6/08/2020

Columnas y opinión del periódico La Jornada


Agave Azul y las manifestaciones en Guadalajara
El crédito del Banco Mundial
Economistas han predicho 9 de las 3 recesiones

Entre los acontecimientos de la semana pasada sobresale la operación Agave Azul, ejecutada por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), a cargo de Santiago Nieto. Después de varias semanas de investigación, logró congelar casi 2 mil cuentas bancarias supuestamente ligadas al poderoso cártel Jalisco Nueva generación CJNG), un nuevo golpe a la organización criminal tras la extradición a Estados Unidos del número dos, Rubén Oseguera González, El Menchito, hijo de Rubén Oseguera Cervantes, El Mencho, líder y fundador del cártel. Por otro lado, el fin de semana hubo disturbios en Guadalajara por la  muerte en Ixtlahuacán de los Membrillos de Giovanni López, un joven albañil a quien asesinaron policías locales por no traer cubrebocas. El homicidio ocurrió el 4 de mayo, pero el gobernador Enrique Alfaro no atendió los reclamos de la familia ni de grupos sociales. De esa falta de sensibilidad se generaron las manifestaciones. Primero, el mandatario jaliscience quiso atribuir su origen al gobierno federal, sin señalar directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero éste le pidió que si tiene pruebas las presente. 

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No lo hizo. Luego culpó al crimen que se ha filtrado en las corporaciones policiacas. Aquí es donde podría haber una conexión con el congelamiento de cuentas bancarias del CJNG. ¿Sabe Alfaro de personas de su entorno que hayan sido afectadas por la acción de la UIF? Si es así, debería presentar una denuncia ante la Fiscalía General de la República. Embrollado en sus propias palabras, finalmente ha tenido que disculparse. Ofrezco una disculpa a nombre del gobierno del estado y a título personal, como siempre lo he hecho, de frente, por los hechos acontecidos el día de ayer afuera de la Fiscalía del Estado, en donde jóvenes fueron agredidos por policías ministeriales al estar expresando de manera libre sus ideas, dijo.


Banco Mundial
El crédito por mil millones de dólares que el Banco Mundial otorgó al gobierno de México no financiará el programa de respuesta del Covid-19, indicó en un comunicado la Secretaría de Hacienda. Este crédito no es adicional al techo de endeudamiento aprobado por el Congreso y se ubica dentro de los límites de endeudamiento externo autorizados para el gobierno federal en la Ley de Ingresos de la Federación 2020, precisó.
Ombudsman Social

El halconazo tapatío
Alfaro hubo de recular
Atrapado en su libreto
De retador a avergonzado
No pudo sostener Enrique Alfaro Ramírez el aire retador ni las decisiones rígidas que había asumido en cuanto a las medidas sanitarias relativas al Covid-19 y a su relación política con el Poder Ejecutivo federal.
Durante semanas, Alfaro, ingeniero civil con maestría en desarrollo urbano por El Colegio de México, pareció convertirse en la figura más recia y creciente de la oposición institucional al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), mediante declaraciones tronantes (entre otras, de manera directa contra el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell), planteamientos controversiales (como la redefinición del pacto fiscal nacional) y un activismo opositor al obradorismo que lo llevó a ser la principal figura de una especie de sindicato de ocho gobernadores (a los siete originales, cifra que incluye a Alfaro, se ha sumado el de Guanajuato, quien asegura que representa el interés de otros mandatarios no morenistas del centro del país, que pronto se integrarán a este frente).
Nacido en Guadalajara y por cumplir 47 años el próximo domingo 20, Alfaro se tropezó políticamente con un cubrebocas. Es decir, con un episodio de brutalidad policiaca contra un albañil de 30 años de edad, Giovanni López, quien fue detenido con violencia por policías de uno de los 125 municipios de Jalisco, Ixtlahuacán de los Membrillos, ubicado a unos 45 minutos de Guadalajara y con poco más de 55 mil habitantes.
Acusado de no llevar cubrebocas, según las primeras declaraciones informales del caso y conforme a un video, Giovanni López apareció muerto horas después de haber quedado bajo control de los policías de un municipio constantemente señalado por hechos delictivos atribuibles al crimen organizado y su dominio del aparato de gobierno, en este caso a cargo del presidente municipal Eduardo Cervantes Aguilar, un priísta con varias acusaciones densas en su contra.
A un mes de los sucesos trágicos (del 4 de mayo al 4 de junio) y con la viva indignación mundial debido al asesinato por policías del afroestadunidense George Floyd en Minneapolis, Minne­sota, el caso Giovanni fue mostrado como una consecuencia de las políticas autoritarias que Alfaro desplegó de manera orgullosa para diferenciarse de las practicadas por el gobierno federal: cárcel a quienes no usaran cubrebocas en público, mano dura, implacable, presumía el político que ha pasado por los partidos Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática y, ahora, sin afiliación pero con absoluta inmersión y control, Movimiento Ciudadano, desde el cual ha considerado posible intentar una coalición de partidos que lo lance como candidato presidencial en 2024.

