesas, pero de aquí sólo me van a levantar con hechos”.

Ana María Maldonado Chávez manifestaba malestar físico, pero al percatarse de que sus compañeras ofrecían entrevistas decidió hacer un esfuerzo para levantarse y relatar que busca a su hijo Carlos Palomares Maldonado desde 2010.

Se disculpa porque el hambre a veces le impide coordinar entre lo que quiere decir y lo que realmente dice; platica que por ratos se siente triste y humillada al ver que a las autoridades no les importa que ellas pasen un día más ahí. “Para nosotras es un día más sin nuestros hijos”, reclama.

Señala que “agarra fuerzas” de los recuerdos que conserva de su hijo y de las miles de madres con hijos desaparecidos que no tienen los recursos y las facilidades de poder alzar la voz.

Ana María advierte que por ellas y por su hijo –“cuyo único vicio era coleccionar figuras de Star Wars”– es que va a llegar a las últimas consecuencias en esta huelga de hambre.

Dentro del campamento también hay madres que no están en huelga de hambre porque tienen problemas de salud o por que no pueden dejar de trabajar, como Francisca Díaz Rodríguez, madre de Gerardo Palacios, desaparecido desde 2003, cuyo expediente fue eliminado del Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes por considerar que “ya no hay nada más que hacer”.
 

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