9/15/2015

Intento de suicidio merodea a las más jóvenes



   Faltan políticas eficaces de salud mental para atenderlas

Aunque un número importante de mexicanas intenta suicidarse cada año, no existen políticas públicas para atenderlas y prevenir que vuelvan a atentar contra su vida.

 
En México el suicidio es un problema de salud pública, cuya incidencia va en aumento: del año 2000 a 2013 la tasa se elevó de 3.5 a 4.9 casos por cada 100 mil habitantes. El incremento es más marcado en personas jóvenes de 15 a 29 años.
 
Especialistas en salud mental advierten que no existen políticas públicas para prevenir el suicidio y atender los problemas sanitarios asociados a él, y señalan que la problemática tiene diferencias de género.
 
Explican que aunque las cifras indiquen que hay una mayor prevalencia de hombres que cometen suicidio, no se debe ignorar que las mujeres presentan mayores intentos suicidas, tras los cuales son estigmatizadas, cuestionadas o incluso discriminadas ante la carencia de políticas públicas de atención.
 
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2013 se registraron 5 mil 909 suicidios, lo que representa la decimocuarta causa de muerte a nivel nacional.
 
En el conteo hay diferencias de género visibles, ya que la tasa de mortalidad por esta causa fue de 8.1 por cada 100 mil hombres, y de 1.7 suicidios por cada 100 mil mujeres, es decir, 81.7 por ciento de los suicidios fueron consumados por hombres, y 18.2 por ciento por mujeres.
 
Lo que significa que ocurren más de cuatro suicidios de varones por cada hecho en el que una mujer se quita la vida. La sobremortalidad masculina prevalece en cada uno de los grupos de edad, sin embargo entre las jóvenes la proporción de quienes se suicidan es mayor a diferencia de las mujeres de mayor edad.
 
Así, las tasas de suicidio entre jóvenes de 15 a 29 años de edad son de 12 por cada 100 mil hombres, y 3.2 por cada 100 mil mujeres en este rango.

NULA ATENCIÓN  

En entrevista, Alejandra Buggs Lomelí, directora del Centro de Salud Mental y Género, explica que se debe considerar la variable de género en este problema de salud pública, ya que las condiciones de desigualdad que enfrentan las mexicanas como pobreza, violencia, idealización del “amor romántico”, y el cuidado de menores de edad o personas enfermas, pueden representar un factor de riesgo para el suicidio.   

De acuerdo con la especialista, si bien muchos de los factores de riesgo para cometer suicidio son compartidos por ambos sexos (como el consumo de alcohol o drogas, o padecimientos mentales como esquizofrenia, entre otros), muchas de las causas pueden variar.   

A decir de Buggs Lomelí, debido a la “carga de género” que se impone a los hombres sobre su papel de proveedores económicos, es más frecuente que ellos decidan quitarse la vida por situaciones de desesperanza derivadas de la falta de empleo o la incapacidad de generar recursos, mientras que las mujeres pueden tomar la determinación ante pérdidas emocionales importantes, o enfrentar condiciones de violencia intrafamiliar, de pareja o violencia sexual.   

“Muchos de los factores de riesgo se relacionan con la forma en que están construidos culturalmente mujeres y hombres, y dependen en gran medida de sus estructuras de personalidad, pues no necesariamente una mujer que ha sufrido pérdidas importantes va a tener pensamientos suicidas o va a intentar quitarse la vida”, aclara.   

La psicóloga clínica abunda que este problema va desde pensamientos suicidas, intentos de suicidio y hasta finalmente el acto deliberado de quitarse la vida, y que si bien es cierto que los hombres son los que más se suicidan, es necesario tomar en cuenta que ellas son las que más lo intentan.   

La doctora Diana Guizar Sánchez, psiquiatra del departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, señala que cuando se habla de intentos de suicidio las cifras “se voltean”, pues la relación –según estudios de la UNAM– es de cuatro mujeres que lo intentan por un hombre que se quita la vida.   Lo anterior podría estar relacionado con el tipo de métodos que utilizan, toda vez que los varones recurren a métodos más letales para suicidarse.   De acuerdo con el Inegi, ambos sexos utilizan el ahorcamiento o sofocación como forma para acabar con su vida: los hombres en 78.9 por ciento de los casos y las mujeres en 70 por ciento. El segundo método más utilizado por los varones es el uso de arma de fuego (10.9 por ciento de los casos), mientras que ellas recurren al envenenamiento en 21.8 por ciento.   

Guizar Sánchez apunta que hay mujeres que registran hasta seis intentos de suicidio –de acuerdo con los registros del departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina–, lo que se debe en gran medida a que no hay políticas de atención para quienes intentan quitarse la vida, pues cuando algo así sucede, las mexicanas son atendidas sólo en el aspecto físico.   

“Además de las medidas de cuidado hospitalario para restaurar la integridad a nivel físico de la persona, en ese mismo instante habría que canalizarlas a un servicio de psiquiatría de urgencia. Normalmente se le suturan las heridas o se le hace el lavado de estómago, y se le da cita en consulta externa de psiquiatría dentro de uno o dos meses después”, observa la doctora al señalar que la falta de atención a la salud mental representa un factor de riesgo para un nuevo intento.   

Esto se agrava ante los estigmas que aún existen en torno al suicidio, pues la familia –lejos de sensibilizarse– se enoja con las personas. “Lejos de haber un apoyo, hay más recriminación, más culpa y más agresión en su contra, y eso puede generar que lo vuelva a intentar en un tiempo no muy lejano”, advierte.     

La especialista indica que muchos de los casos de suicidio en mujeres están asociados a la depresión, padecimiento que sigue sin ser atendido debidamente, toda vez que hay una tendencia persistente a pensar que la persona que se deprime “es débil, que no sabe enfrentar la vida, o que inventa para llamar la atención, y que sólo es cuestión de echarle ganas y pensar positivo”, por lo que no se apoya su tratamiento.  

La doctora Luz de Lourdes Eguiluz, profesora investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, enfatiza que además de los estigmas, aún no hay políticas de prevención del suicidio, “lo que es alarmante”.   

Recalca que se deben emprender acciones para prevenir este flagelo, y atender los problemas de salud mental especialmente en jóvenes de 15 a 29 años, por ser la etapa en la que las personas toman decisiones cruciales para el resto de sus vidas.   El pasado 10 de septiembre, Día Mundial de Prevención del Suicidio, la Organización Mundial de la Salud llamó a los países miembros de la ONU a considerar la prevención del suicidio como uno de los temas prioritarios en la agenda de salud pública.



CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-  

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