4/01/2020

Columnas y opinión del periódico La Jornada


Negocios del primer trimestre: el virus arrasó
Cierran Liverpool y Suburbia por la contingencia

Sondeo: 74% de 6,062 personas: estamos en casa
Había arrancado el 2020 con buenas perspectivas para los negocios: fue firmado el T-MEC, el peso se robustecía, la inflación estaba bajo control, no se registraba fuga de capitales, gobierno y sector privado habían acordado un pacto de inversión en infraestructura. Un dato salía de contexto: la contracción del crecimiento de la economía. El panorama se descompuso a principios de febrero, cuando surgió el Covid-19 en una remota provincia de China. El balance del primer trimestre del año para los negocios en México (y el mundo) es un desastre: el petróleo de exportación de Pemex se cotizó ayer en 10.76 dólares el barril, sufrió una caída de 83 por ciento; el peso, que había arrinconado al dólar en 18.20, ayer se cotizó en 23.79 (intercambiario), y la Bolsa de Valores registró una baja acumulada de 20.64%. Desde la crisis conocida como efecto tequila, en los años 90, no se veía un panorama así. Y de remate, vivimos en estado de emergencia sanitaria.
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Cierran Liverpool y Suburbia

Las cadenas de tiendas Liverpool y Suburbia anunciaron al público que todos sus almacenes en la República estarían cerrados desde ayer y hasta nuevo aviso. Liverpool informó que se mantendrán operando sus dos canales digitales Liverpool.com.mx y Liverpool.pocket. El grupo empresarial es uno de los más importantes del país y su historia está ligada a la biografía del hombre de negocios ya fallecido, Max Michel Suberville. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tomó la decisión de que cerraran los almacenes, exepto los supermercados, donde hay venta de víveres. A lo largo del día de ayer se manifestó en redes sociales la preocupación de que la compañía no vaya a pagar salarios a sus trabajadores durante el tiempo que dure el aislamiento –hasta el 30 de abril–, ya de por sí bajos; se ayudan con las comisiones. La empresa no ha hecho ninguna declaración. La Coparmex de Gustavo de Hoyos propuso en días pasados que en los casos en que los trabajadores no puedan trabajar en periodos prolongados durante la contingencia, el gobierno federal haga una aportación equivalente al menos a 50% de sus sueldos, que sea complementada por las empresas según sus capacidades. ¿No tendrá el grupo Liverpool-Suburbia, capacidad económica para pagar el 100 por ciento de sueldos y prestaciones a su personal?
Tregua, Twitter y empresarios
AMLO: bajarle una rayita
FCH: desmarcarse de García Luna
Salarios mínimos o completos?
En su conferencia matutina de prensa, el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a sus opositores a una tregua cuando menos durante el mes que durará el plan de emergencia sanitaria. No lo hizo a partir de un planteamiento discursivo neutro, pacificador, propicio para su realización: Llamo a la unidad, incluso a los adversarios, a los conservadores, dijo, como si un modelo de unidad pudiera excluir a los contrarios (sólo la participación de éstos daría un auténtico sentido unitario), e insistiendo en la descalificación mediante la muy jabonosa etiqueta de conservadores.
A la hora de cerrar esta columna sólo se había producido una respuesta de corte menor al llamado andresino a la unidad nacional: Felipe Calderón Hinojosa creyó encontrar una vía fácil de oportunismo para tratar de adjudicarse galones de milicia opositora y respondió positivamente a las palabras del tabasqueño. Precisó la necesidad de que no se polarice ni desde la Presidencia (conservadores, etcétera) ni desde la oposición, y puso su experiencia adquirida con H1N1 a disposición de Palacio Nacional.