Trato público de excepción para todo el personal de salud
Venezuela y Cuba, de los países que mejor sobrellevan la pandemia
Para que no haya malos entendidos (cosa casi imposible de evitar, porque los malos entendidos tienen una tasa de natalidad altísima, casi como los hongos y los rumores que suelen provocar los triunfos o reconocimientos de aquellos que, por alguna razón o sin ella, detestamos. ¿No es cierto don Hugo?). Pues por razones tales declaro, poniendo la mano sobre una botella de mi Bombay, que la decisión de ese ilustre comité integrado por las secretarías de Gobernación, Cultura, Educación y los líderes del Congreso, me parece aplaudible. Anoto, sin embargo, mis diferencias.
El Comité presidido por el señor secretario de Salud consideró que un grupo de servidores del sector Salud merecían, por un comportamiento que rebasaba con creces el límite del deber profesional e irrumpía en los terrenos de la generosidad, la entrega, el humanismo sin límites ni medidas, un trato público de excepción. Ellos eran los héroes vivos, de carne, hueso y cercanía y con los que compartíamos nuestro momento. No sabíamos ni siquiera sus nombres, pero vivían en la colonia y sus hijos asistían a la escuela de los nuestros. ¿Ese tipo, al que yo deseaba maltratar por ocupar mi estacionamiento, se levantaba siempre antes que yo para enfrentar un riesgo un tanto mayor que el de mi jefe de personal: el coronavirus de sus pacientes? Ni para qué decir que mi auto era mucho mejor y sus hijos iban a escuela de gobierno. Luego lo dejé de ver y supe estaba infectado: cómo deseo verlo y romper a Susana y darle un abrazo.
Repito, ya lo dije, fue la selección burocrática, clasista de los candidatos postulados y los criterios que definirían los resultados: los títulos profesionales y el rango laboral contaban más que el desempeño y el riesgo corrido en las labores cotidianas. Los rangos del premio Miguel Hidalgo son Collar, Cruz, Banda, Placa. ¿A ustedes les parece apropiada la aplicación de estas categorías para el momento que vivimos?
Propuestas: Levantamiento riguroso del padrón constituido por todos los mexicanos que durante esta larga noche negra que estamos viviendo desarrollan un trabajo, cualquiera que sea su nivel profesional, conocimientos, ingresos etcétera, pero cuyo desempeño sea de innegable beneficio colectivo.
Informes de las agencias noticiosas extranjeras Europa Press, AP y Reuters (que son las creíbles para las clases ilustradas del país) señalan en el estudio “ Lost on the front line”, realizado por The Guardian y la organización estadunidense Kaiser Healt the News, al menos 600 trabajadores de la salud han muerto en los pasados cinco meses por contagio del Covid-19. Lo que nos importa y diferencia es que en su recuento se incluyen enfermeras, paramédicos, y personal de apoyo de salud crucial como conserjes de hospitales, administradores, trabajadores de asilos que han expuesto sus propias vidas para salvar los de otros.

Los límites de Facebook
Los límites de la libertad de expresión han cobrado inusitada actualidad a raíz de la forma en la que los medios, y en especial las plataformas digitales de comunicación, han dado cuenta de las multitudinarias manifestaciones en protesta por el abuso de la fuerza policiaca, cuyo blanco histórico han sido las minorías de color. La discusión sobre la libertad de expresión se torna aún más importante y ríspida cuando Facebook, Twitter y otras redes sociales similares son usadas para atacar, mentir y promover la violencia, como el presidente Donald Trump suele hacerlo contra quienes considera enemigos, hecho que va a contracorriente del buen juicio y prudencia que todo gobernante debería observar.
Dirigentes de las más importantes plataformas electrónicas han decidido advertir a los usuarios sobre la falsedad de dichos mensajes y su proclividad a la violencia. En un demoledor editorial, Thomas Friedman, ganador de tres premios Pulitzer, se pregunta: ¿Los barones de los medios podrán salvarnos de la toxicidad que circula en redes sociales?, y responde: ciertamente no Mark Zuckerberg, de Facebook, quien evidentemente es el Rupert Murdoch (Fox News) de su generación, cuyas esquivas referencias sobre la libertad de expresión están matizadas por el dinero sin importar que su plataforma sea usada para destruir la democracia.

