Antonio Gershenson
Nuevamente recordamos
el bipartidismo, cada vez más a la derecha, de los partidos
Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN). Los
señalamos por el año de iniciación de cada sexenio:
1988, 1994, PRI.
2000, 2006, PAN.
2012, PRI.
Este último, más a la derecha y a la entrega que ningún otro sexenio de ese partido u otro.
Si el PRI se sigue desgastando y sale del poder en 2018, vuelve a entrar el PAN. Al fin que la izquierda está dividida.
De
arriba, el apoyo al PAN es creciente. Pero lo grave es que incluso un sector de lo que se ha llamado izquierda también apoya a Acción Nacional, y esto incluye a un sector importante, que comprende a la dirección del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El respaldo incluye alianzas electorales. Un sector, según hemos
visto en este periódico, ha hablado con el gobernador panista de Puebla y
se plantea que la alianza que se proponía para el gobernador podría ser
un antecedente para 2018.
También vimos que hay corrientes del mismo PRD que se oponen a esta
alianza, como Alternativa Democrática Nacional (ADN) y Frente de
Izquierda Progresista (FIP). También hemos citado varios desplegados en
este periódico, con numerosas firmas, planteando que el frente debe ser
sólo de fuerzas de izquierda y no con el PAN.
Afortunadamente, la dirección del PRD canceló la planteada alianza de
Puebla, citando la intervención del mencionado gobernador de Puebla en
el sol azteca.
Pero se publicó aquí el jueves, y más ampliamente el miércoles en la
edición del mediodía, que se registró en Oaxaca, también para la
elección del gobernador, a los partidos PAN, PRD y del Trabajo (PT)
juntos.
No es cosa de dónde sí y dónde no, simplemente. Es cosa de que o
cualquier alianza debe ser con la izquierda o se vale aliarse con la
derecha. En elecciones anteriores no hubo duda.
Se han dado otras alianzas, como ésta con el PAN, y están
otras más en curso. El pretexto es ganarle al PRI a como dé lugar. Pero
ya vimos al principio que esos dos partidos se han repartido y turnado
el pastel y ambos han tenido no sólo entrega a los multimillonarios y a
las trasnacionales, sino que han tenido una corrupción creciente.
Debemos citar otro caso: el de Zacatecas. Ya fue gobernador un
Monreal, que ahora dirige Cuauhtémoc. Pero otro Monreal aspira ahora a
esa misma gubernatura. Pero ahora el PRD entra aliado con el PAN, y este
posible candidato no acepta eso. Es miembro del PT. Y entra ahora por
Morena, y que yo sepa es el primer miembro de otro partido que acepta
como su candidato a gobernador o a otro cargo importante.
Lo menciono, porque Morena ha tenido una actitud muy cerrada: por
ejemplo, los diputados de otros partidos han sido para ellos algo así
como agentes del gobierno.
Ha habido divisiones dentro del PRD entre quienes quieren alianza
electoral con el PAN y los que no. Hemos mencionado desplegados con
muchas firmas y otras formas de expresión en este mismo periódico
En nuestras páginas de esta semana se han reflejado problemas serios.
En esto ya se empieza a envolver también a otros partidos de izquierda.
Esta definición no es sólo lo inmediato, lo de los gobernadores. Es un paso hacia 2018. ¿Quiénes y cómo van a participar?
No sólo lo relacionado con el PRD. Andrés Manuel López Obrador, en
las dos pasadas elecciones, fue candidato de un frente de izquierda.
Ahora se presenta como candidato sólo de su partido y tal vez de
organismos sociales. Ha descalificado a los otros partidos de izquierda.
Tuvo 8 por ciento de votos en las pasadas elecciones. ¿Qué
posibilidades tiene de ganar? Ya está implícitamente previendo el
resultado cuando dice, desde ahora, que la única forma de derrotarlo es con el fraude electoral, sin considerar posibles debates o movilizaciones.
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