8/02/2013

Se feminiza la pobreza

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POBLACIÓN Y DESARROLLO
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Especial
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Cimacnoticias | México, DF.- En 2012 la población femenina en situación de pobreza y pobreza extrema supera a la masculina. De 53.2 millones de personas en pobreza en el país 27.6 millones son mujeres (52 por ciento), y  25.8 millones son hombres.

Para pobreza extrema la cifra es de 5.9 millones en mujeres y 5.6 en los hombres; a nivel nacional asciende a 10.4 millones de personas.

Conforme a la definición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se considera que una persona está en condición de pobreza cuando tiene al menos una carencia social y percibe un ingreso inferior a la línea de bienestar, cuyo valor equivale al costo de las canastas alimentaria y no alimentaria juntas.

Mientras que pobreza extrema son las personas que tienen tres o más carencias sociales, un ingreso total que es menor al costo de la canasta alimentaria básica y perciben un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo.

La línea de bienestar mínimo es de mil 125 pesos para el ámbito urbano y 800 pesos en el rural. En bienestar económico el monto de la línea (o límite) crece a 2 mil 329 pesos en zonas urbanas y mil 490 pesos en las rurales.

El informe sobre pobreza 2010-2012 de Coneval comprende una medición de este fenómeno en forma multidimensional e incluye: ingreso corriente per cápita; rezago educativo; acceso a los servicios de salud; acceso a la seguridad social; calidad y espacios de la vivienda; acceso a servicios básicos en la vivienda; acceso a la alimentación, y grado de cohesión social.

Conforme a este documento, hay 14.1 millones de mujeres con carencia por acceso a la alimentación y 35.7 millones sin seguridad social. En los hombres las cifras para estos conceptos de nuevo son inferiores, 13.3 y 35.1 millones, respectivamente.

A nivel nacional de 2010 a 2012, la pobreza alimentaria –la más radical de las pobrezas– creció de 21.5 a 23.1 millones de personas. En tanto que la pobreza patrimonial aumentó de 58.5 a 61.4 millones de personas, un crecimiento del 5 por ciento en tan sólo dos años.

El número de mujeres “vulnerables por ingresos” (cuando su ingreso es menor a la línea de bienestar) aumentó de 3.6 a 3.9 millones, también es superior al crecimiento que experimentó la población masculina en el mismo lapso.

Sin duda, existe una feminización de la pobreza; dicho de otra manera, la población femenina en pobreza supera a la masculina y se convierte en un reto para las políticas públicas, particularmente la política social debe reforzar su mirada de género.

Al analizar la evolución de los principales indicadores de pobreza por sexo durante los últimos cuatro años (2008-2012), también se encuentran resultados muy alarmantes.
(Ver gráfica aquí)
Prácticamente en todo este conjunto de indicadores se aprecia una evolución negativa de la pobreza para las mujeres (con crecimiento), niveles de pobreza crecientes y muy elevados.

La proporción con carencia por acceso a la alimentación creció de 21.6 a 23.4 por ciento, un plus de 1.7 millones de mujeres, además el porcentaje es muy alto: 23 de cada 100.

Situación que se repite en el caso de la población femenina con un ingreso inferior a la línea de bienestar: creció en 3 millones de personas al pasar de 49.6 a 52.4 por ciento; de cada 100 mujeres 52, más de la mitad, están en esa condición.

Para 2012 la carencia por acceso a la seguridad social afecta a 35.7 millones de mujeres y 36.2 millones de hombres, son 59 de cada 100 mujeres; en total esta carencia aumentó en 2.2 millones de personas al pasar de 69.6 a 71.8 millones (2010-2012). Esto provoca mayor pobreza, sobre todo intergeneracional.

Durante ese mismo período evaluado disminuyó el número de personas consideradas en el rango de población no pobre y no vulnerable y que son una absoluta minoría, 19 de cada 100 personas.

Por grupos de edad, es la niñez (menos de 18 años) y la población de 65 años y más las que registran los niveles de pobreza más altos.

Si bien la pobreza extrema muestra una reducción de 2 puntos porcentuales en el periodo analizado, crece la que está en situación de pobreza en 2.8 millones de mujeres. Comparado con el  observado en la población masculina, es mucha la diferencia: en esta población pasó de 25.7 a 25.8 millones de hombres.

Las entidades federativas con mayor crecimiento en pobreza extrema son Puebla, Jalisco y Michoacán, y las que registraron los mayores aumentos en el número de pobres fueron el Estado de México, Jalisco y Puebla.

Es innegable que la pobreza es mayor en las mujeres. No sólo cuantitativamente, sino que su impacto es cualitativamente distinto, de mayor intensidad porque a las desigualdades de género se añaden las derivadas de la condición económica.

En los últimos cuatro años creció la pobreza en la población femenina y en la de todo el país que cuenta con un ingreso inferior a la línea de bienestar y de bienestar mínimo, y la que no tiene acceso a la alimentación; sobre todo se aprecia un aumento muy grave en la llamada “población en situación de pobreza moderada”; de seguir las actuales condiciones, puede caer en pobreza extrema.

Este crecimiento en los niveles de pobreza tiene una estrecha relación con la precariedad laboral, el bajísimo nivel de los salarios, y la falta de calidad en los empleos, inestables y sin seguridad social, y lo reducido del crecimiento en la economía; todo ello en un entorno internacional de crisis económica.

Twitter: @ramonaponce

*Economista especializada en temas de género.
  

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