5/16/2013

Los ordeñadores de Pemex


Escrito por  


César Nava.
César Nava.
A finales de los años 50, cuando la Revolución se bajó del caballo y se subió al Cadillac –automóvil que regresó para las pretensiones de una clase rica que del pulque ha pasado a las revistas del corazón y de sociales aunque su mal gusto continúa siendo evidente–, existió un señor Jaime  Merino que en Pemex hacía negocios con los camiones que distribuían el combustible. Los transportes tenían doble fondo y una parte la llevaban a las gasolineras y otra se la apropiaba quien también era funcionario de la empresa. Gracias a una investigación de mi amigo, el recordado Antonio Caram, todo se descubrió.
La “talacha” periodística trajo el arresto del mencionado hampón, pero nunca supimos quiénes también se enriquecían con tan evidente negocio. Ya se sabe que en esos trafiques, únicamente se descubre al ladrón notorio pero jamás se jala la liga para evidenciar a los de más arriba.
Luego la paraestatal, ha sufrido muchas atrocidades. De ella han manado innumerables recursos para todo. Lo mismo a la campaña presidencial de Francisco Labastida –cuyos maquiavélicos organizadores: Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana, fueron recompensados con diputaciones y senadurías–, que los hijos de Martha Sahagún, quienes hicieron mil tropelías y nunca sufrieron alguna sanción, hasta que uno de ellos aceptó su culpa en un tribunal de Estados Unidos, Manuel (Nancy Flores y Miguel Badillo en Contralínea lo documentaron antes). Lo que no importó a Chente y Marthita para continuar dando lecciones de moral en el rancho del botudo.
También los grupos criminales, Zetas y demás pandilleros, han ordeñado los ductos para saquear la riqueza petrolera, vendiendo gasolina en muchos lugares públicos. Algo que curiosamente no ha sido descubierto por las diferentes fuerzas armadas, tan prestas a obedecer órdenes de la DEA y la CIA.
Claro, hace poco se dio a conocer que el citado Romero Deschamps posibilitaba que su hija viajara en avión privado con sus mascotas  por todo el mundo. Y que su vástago, Carlos Romero Durán, tuviera  dos departamentos en Miami, EU, de más de 7. 5 millones de dólares, con prediales de  125 mil de billetes verdes por año. Al ser interrogado su ilustre papá, simplemente dijo que él no era el contador de su chamaco. ¡Vaya cinismo!
Pero recientemente nos enteramos de algo que ya sabíamos pero se constató por la declaración de Peter Paul Muller, ejecutivo de Siemens: César Nava, muy cercano a Felipe Calderón, ordenó no cobrar dos cartas de crédito a esa y otras empresas por 102.8 millones de dólares. Incluso para hacer que se reintegrara ese monto a Pemex, la empresa envió a una ejecutiva, Lucía Munive, a  Seul, Corea, pero al llegar a esas tierras se le indicó que diera marcha atrás y si no lo hacía sería despedida y acusada penalmente (Reforma, 14 de mayo).
El que fuera director jurídico de Pemex, después secretario particular de Felipe Calderón en la presidencia de la República y un pésimo dirigente nacional del PAN ha negado, obviamente, las acusaciones. Pero ahora gracias a Muller tendrá que hacer otra cosa más que declaraciones. Y el asunto, además, debe preocupar grandemente a su jefe de siempre, el becario de Harvard, pues ya no podrá continuar presumiendo el gobierno eficaz que dijo haber realizado durante su sexenio.
Es bueno recordar, por ejemplo, la liberación de varios personajes y generales que fueron a la cárcel siendo inocentes, las decenas de miles de víctimas  que hubo durante la gestión calderonista y la ruina en la que dejó al país, el cual ahora está en franca decadencia económica y sin recursos.
Regresando a César Nava, antes supimos que compró a su novia Patricia Sirvent (2008), mejor conocida como Patylú –quien tiene una canción famosa, “La vaca Tomasa”–, un departamento en Polanco de 15 millones de pesos. Algo fuera de serie ya que su salario no era mayor al de 1 millón  de pesos anuales, cuando más ingresos obtuvo.
En aquel entonces, su partido, el PAN, intentó refutar las informaciones y dijo que el costo del predio era  de la mitad: 7 millones 200 mil pesos. Y que el mismo fue comprado a plazos. Nava ni siquiera pronunció una frase corta.
La actual denuncia de Pemex muestra, otra vez, que funcionarios van y vienen, parientes gozan de las mieles de esa empresa que debería ser una palanca del desarrollo mexicano, y contratistas como Jaime Camil, quien también vende armas al ejército, hacen de las suyas en los negocios petroleros.
El asunto tiene, sin duda, una gran cola.
Es un estate quieto para Felipe Calderón y sus acólitos actuales: Ernesto Cordero y Javier Lozano,  para que no hagan más olas al famoso Pacto por México.
También muestra que no sólo el PRI es deshonesto en serio, con ejemplos tan dramáticos como Carlos Romero, Javier Duarte y los operadores electorales que aparentemente ya no están en Sedesol pero siguen actuando, sino que en el PAN también hace quesos (Larrazábal, dixit).
Asimismo es una espada de Damocles contra la oposición para que tenga mucho cuidado en las elecciones que vienen, las cuales en muchos lugares serán competidas, especialmente la gubernatura de  Baja California y la alcaldía de Puebla.
Y  podría ser, aunque lo dudamos enormemente, que el actual gobierno con casi seis meses de vida necesite llevar a la piedra de los sacrificios a una víctima más ya que el efecto Elba Esther Gordillo ha pasado.
Aunque como dice un amigo monotemático, también puede tratarse de un nuevo episodio con el fin de privatizar Pemex, mostrando la gran corrupción de sus funcionarios.
De lo que sí estamos ciertos, es que no es un inicio de lo que el país necesita: un embate contra la corrupción política y privada. Lástima.
@jamelendez44

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