5/05/2016

El verdadero rostro de las pensiones privadas

La Jornada

De acuerdo con el presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), Carlos Ramírez Fuentes, los esquemas de pensiones del país deben reformarse de manera integral para evitar un futuro de pobreza a los trabajadores que comiencen a jubilarse a partir de 2021. Estos ajustes tendrían que darse pese a los resultados espectaculares que el funcionario atribuyó recientemente al Sistema de Pensiones de Cuentas Individuales, vigente desde hace 16 años.
Entre las medidas que Ramírez Fuentes promueve para atajar una situación en que los jubilados contarían con ingresos equivalentes a sólo un tercio de su último salario, se encuentran un incremento de más de cinco años en la edad mínima de retiro y la duplicación de los montos aportados por los trabajadores. Esta segunda disposición implicaría una merma generalizada de alrededor de 7 por ciento en el ingreso de los sectores asalariados.
Si es cierto que no se cuenta con alternativas a las mencionadas, lo que se evidencia es el pésimo diseño de un sistema que hace dos décadas se anunció como la solución óptima al peligro de colapso de los fondos de retiro solidarios. Cabe recordar que el actual Sistema de Ahorro para el Retiro (Sar), las Afores y la propia Consar fueron implementados con el argumento de que la privatización y fragmentación en cuentas individuales eran el camino para asegurar el retiro digno a los trabajadores que entonces cotizaban en esquemas que aseguraban un ingreso mínimo.
Según la explicación del funcionario, el plan de endurecimiento de las condiciones laborales propuesto responde únicamente a cuestiones técnicas sustentadas en cifras y, por tanto, ajenas al ámbito político. Sin embargo, ese aserto contrasta con la dificultad para reconocer el rotundo fracaso del sistema que muestran las mismas cifras: no puede interpretarse de otra forma una situación en que el derecho a una vejez digna de 48 millones de personas se encuentra en entredicho, pese a las cuantiosas utilidades percibidas por afores y siefores (Sociedades de Inversión Especializada en Fondos para el Retiro).
El hecho es que tanto el diagnóstico como la ruta de solución comunicados por el encargado de vigilar los ahorros de los trabajadores nacionales tienen un origen, una evolución y unas consecuencias netamente políticas, ya que resulta improcedente suponer que quienes diseñaron, implementaron y sostienen el sistema vigente desconocían el engaño que éste representa para sus presuntos beneficiarios. En suma, el modelo de pensiones impuesto durante el gobierno de Ernesto Zedillo se revela, lustros más tarde, como fue descrito por numerosas voces críticas en aquel entonces: como algo no muy distinto a una estafa a sus supuestos beneficiarios, concebida no para garantizar el retiro digno de los asalariados, sino para crear oportunidades de negocio adicional a los consorcios financieros privados.

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