Una vez despedidos Patricia Flores (que fuera todopoderosa jefa de la Oficina de la Presidencia, desde el sospechoso dizque accidente de Mouriño, quien iba en pos de la candidatura presidencial de Acción Nacional, por la caída en picada del avión –dicen– por el desprendimiento de los alerones para hacerlo frenar en pleno vuelo) y el timbiriche, con todo y batería que ejecutaba en las bohemias de Los Pinos, Maximiliano Cortázar, alias Max, jefe de la mafia de comunicadores de las dependencias federales, y la elevación de Alejandra Sota para el manejo de la publicidad, imagen y comunicados de Calderón, éste ordenó que la expandilla de Cortázar que se lanzara con todo para promoverlo y salir al paso de las informaciones que no fueran del agrado presidencial.
Y ni tardos ni perezosos, todos a una, han estado bombardeando los noticieros de la radio, la televisión y la prensa escrita, tratando de “aclarar” e incluso desmentir la veracidad de lo que en esos medios se difunde. En ese intento, replican análisis y opiniones de los periodistas que, verificando y contrastando lo que obtienen de sus fuentes, han estado rasgando el velo de la desinformación y publicando lo que los reporteros cosechan en los escenarios públicos e investigan en todo aquello que ocultan los funcionarios, para que la opinión pública, con su derecho a enterarse, reciba informaciones. Y atajan críticas de quienes saben que el periodismo democrático y republicano es contrapoder.
Verbigracia: Verónica Peñúñuri Herrera, vocera de Genaro García Luna, poder tras el trono calderonista y todopoderosísimo secretario del despacho presidencial de Seguridad Pública Federal (en la mira del gobierno francés por el asunto de Florence Casséz, quien participó en un secuestro, pero ha sido víctima del abuso de García Luna y Luis Cárdenas, éste, a su vez, poder tras el trono del primero). Ha enviando su mismo boletín a los medios de comunicación en los términos aparecidos en el diario Reforma del 2l de septiembre de 2010.
En él, la “licenciada” (a mí no me consta su licenciatura y mucho menos en qué), por órdenes de Sota, García Luna y Cárdenas Palomino, ha pretendido, en los noticieros de la radio donde se ha cuestionado a su jefe inmediato y en la prensa escrita, desvirtuar los hechos en los que estuvo, tras su secuestro, involucrado el reportero-camarógrafo Alejandro Hernández, quien, ante las amenazantes “aclaraciones” de García Luna a través de su vocera, ha tenido que solicitar asilo a Estados Unidos, ya que está claro que por desenmascarar al titular de la Secretaría Seguridad Pública Federal, sigue en la mira de quienes odian las libertades de prensa. En su reciente comparecencia ante los legisladores, García Luna recibió severas amonestaciones por sus abusos mediáticos. Y como el calderonismo no puede explicar sus acciones, ha enviado a su equipo comunicador para más de lo mismo: arremeter contra la prensa e intimidarla, como en el caso de El Diario, por boca del amenazante Alejandro Poiré.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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