Remedios y enfermedades
El trastorno económico, laboral, sanitario, familiar, educativo, emocional y mediático impuesto para prevenir el contagio, cobra muchas más víctimas que la sobredimensionada pandemia, de discretísimas cifras comparadas con las de hace 100 años. Pandemias y demás, ¿despejan la mente y expanden la conciencia? Todo indica que no, habida cuenta de la gran cantidad de calamidades que a lo largo de la historia el ser humano ha tenido que enfrentar, resistir y superar sin que su percepción de sí mismo, de los demás y del mundo muestre mayor afinamiento, no se diga respeto por el planeta y aceptación tan lúcida como serena de nuestra condición de mortales, de nuestro paso fugaz por este plano, de nuestra impermanencia, no por evidente menos negada y temida.
Sentirnos ofendidos y ofender nos parece más elegante que asimilar y adoptar estrategias para estar con menos agobios durante el breve lapso que llamamos vida, y tratar de sentirnos importantes ante los demás nos ocupa la mayor parte de nuestro tiempo, que nunca alcanza para estar con nosotros mismos y aprender a dialogar honestamente con el testigo desconocido que llevamos dentro. Ésa es la epidemia invisible que nos procuramos y que nos consume –sobre todo de miedo–, mientras aturdidos por un ego torpe desperdiciamos nuestra mejor energía buscando tratamientos milagrosos, ineficaces o caros.

Balanza de Pagos y Flujo de Capitales (1er trim)
El descafeinado Banco de México era cuando menos un buen generador de estadísticas; hoy se observa cada vez menos útil. Hace un año analizamos aquí la balanza de pagos del primer trimestre utilizando sus cifras, mismas que ahora aparecen "actualizadas" no con pequeños (y comprensibles) ajustes sino con diferencias sustantivas. El déficit en cuenta corriente 2019 que publicamos era de -5 mil 634 millones de dólares y ahora aparece corregido a -11 mil 141 m; el de 2018 era hace un año de -9 mil 799 millones y ahora es corregido a -11 mil 174 m. Ajustes similares modifican la cuenta financiera y la de errores y omisiones para ambos años e incluso años previos.
Así, bajo advertencia, ahora Banxico indica que en el primer trimestre del año la Cuenta Corriente casi logra el equilibrio con un déficit marginal de -982 millones de dólares, y otro de -8 millones en la Cuenta de Capital; ambos financiados por un ingreso neto (saldo) de capital foráneo por 3 mil 455 millones en la Cuenta Financiera, y con un remanente de 2 mil 465 millones en Errores y Omisiones (Gráfico 1).