Aun cuando ha invertido tiempo y recursos en la construcción de un partido familiar a su servicio y que mantiene una amplia red de agresores en Internet para envenenar el debate público, Calderón Hinojosa no es ni el único ni el principal de los opositores al obradorismo, a pesar de que es de por sí bastante reducida la talla política de los otros adversarios con mayor relevancia, como los panistas y la élite empresarial.
En realidad, Calderón Hinojosa es un personaje sombrío que pretende diluir entre politiquería una realidad aplastante en su contra: que el sexenio de funeral que encabezó de 2006 a 2012, llegado a Los Pinos mediante un fraude electoral histórico, tuvo como motivación de guerra un pacto mafioso con un cártel del narcotráfico. México fue hundido en sangre en ese periodo calderonista en razón de los acuerdos de narcopolítica que realizó el entonces virtual vicepresidente policiaco del país, Genaro García Luna, actualmente preso en Estados Unidos bajo acusaciones de haber servido desde un encargo público a otros criminales.
López Obrador habló también de la necesidad de que sus opositores le bajen una rayita a una campaña en medios, en redes, que es desbordada, abruma, fastidia. Una muestra, mencionada en esa misma reunión con reporteros, la dio el propio Calderón al haber sugerido insidiosamente, lo cual fue retomado de inmediato por algunos de sus seguidores como si fuera verdad, que durante su visita a Badiraguato, Sinaloa, AMLO habría comido con un grupo de personas entre las que estaría un hermano de El Chapo Guzmán. El funerario Felipe ofreció una disculpa hipócrita cuando se comprobó que su insinuación era probadamente falsa. Él solo había hecho una pregunta en Twitter, dijo con aparente candidez.
El mundo post-globalistas y post-coronavirus, según Alexander Dugin, ideólogo de Putin
Alexander Dugin expone la Inevitabilidad del Orden Post-Global (https://bit.ly/2UO5iRB), como consecuencia geoestratégica de la pandemia del Covid-19.
Alexander dugin es uno de los máximos geoestrategas rusos: proponente del “ neo-Eurasianismo”, autor de dos imprescindibles libros: Fundamentos de geopolítica: El futuro geopolítico de Rusia (1997; https://bit.ly/2ylwcJ8) y La cuarta teoría política (2009; https://bit.ly/2UvBXwc), y muy cercano al zar Vlady Putin y a los militares.
Predice dos escenarios: 1. La globalización se derrumba de manera definitiva, rápida e irrevocable. Nada nuevo: la monárquica globalización financierista anglosajona unipolar ya estaba muerta (https://bit.ly/33V3JW4). Sólo le falta la sepultura formal y civilizada. Y 2. Se creará un nuevo mundo post-globalista sobre los escombros del globalismo. Le faltó colocar como su corolario que es imperativo que el humanismo sustituya al caníbal y misántropo mercado.
Afirma que los principales actores mundiales, como China y Rusia, operan ya bajo el concepto post-global multipolar: El número de aquellos que pueden navegar más o menos libremente en el creciente caos será bastante pequeño (sic).
Postula varios axiomas para la realidad post-globalista: 1. “La sociedad abierta de Popper/Soros se convertirá en una sociedad cerrada. La soberanía se convertirá en el valor más alto y absoluto (sic). El poder será legítimo sólo sí: primero, salva la vida de las personas de la pandemia, y luego organiza una estructura política, económica e ideológica. 2. Una sociedad cerrada debe ser autocrática (sic) en alimentos, producción industrial, en su sistema monetario y financiero, y su poder militar en primer lugar, donde destacan las alianzas regionales (sic). Y 3. Garantizar la soberanía y la autonomía.

