4/05/2013

Por una generación más inteligente



Gabriela Rodríguez
Mientras el conflicto magisterial crece y la reforma educativa no alcanza a convencer ni al magisterio de Oaxaca ni al de Guerrero, en Puebla se presenta una iniciativa legal para impartir educación religiosa en las escuelas. La propuesta para modificar el artículo 2º de la Constitución local, hecha por Juan Carlos Espina von Roehrich, argumenta que es necesario homologar los criterios relacionados con la libertad de religión de la reforma al artículo 24 constitucional que está por aprobarse; se busca meter el famoso párrafo suprimido en la primera propuesta de dicha reforma, porque, evidentemente, amenaza el derecho a la educación laica.

Se propone que el Estado respetará la libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales para garantizar que los hijos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. A estas alturas del siglo XXI suena hasta grotesco. ¿Será que la derecha está empoderada por el nombramiento de un papa latinoamericano?, aunque más parece una cortina de humo ante las dificultades para aterrizar la reforma educativa.

La iniciativa atenta contra la educación laica y la libertad de conciencia de niñas, niños y adolescentes. La Convención de los Derechos del Niño llevó a considerar a las personas menores como sujetos de protección y de derecho, en su artículo 14 señala: Los estados parte respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La libertad de profesar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la moral o la salud públicos o los derechos y libertades fundamentales de los demás. Los demás podrían ser sus padres; sin embargo, la misma convención afirma el interés superior del niño y señala que el ejercicio de los derechos de los adultos no podrá en ningún momento ni en ninguna circunstancia condicionar el ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

El marco jurídico nacional protege el derecho a la educación laica. Se trata de los párrafos que no fueron alterados por la reforma educativa de febrero. Los párrafos I y II del artículo tercero constitucional dicen: I. Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa; II. El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.

La Ley Federal de Protección de los Derechos de niñas, niños y adolescentes confirma en el artículo 36 que: Niñas, niños y adolescentes gozarán de libertad de pensamiento y conciencia. Por su parte, la Ley General de Educación establece: Art. 8: Los programas educativos establecerán mecanismos para que se permita un espacio de libertad ajeno a cualquier preeminencia de alguna doctrina religiosa o interés político.

Violentar los derechos y libertades de niñas, niños y adolescentes es desconocer su calidad de sujetos humanos, un acto grave de discriminación por condición de edad. Padres de familia y docentes no sólo tienen que respetar los derechos de los menores, sino que están obligados a protegerlos.

El artículo 4º constitucional establece que los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación de preservar y exigir el cumplimiento de estos derechos y principios. El Estado otorgará facilidades a los particulares para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez.

La religiosidad es un rasgo que expresa las diferencias culturales. Según la Encuesta Mundial de Valores 1981-2008, la religión es importante en la vida para más de 50 por ciento de la población de los países de América, incluyendo México y Estados Unidos, lo cual contrasta con algunos países europeos y asiáticos: menos de 13 por ciento de los suecos, franceses y alemanes valoran importante la religión en sus vidas, y así la valora menos de 6 por ciento de japoneses y chinos (World Values Survey 1981-2008, www.worldvaluessurvey.org).

Hay también factores sicológicos vinculados a la religiosidad. El sicólogo Satoshi Kanazawa, de la London School of Economics and Political Science, en un ambicioso estudio longitudinal encontró que las personas con inteligencia mayor al promedio (medida por IQ) se adhieren más a los valores liberales y son más propensos al ateísmo; podría ser una medida de sobrevivencia –explica el investigador–, porque imitar las creencias y acciones de la mayoría o del entorno puede salvar a individuos con inteligencia menor a la media (“ Why Liberals and Atheists Are More Intelligent”, Social Psychology Quarterly. Vol. 73, No. 1, 33–57 http://spq.sagepub.com).

En vez de retroceder las libertades es imperativo mantener la religión en el ámbito privado y mejorar la calidad educativa. Es muy lamentable que se haya cancelado el programa radiofónico Religiones del Mundo, conducido desde hace 18 años por Bernardo Barranco, colaborador de este diario. Urge fortalecer la difusión de la ciencia, el arte y las humanidades no sólo en la escuela, sino también en los medios. ¡Hagamos una generación más inteligente!

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