¿Qué fue del seguro de desempleo?
¿Dónde quedó el Pacto por México?
Circula en redes sociales una versión, aparentemente de algunos héroes intelectuales de la derecha, que destaca la paradoja: son ellos, neoliberales a más no poder, quienes pugnan por un seguro de de-sempleo –tipo Estados Unidos, es de suponer– para que los trabajadores puedan enfrentar los terribles efectos económicos de la pandemia, y no el gobierno en funciones –protector de los pobres–, que sólo ofrece como alternativa a todo aquel que perdió su plaza laboral que recurra a su respectiva Afore para darle un pellizco y así contar con cierta liquidez.
Resulta encomiable la desinteresada bonhomía de esos héroes, aunque su propuesta hace recordar el denominado Pacto por México (2 de diciembre de 2012, apenas 24 horas después de que Enrique Peña Nieto tomara posesión del cargo), pues en su compromiso número 4 establecía la creación de un seguro de desempleo que cubra a los trabajadores del sector formal asalariado cuando pierdan su empleo para evitar un detrimento en el nivel de vida de sus familias y les permita buscar mejores opciones para tener un crecimiento profesional y patrimonial (por cierto, muchos de los abajo firmantes hoy están prófugos de la justicia, en la cárcel, con amparo en el bolsillo o bajo el paraguas protector del fuero legislativo).
Pero, detalles judiciales aparte, ¿qué fue de ese compromiso número 4, entonces apoyado y aplaudido, y hoy desinteresadamente reivindicado como novedad por los héroes intelectuales de la derecha? Según la crónica de aquel 2 de diciembre de 2012, Peña Nieto convocó a todas las fuerzas políticas, organizaciones civiles, líderes empresariales y sindicales, investigadores, medios de comunicación, así como a la sociedad en general, a sumarse para que éste sea un pacto de todo México.
Y fue la cúpula empresarial la primera en ponerle peros al asunto del seguro de desempleo, darle vueltas al patriótico compromiso de los abajo firmantes y cabildear por todas partes, especialmente con la pandilla del Legislativo, para que el numerito no se concretara, cuando menos no a costillas de la patronal. Entonces, ¿en qué quedó?
El 18 de marzo de 2014, 16 meses después de firmado el Pacto por México, con todo y su compromiso número 4, la Cámara de Diputados (voto mayoritario de PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano) aprobó reformas, entre otras, a las leyes del Seguro Social y del Sistema de Ahorro para el Retiro, con la intención –según dijeron– de reducir la desigualdad, disminuir la pobreza y reivindicar la justicia social, por medio de lo que denominaron seguro de desempleo, al que sólo podrían acceder los afiliados al IMSS.

En el precipicio
Estados Unidos está en el precipicio entre lo que se llama democracia y algún tipo de estado autoritario con tintes fascistas. Eso advierten generales y almirantes, ex altos funcionarios, líderes religiosos, figuras públicas e intelectuales progresistas y conservadores, un coro que tal vez no comparte otra cosa más que la necesidad urgente de sonar la alarma.
La ola de protesta más amplia jamás vista en la historia de Estados Unidos (según algunos cálculos) es en el fondo una defensa de los principios democráticos fundamentales que podría llevar –esperan muchos– al rescate de este país.
Pero la respuesta de la Casa Blanca y sus aliados amenazando con el uso de tropas militares para reprimir a ciudadanos estadunidenses ejerciendo sus derechos constitucionales provocó un estado de alerta sobre el futuro inmediato de la democracia en este país. Cinco generales –dos de ellos ex integrantes del gobierno de Trump (el ex secretario de Defensa James Mattis y el ex jefe de gabinete John Kelly), otros dos que fueron jefes del Estado Mayor (Martin Dempsey y Colin Powell, quien también fue secretario de Estado con George W. Bush), un ex comandante de la guerra en Afganistán y de la OTAN (John Allen) y un almirante también ex jefe del Estado Mayor (Mike Mullen) han expresado que el actual comandante en jefe está amenazando a la Constitución y a la democracia.
El ex general de cuatro estrellas de los marines Allen escribió: podríamos estar viendo el inicio del fin del experimento estadunidense, pero las protestas podrán ser lo que rescate al país con un cambio que tiene que venir desde abajo.


Editorial
El asesinato del ciudadano afroestadunidense George Floyd, perpetrado el 25 de mayo por agentes policiales en Minneapolis, Minnesota, que ha generado protestas sin precedente en las calles de las principales ciudades estadunidenses, se convirtió este fin de semana en un motivo para movilizaciones contra el racismo en países de tres continentes.

El racismo es excluyente e inhumano, opina
No puedo respirar, se quejaba George Floyd, cuando su cuello se ahogaba antes de desfallecer bajo la pierna de un brutal policía estadunidense. Millones de blancos y blancas, latinos y latinas, asiáticos y asiáticas, y por supuesto negros y negras han poblado las calles de las ciudades estadunidenses y de otros países para pintarse de negro, como cantando la canción de los Rolling Stones: “Quiero ver tu rostro pintado, pintado de negro, negro como la noche, negro como el carbón”. Porque el racismo es absurdo, claramente excluyente y violentamente antihumano. La creatividad está en las calles, y por ahora pintada de negro, negro multicolor.

