3/05/2013

La pieza y la maquinaria


 

Ahora sí queda claro que ha regresado el PRI. El mecanismo político, que cada sexenio hacía sus propios ajustes de cuentas y mandaba a unos cuantos a la cárcel, se ha vuelto a activar. La detención de Elba Esther Gordillo generó amplia aprobación social. Que vaya a la cárcel un personaje que había abusado de su poder, que se había enriquecido de forma ilícita, además de su prepotencia, exhibición de lujo y manejos turbios de millones de pesos, no puede menos que generar una sonrisa. Pero el problema de fondo persiste: un modelo de hacer política, de convertirse en un poder fáctico y de violentar las reglas del derecho, de la ética y de la democracia, que permanece. Quitan la pieza, pero la maquinaria sigue igual.
No queda claro el tamaño de lo que implicará la detención de Gordillo, una de las villanas más populares y poderosas, hasta su caída el 26 de febrero. Las comparaciones con otros casos muestran similitudes, por eso se habla de quinazo y se quiere establecer la semejanza con el gordillazo. Ese mecanismo obedecía a un sistema de corte autoritario donde el nuevo presidente de la República aplicaba, siempre bajo el formato de la ley a medias, operativos como el que hizo De la Madrid contra Jorge Díaz Serrano, Salinas de Gortari contra Joaquín Hernández Galicia, la Quina o Zedillo con el hermano incómodo. El ajuste se hacía en contra de personajes que se habían hecho demasiado poderosos, desafiaban al poder central y cada ciclo sexenal alguien tenía que pagar los platos rotos. Hoy se supone que estamos en otro momento, no sé si llamarlo propiamente democrático, pero sí con otro reparto del poder.
Queda claro que el procedimiento tipo quinazo no ha generado una mejor situación, simplemente se cambia a un líder y llega otro, igual o peor. ¿Romero Deschamps ha sido mejor que Hernández Galicia o más dócil? ¿Elba fue mejor que Jonguitud? Siguió la corrupción y crecieron sus poderes fácticos. Con los gobiernos panistas empeoró la situación, en vez de darle una vuelta de tuerca y acabar con ese modelo político, se llegó al extremo de aliarse y amplificar su radio de intereses. Quizá por esa razón la noche que fue arrestada Elba Esther, estaban muy callados el SNTE y el PAN, que fueron grandes aliados. Todavía recuerdo a un líder panista que cuando le reclamamos la alianza de Calderón con Gordillo, —al extremo de haberle entregado la educación básica del país—, lo único que respondió fue que les había salido barato. Tan barato que terminaron por perder la presidencia y el prestigio que alguna vez tuvieron.
Después de la reforma constitucional educativa viene una nueva ley, en donde estarán los mecanismos para cambiar la forma de evaluar y contratar maestros. Se trata de recuperar el dominio educativo y tiene que acotarse al sindicato para liberar el espacio que se ha apropiado. Con Peña Nieto se terminaron los presidentes que fueron socios de Gordillo (Salinas, Zedillo, Fox y Calderón), como describió Ricardo Raphael a ese vínculo de poder. ¿Quiénes serán ahora los nuevos asociados de Peña?
El caso de Gordillo muestra que esos poderes duran hasta que les ponen un alto. La hipótesis de que una vez que desapareciera del mapa Elba Esther, como ha ocurrido, su poder se diluiría y su herencia sería enterrada con ella, se ha comprobado. Se quedó completamente sola. Se trata de líderes que se vuelven indefendibles, incluso para su propio gremio, actores que dependen del poder presidencial, cosa que los panistas nunca entendieron. Es posible que ahora haya nuevos líderes, pero dentro de un juego más acotado, lo importante es que el Estado no permita que esos poderes fácticos vuelvan a controlar procesos sociales valiosos como la educación. Lo peor que podría pasar, y no está descartado, sería un simple cambio de camarilla. Al mismo tiempo, el poder que desarrolló el Partido Nueva Alianza, ¿tendrá que cambiar de coordenadas? Es probable que llegue otro liderazgo para hacer convenios políticos con gobernadores y seguir con el mismo funcionamiento electoral, porque ese partido se ha convertido en un mecanismo de control y chantaje para operar elecciones y hacer alianzas facciosas.
Quedan preguntas sin respuesta porque, como ya sabemos, una Elba Esther no hace verano. Pronto veremos si hay proyecto y voluntad de entrarle en serio contra los poderes fácticos y la corrupción o sólo se trata de una reedición del PRI de castigar a los que estorban. ¿Habrá aplicación de la ley, como dijo el procurador, o sólo una pequeña selección de villanos indefendibles? ¿La pieza o la maquinaria?

Investigador del CIESAS

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