4/30/2014

Peña y la discordia panista


  Salvador García Soto
sgarciasoto@hotmail.com

En un debate donde prevaleció la discordia que vive el PAN y en el que los dos candidatos a dirigir ese partido utilizaron la figura del presidente Enrique Peña Nieto para golpearse y acusarse mutuamente de apoyar al PRI, Gustavo Madero y Ernesto Cordero demostraron que lo que está en juego en la actual contienda interna del panismo, más que una visión de un partido que busca reconstruirse y reconquistar el poder, es una definición coyuntural de cómo debe actuar el panismo desde la oposición.

Sin grandes definiciones ideológicas o propuestas de fondo para dirigir Acción Nacional, los dos aspirantes se centraron en descalificarse mutuamente: Cordero para remarcar que su oponente “cogobierna con el PRI y defiende más al gobierno de ese partido que a los panistas”, y Madero para sostener que durante el sexenio pasado, cuando su contrincante fue secretario de Hacienda, “se hicieron acuerdos en lo oscurito” con los priistas “y se benefició a Peña Nieto al duplicarle el presupuesto como gobernador mexiquense al 100% y sin restricciones de transparencia, con lo que se le allanó el camino para ganar la Presidencia”.

Por momentos el debate de los panistas, que tuvo una pésima transmisión por internet con fallas continuas e intermitentes, parecía estar centrado sólo en la relación con Peña Nieto y el PRI. Cordero descalificó el Pacto por México y lo consideró una forma de cogobierno que ha beneficiado a los priistas, mientras que Madero hizo una amplia defensa de ese mecanismo de acuerdos y aseguró que “todas las reformas aprobadas en el Pacto tienen ADN panista y representan los principios históricos por los que ha luchado ese partido”.

Incluso, Madero acusó al senador de criticar todas las iniciativas del Pacto por México pero haber votado a favor de todas ellas, mientras Cordero decía no sentirse orgulloso de cogobernar con el PRI. “Yo me siento orgulloso de los gobiernos del PAN donde crecíamos dos veces más que los gobiernos del PRI que tú tanto defiendes”.

Vestidos los dos de traje oscuro y corbata azul, los contendientes panistas guardaron en todo momento la compostura. El más vehemente al responder a los cuestionamientos fue Madero que por momentos parecía molesto al ser enérgico en sus réplicas, mientras Cordero esbozaba una sonrisa al momento de lanzar sus críticas y se le veía más ecuánime.

En el poco tiempo que dedicaron para hablar del PAN y no del PRI o de Peña Nieto, Ernesto Cordero propuso un partido “de militantes y no de cúpulas”; planteó la creación de una Comisión Anticorrupción del panismo que investigue denuncias contra militantes, como las de los “moches”, y se dijo a favor de una revisión al Padrón Nacional para acabar con las “afiliaciones masivas” que, denunció, se han utilizado para favorecer a Madero.

El chihuahuense, por su parte, reivindicó la lucha histórica del panismo democrático al rememorar la batalla por la democracia en Chihuahua y recordó también el fraude de 1988 que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia. Defendió su gestión como dirigente del panismo al señalar que se atrevió a depurar el padrón de militantes, a reformar los estatutos y a abrir las contiendas al voto directo de la militancia.

Al final, por más que intentaron, otra vez el fantasma de Peña Nieto y el PRI dominaba el debate panista. “Lo que se me hace raro es venir a defender a los gobiernos del PAN ante un panista”, soltó irónicamente Cordero y preguntaba: “¿tú crees que el PAN hoy es más honesto que hace tres años? Hay que recuperar la dignidad del PAN”. Y en su mensaje final, como si lo traicionara el subconsciente, Gustavo Madero se defendía con una frase que se le ha escuchado como discurso al gobierno de Peña Nieto: “No nos eligieron para administrar bien, nos eligieron para cambiar México”.

Si se tuviera que decir quién fue el ganador del debate de anoche entre los candidatos a dirigir el PAN, tal vez por el número de menciones, fue Peña Nieto.

NOTAS INDISCRETAS… Un dato más que dan sobre las encuestas que, en estos momentos, ubican al PRI como tercera fuerza en intención del voto rumbo a las elecciones intermedias de 2015: las dos regiones donde el priismo más distritos perdería son el Norte del país, donde la molestia por el IVA en la frontera y la reforma fiscal es mayúscula, y el centro y Valle de México, donde vuelve a aparecer el tema fiscal pero también ligado a los problemas de inseguridad y violencia. Eso explica la alarma priista por tratarse de dos zonas de alta densidad electoral… Los dados se enrachan. Otra Escalera.

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