La irrupción de la sociedad estadunidense en las calles tiró al olvido la pandemia. La frustración y el enojo son, por mucho, superiores al miedo y la cautela. El video del asesinato –porque eso fue– del ciudadano afroestadunidense George Floyd rompió todos los moldes de la protesta social. Enfatizo el video porque el gran catalizador del movimiento no fue el acto de barbarie policial, sino el hecho de haberlo capturado en video. Como refirió el famoso actor Will Smith: el racismo en Estados Unidos no está empeorando, sólo está siendo videograbado.
Es verdad, no se ha repetido en muchos lugares, pero basta con la explosividad que se ha vivido en Estados Unidos (EU) para que podamos calificar a la pandemia como una causa, o a los efectos de esa causa (¿la cuarentena, la sensación de anormalidad que de todos modos se vive, el estrés ante la amenaza próxima de un severo contagio?) como factores decisivos de una irritación que está presente y que ha de encontrar alguna salida. En el caso de EU a los factores inevitablemente ligados a la pandemia se sumó la gran división social que siempre ha estado vinculada al racismo, con un hecho espeluznante que ha estado presente en la explosión social que se ha vivido: el espectáculo incalificable de un policía de Minneapolis asfixiando con la rodilla y con el peso de su cuerpo a un afroestadunidense que participaba en las protestas originales que habían ya sacado a las calles a miles de ciudadanos de esa nación, protestas por el encierro y por el malestar generalizado que vive ese país, a pesar de ser el más rico de la Tierra.
El pasado 18 de mayo, José Francisco Cali Tzay, el relator especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, expresó su preocupación por el devastador impacto que la pandemia de Covid-19 está teniendo entre los pueblos indígenas, el cual, según su expresión, va más allá de la afectación a la salud. Según el funcionario internacional, los estados de emergencia están exacerbando la marginación de las comunidades indígenas; se están militarizando sus territorios; se está negando su derecho a la libertad de expresión y asociación; los intereses empresariales están invadiendo y destruyendo sus territorios, tierras y recursos naturales; se están suspendiendo abruptamente las consultas a que tienen derecho antes de realizar acciones que puedan afectarlos, lo mismo que las manifestaciones de impacto ambiental para forzar la ejecución de megaproyectos.
El coronavirus causa en el Caribe mexicano más daños que los huracanes. Esa región es el principal destino turístico del país y América Latina. Cuenta con más de 110 mil cuartos de hotel en Cancún y en la Riviera Maya, los 120 kilómetros que hay entre dicha ciudad y Tulum. Millones de viajeros procedentes de numerosos países llegan vía el aeropuerto de Cancún, el segundo más importante de México. También arriban a Quintana Roo decenas de miles de mexicanos que igualmente aprovechan la belleza del paisaje y la herencia cultural que existe en la península de Yucatán: Chichén Itzá, Tulum, Cobá, Uxmal, Calakmul, entre otros sitios ­emblemáticos.
La pandemia tan grave, tan temida, ha servido para revelar la crueldad, la falta de solidaridad elemental del sistema de libre mercado en materia de salud. Para las clases medias una enfermedad significa perder los ahorros de la familia y comprometer el patrimonio, porque la medicina privada, tanto muchos hospitales como las medicinas de patente, están al alcance de pocos. Y si a las clases medias la enfermedad las empobrece, a los más pobres los deja en la miseria.
Hay violencia abierta, visible, palpable. Hay violencia que se ejerce de muchas maneras, soterradamente. Las formas y los niveles de violencia conforman todo un inmenso catálogo histórico, social, humano, político. No es lo mismo presenciarla que saber de ella, sea por relatos o imágenes; el grado de impresión que provocan es distinto. No es lo mismo imaginar el objeto de la violencia que verlo. No es igual el resultado que el proceso de cómo se perpetró el acto violento, saber cómo es que eso ocurrió.
Cada día amanece como a la mañana siguiente de algo tupido, no queda claro si una catástrofe, una catarsis colectiva, una particular alteración del clima, un sueño inquieto. Sin necesariamente habernos emborrachado anoche, nos internamos con tremenda cruda en los días calurosos. A la sombra la primavera no se siente, será por el poco tráfico, porque no tenemos prisa o tenemos la ropa floja. Grupos reducidos de personas deambulan, rondan, desconfían, aguardan, pasean al perro (actividad esencial contemporánea). Se avistan chiquitos empujados en carriola, pero no niños de los que caminan, porque como en toda resaca, la infancia permanece guardada y descuidada. A los chavitos les gusta que los descuiden a ratos, pero no todo el tiempo. ¿Cómo saber qué pasa con niños y niñas si los patios de las primarias y los kínder están desiertos y en sus jardines domina la maleza? Y los bachilleratos públicos, todos pintarrajeados, algunos vandalizados. En resumen, la escuela está muerta.

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