4/15/2015

Partidos tramposos

Miguel Carbonell

Una de las paradojas más grandes de la política mexicana es que los encargados de hacer las reglas electorales son los primeros en violarlas. Los partidos políticos se llenan la boca en el Congreso de la Unión diciendo que están de acuerdo en aprobar cualquier tipo de reforma electoral, pero cuando se les presenta la primera oportunidad acuden a todas las tretas habidas y por haber para hacer trampa.
Las autoridades electorales han impuesto multas cuantiosas a todos los partidos en los años recientes e incluso los que acaban de obtener el registro es poco probable que se salven de las mismas dentro de muy poco tiempo. Pero nada de eso parece detener el afán de los partidos de allegarse de votos haciendo saltar por los aires las reglas electorales.
Es por eso que tiene mucho sentido que miles de ciudadanos estén exigiendo al INE a través de las redes sociales que se le ponga una sanción ejemplar al Partido Verde, por violación “reiterada” (como lo exige la ley) de la normatividad aplicable a los periodos de campaña y precampaña. Muchos piensan que se han acreditado los requisitos que exige la ley para quitarle el registro y desaparecer a ese partido político que, casi desde su nacimiento, ha estado acompañado por polémicas de distinta naturaleza, ninguna de ellas edificante o constructiva.
Obviamente, quitarle al registro a un partido político solamente debe darse en un caso extremo; eso nadie lo duda y la autoridad debe ser cautelosa al momento de ejercer sus atribuciones. Pero muchos ciudadanos se preguntan, a la luz de tantas y tan clamorosas violaciones jurídicas por parte de los partidos, ¿qué más necesitan hacer para que de una vez por todas se les aplique la sanción máxima? ¿cuántas violaciones (repito: reiteradas, persistentes) debe documentar el INE para que resulte inevitable quitar del tablero electoral a un partido?
El caso del Verde ha tenido una trascendencia nacional y merece un análisis por demás detenido. Pero a nivel local las trampas también son abundantes. El crecimiento de la intención de voto a favor de Morena en el DF ha puesto a trabajar horas extras al PRD (dentro y fuera de la ley, al tenor de varias denuncias periodísticas que esperemos pronto tengan trascendencia en los tribunales), para mantener su base de votantes.
Prácticas parecidas se pueden observar en la contienda por la gubernatura de Michoacán o en el muy complicado escenario del estado de Guerrero.
No debe extrañarnos que las contiendas electorales sean aguerridas y que los partidos enfrenten una competencia real y no simulada. Pero decepciona mucho que luego de tantas y tantas reformas electorales, luego de tantos miles de millones de pesos invertidos en construir un sistema de votación que nos permita contar efectivamente los votos, sean los propios actores políticos los que traicionen a la ciudadanía haciendo cuanta trampa esté a su alcance. Se ve que, por más que pasa el tiempo, ellos siguen sin aprender nada. Ojalá la nueva autoridad electoral, en la que hemos depositado tanta confianza y tantas atribuciones, demuestre que ella sí esta dispuesta a hacer de la aplicación de la ley su única norma de actuación. Muy pronto lo sabremos.
Investigador del IIJ-UNAM.

@MiguelCarbonell 

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