8/18/2012

Una cooperativa teje un modelo para artesanas mexicanas


Dieciséis millones de mujeres trabajan fuera de sus hogares en México y constituyen 40 por ciento de la población económicamente activa, según datos oficiales. Detrás de esas cifras persiste una realidad cotidiana de desigualdad salarial, precariedad laboral -con 56 por ciento de las mujeres ocupadas en el sector informal- y agresiones sexuales y psicológicas.
En ese escenario, las microempresas y los proyectos de autogestión son una alternativa fundamental, como demuestra Mitz (Para ti, en lengua náhuatl), una cooperativa de artesanas de Palo Solo, un municipio pobre del extrarradio de la capital del país, que a partir de desechos industriales y con base en una técnica indígena de trenzado, elabora bolsos y otros muchos accesorios, que comercia internacionalmente. Las ganancias permiten sustentar la economía familiar de las participantes y financiar una escuela con unos 2.500 alumnos.




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