2/01/2013

Hacia un pacto por el rescate de la nación y contra el neoliberalismo


Gilberto López y Rivas
El grupo de personas, colectivos, gremios y organizaciones que en marzo del 2012 firmamos la Proclama por el rescate de la nación, e hicimos un llamado a hombres y mujeres comprometidos con México y su pueblo, a unir esfuerzos y organizarse, estamos convocando para el próximo 16 de febrero, a las 10 de la mañana, en la Universidad Obrera, al encuentro Hacia un pacto por el rescate de la nación y contra el neoliberalismo. Consideramos que nuestra patria reclama el concurso de mujeres y hombres de buena voluntad, amantes de la paz, la libertad, la justicia, la dignidad, y decididos a preservar y refundar a la nación, que atraviesa por momentos extremadamente difíciles (Rebelión, 13/3/12).

En la Proclama sostenemos que México vive una situación de emergencia nacional caracterizada por la pérdida de nuestra soberanía frente a Estados Unidos; la entrega de fuerza de trabajo, recursos, saberes, culturas y territorios a corporaciones trasnacionales mineras, turísticas, eólicas, farmacéuticas, entre otras; la profunda descomposición de las instituciones del Estado a causa de la corrupción y la penetración del crimen organizado en todos los niveles y ámbitos de gobierno; la zozobra y el temor de la población que ha provocado una guerra cruenta y cruel contra pobres y jóvenes; el tejido social fracturado y la convivencia social anulada por la abdicación por parte del Estado de su responsabilidad constitucional de otorgar seguridad, tranquilidad y bienestar a la población; las políticas al margen de la legalidad que quebrantan el estado de derecho.
A pocos meses del retorno del PRI a la Presidencia de la República, a través de un proceso de compra de votos con dineros de recursos ilegales y de procedencia ilícita, corroboramos que la situación de emergencia nacional prevalece y todas las señales apuntan a que esta condición se profundizará con un Presidente non grato, sin legitimidad democrática y que el primero de diciembre mostró el rostro del autoritarismo que siempre ha caracterizado al PRI, y al propio Enrique Peña Nieto.

En la convocatoria para el encuentro sostenemos que “nuestra soberanía sigue vulnerada por la política de subordinación a los intereses del gobierno estadunidense. Los cárteles en realidad son alianzas entre empresarios, políticos, miembros de los cuerpos de seguridad y los sicarios. Un profundo proceso de descomposición abarca a todo el Estado mexicano y a la clase política: corrupción, impunidad, complicidad, servilismo hacia Estados Unidos, entrega a empresarios y trasnacionales de recursos naturales y estratégicos, de territorios de los pueblos y del patrimonio nacional, tráfico de drogas, personas e influencias: en síntesis, un Estado delincuencial. Se incrementó gravemente la violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad, y el nuevo gobierno mantiene la misma estrategia de subordinación y complicidad que condujo a la catástrofe humanitaria”.

Paralelamente, el 24 de enero hicimos pública una carta dirigida al EZLN, en la que destacábamos los tiempos difíciles que se vislumbran para el país, con la entrega de nuestro territorio a las grandes corporaciones, con el modelo de despojo y ocupación de los megaproyectos, con las contrarreformas estructurales, como la reciente reforma laboral, que pone a la clase trabajadora a merced del capital. Externamos el incremento notable de la violencia feminicida, la desaparición, la trata y la negación de los derechos más elementales de las mujeres; el abandono del campo y el campesinado, su condena a la desaparición. Denunciamos la entrega de nuestro patrimonio nacional al capital trasnacional por parte de una clase política que a cambio recibe recompensas económicas. Evidenciamos a “los grupos de poder (que se) reconfiguran como elites por medio de un mal llamado Pacto por México que no incluye a los mexicanos.

En resumen, nuestra patria se encuentra ante el grave riesgo de dejar de ser una nación libre y soberana. Las mexicanas y los mexicanos estamos perdiendo el derecho a tener derechos. Ante esta situación, describimos el México de la resistencia, en el que personas, organizaciones, sindicatos y pueblos resisten la embestida neoliberal y salen a defender y a rescatar la nación: la clase trabajadora sigue dando la batalla en defensa de sus derechos y de sus empleos. Las víctimas de la guerra se organizan, buscan a sus familiares y denuncian las atrocidades de las que el Estado, sea por acción u omisión, es responsable. Los jóvenes se organizan ya sea para exigir educación, para impedir las reformas neoliberales a los planes y programas de estudio, para enfrentarse al poder de los monopolios, o para exigir y construir una sociedad realmente democrática. Igualmente, los pueblos y las comunidades se articulan para defender sus territorios: ya sea mediante la autodefensa, los usos y costumbres y otras estrategias legales. Decenas de organizaciones por todo el país enfrentan a los grupos criminales y a las grandes corporaciones que pretenden, al unísono, arrebatarles su territorio.

Desde la Proclama, nos parece indispensable la articulación de movimientos sociales en grandes sectores; su concreción en demandas de transformación nacional, y la consolidación de una fuerza social capaz de responder a las necesidades históricas en las que se encuentra nuestro país. La voz, la presencia y la experiencia de hermanas y hermanos zapatistas es necesaria para seguir en la construcción de ese otro mundo posible, uno donde exista justicia, democracia y libertad, y donde los gobiernos manden obedeciendo. El reto de madurez que hoy todos tenemos es encontrar un camino unitario sobre ejes comunes y principios éticos irrenunciables, junto al respeto de las dinámicas, estrategias y agendas particulares.

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