Urge otro modelo de desarrollo
Salud y bienestar, prioridades
Los organismos financieros internacionales se la han pasado justificando las crisis neoliberales (la de ahora y las de antes), el raquítico crecimiento económico, la brutal concentración de la riqueza y el ingreso, y demás resultados de las políticas por ellos dictadas a los serviles gobiernos de buena parte del planeta.
Crisis tras crisis, esos organismos (FMI y Banco Mundial, principalmente, y los gobiernos a los que sirven) ni de lejos han aportado salidas efectivas y duraderas para que la economía global funcione y beneficie a todos. Por el contrario, su recetario siempre ha sido el mismo: ajustes, reformas estructurales, modernizaciones (siempre orientadas a destrozar al sector social) y profunda aversión a la presencia e intervención del Estado (salvo para rescatar y subsidiar a los grandes corporativos, y privilegiar a los grupos de poder empresarial, siempre ligados al poder político, o viceversa), para terminar en el mismo sitio: otra crisis.
Por ello, vale atender las advertencias que hace la Cepal, por medio de su secretaria general, la mexicana Alicia Bárcena (en un texto divulgado ayer), sobre la emergencia sanitaria que enfrenta la humanidad, siempre con el objetivo de que las decisiones de política pública han de estar en la salvaguarda de uno de los bienes públicos globales más preciados: la salud y el bienestar de las personas, por mucho que la pandemia conlleve implicaciones económicas profundas.
Subraya Bárcena que la historia registra el paso devastador de grandes pandemias, pero ninguna (como la del Covid-19) irrumpió en un mundo tan poblado (más de 7 mil 700 millones de personas) e interconectado y con un planeta ambientalmente enfermo. Es la mayor crisis humana y de salud que hemos encarado. Su abordaje efectivo ha de mantener esta afirmación (la salud y el bienestar de las personas) como brújula central.
El escenario que enfrenta la humanidad es más que complicado. El embate del Covid-19 nos encontró en mal momento. Para el mundo, el año pasado, 2019, había registrado el peor desempeño económico de la última década, y para América Latina y el Caribe resultó aún más dramático. Para encontrar crecimientos peores a los que la región registró en los pasados siete años hay que remontarse siete décadas. Hoy, una aproximación conservadora, con datos que se van consolidando, nos dice que en 2020 América Latina y el Caribe registrarán una caída de -1.8 por ciento con probables sesgos a la baja.


Editorial
El enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, y el jefe de la diplomacia de Washington, Mike Pompeo, dieron a conocer ayer el plan de su país para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro e instalar en Caracas un régimen leal a Washington, denominado Marco para la transición democrática en Venezuela.

Constructora desacata emergencia sanitaria
La declaratoria de emergencia sanitaria por Covid-19 aprobada por el Consejo de Salubridad General obliga a los sectores público y privado a suspender de inmediato todas las actividades no esenciales, así como respetar los derechos de sus empleados, incluido el pago completo de sus salarios.

La Basílica de San Pedro vacía, el Papa solitario ante una plaza lluviosa y deshabitada. Las imágenes tienen la fuerza de la elocuencia. El Papa le habla a todo el mundo en un desierto húmedo sobre la tragedia del coronavirus. El mal no sólo ha cimbrado los mercados y derrumbado las monedas, sino que ha trastocado la manera tradicional de las liturgias masivas para celebrar la fe. Los templos se han convertido en territorio peligroso de contagio.
La envanecida élite de la opinocracia establecida desde tiempos ya remotos acude en tropel a sitiar, difusivamente, al Presidente de la República. La atención, pormenorizada al detalle, se concentra en sus desplantes retóricos, en sus giras y costumbres y airadas respuestas. Alegan afanes sinceros y por el bien de la marcha y soluciones generales. Pero hay un firme tono en sus frases que pretende y hasta exige que, al propagarse, le sirva al mandatario para modificar su actitud, agenda y discurso. AMLO es un personaje al que han llegado a detestar con celo inaudito. Un sentimiento que se trasmina en sus pilas de escritos y feroces peroratas radiotelevisivas. Y, como de costumbre, deslizan, con fulminantes adjetivos, las fases terminales –su legado se juega en las siguientes horas JSHM– para su gestión. Sin importar que, con sólidas bases, pretenda llegar a ser transformadora.
El cuate de la tienda. La vendedora de tortillas. La chica de la lavandería. La peluquera sin clientela. La señora de la limpieza. El conserje orgu­lloso de que su nieto será guarura. Su hija con dos niños pequeños, sobreviviendo con lo del día. El plomero que (¡por fin!) compone el water. La vieja enfermera que me inyecta dicoflenaco, y cuando le dejo saludos a su esposo, contesta, como si nada, ya se murió.

Han sido días raros, y eso que apenas vamos adentrándonos en el encierro.

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