12/01/2018

Una rodada por el feminicidio en el Edomex


Familiares marchan este 25 de noviembre por justicia


Son las 11:30 de la mañana del domingo en la colonia Santa María Nativitas del municipio de Chimalhuacán, en el Estado de México, uno de los 11 que desde el 2015 está en Alerta de Violencia de Género por feminicidio, y donde se han encontrado cuerpos de mujeres asesinadas, considerado además por el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio, como uno de los más violentos para las mujeres.
Ahí, Lidia Florencio se alista para salir de casa. Presurosa, llena su mochila de aguas y frutas para el camino, se coloca una gorra y una playera blanca en la que se lee “Justicia para Diana”, un corazón enmarca el rostro de una mujer joven, su hija.
La familia de Lidia también tiene preparadas bicicletas, una para cada integrante; para su esposo, para su hija e hijo que vino desde el estado de Veracruz sólo para acompañarlos a la manifestación del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. A la cita también se unieron primas y tías de Diana Velásquez Florencio. La casa está llena.
La familia se organiza. Quién cargará las cruces rosas, quién llevará la bocina y el micrófono, el galón de agua, los vasos, quién portará la pancarta de tela donde está dibujado México manchado de rojo, para simular la sangre que han vertido los asesinatos de mujeres, 9 diarios acotan en la pancarta.
Quienes van a pedalear toman su respectiva bicicleta mientras otras se preparan para caminar, pero todos salen de la casa para dirigirse a su primera parada: el matadero de pollos donde tiraron el cuerpo de Diana.

DIANA ENTRE CADÁVERES

Entre calles grises de cemento que parecen laberintos, descienden en sus bicicletas hasta la Avenida Nezahualcóyotl-Chimalhuacán. Ahí, la familia comienza a cuidarse de los carros y camiones que transitan a su costado. Curiosos, los pasajeros se asoman por las ventanas para entender por qué gritan “¡Ni una más! ¡Ni una más! ¡Ni una asesinada más!”. Lidia ya les tiene a los mexiquenses la respuesta en una pancarta que colgó en su bicicleta azul: “Estado Feminicida”. En menos de 15 minutos llegan a la calle Francisco I. Madero donde encontraron el cuerpo de Diana.
Lidia recuerda a Cimacnoticias cómo llegó hasta ahí el cuerpo de su hija. Eran las 2 de la madrugada del 2 de julio de 2017 cuando madre e hija discutieron, Diana salió de su casa. Lidia pensó que estaba afuera hablando por teléfono como frecuentaba por la falta de recepción dentro de su hogar, pronto se percató que no estaba. La llamó a su celular cerca de las 3 de la madrugada, “ya voy” respondió Diana, sin embargo nunca regresó.
Una vez que amaneció, la familia acudió al Ministerio Público a presentar el reporte de desaparición de Diana, sin embargo para las autoridades no habían pasado suficientes horas para estar alarmados. La familia no dejó de buscarla. Así pasaron una angustiosa semana hasta que fueron a la Fiscalía del municipio colindante, en Nezahualcóyotl.
A Laura Velázquez se le ocurrió pasar al Servicio Médico Forense (Semefo) de la Fiscalía para descartar lo peor, que ahí estuviera su hermana. No imaginó que entre la pila de cadáveres descompuestos tirados en el piso que presenció, encontraría a su hermana. Laura no olvida aquella imagen, dijo en entrevista con esta agencia, el cuerpo de su hermana estaba en tan avanzado estado de descomposición que le fue imposible reconocerlo, fue su ropa la que le dio la certeza que era Diana.
A un año de los hechos no hay respuesta de quién asesinó a Diana, su cuerpo lo encontraron los vecinos de la calle Francisco I. Madero el mismo 2 de julio a las 5 de la madrugada enfrente del rastro de pollos –cuya fachada es decorada con un mural en memoria de Diana- pero a la falta de un Semefo en Chimalhuacán enviaron el cuerpo a Nezahualcóyotl.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Aunque la calle está árida y solitaria, quizá porque es domingo, Lidia sin nadie que la escuche además de su familia, toma el micrófono para inaugurar el recorrido que emprenderán por justicia para su hija Diana; partirán de ahí hasta el Bordo de Xochiaca, el punto de reunión de la marcha en contra de la violencia hacia las mujeres del Estado de México.
Al frente, con su otra hija de 4 años de edad en la bicicleta, Lidia dirige a su familia, pasan entre tianguis, lotes baldíos convertidos en basureros y depósitos de carros viejos, el paisaje son montañas cubiertas de casas y aire contaminado. Llegan a la Avenida Peñón, donde reposan brevemente, comen algunas uvas y beben un poco de agua para después incorporarse al carril exclusivo para bicicletas que hay al lado del transporte Mexibus.
El Sol pega fuerte y la familia comienza a sentir el cansancio, esta vez van en silencio, sin consignas, el ánimo lo darían otras mujeres jóvenes y hombres ciclistas que se suman en la ruta, todos con el mismo objetivo: dirigirse a la marcha.

EL ESTADO FEMINICIDA

La llegada al Bordo de Xochiaca se anuncia con un olor fétido de aguas negras y basura. Entre la terracería y el polvo Lidia y su familia tienen que bajarse de sus bicicletas para llegar caminado a las dos enormes cruces rosas que fueron colocadas en este canal que representa el límite de los municipios de Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, y la fosa donde se arrojaron a las mujeres asesinadas desde 2005.
Y es que el caso de Diana Velázquez es parte de la historia del feminicidio en el Edomex y la muestra de ineficacia y desinterés de sus instituciones y de quienes las conforman para hacerle frente; actualmente 11 municipios del Edomex están en Alerta de Violencia de Género (AVG) y hay otra inminente declaratoria por las desapariciones de mujeres; según el Instituto de Estadística y Geografía (Inegi) sólo el año pasado se arrancó la vida a 462 mexiquenses; cada vez son más recurrentes las historias de niñas asesinadas, desaparecidas y feminicidas seriales en esta entidad.
En el Bordo, la familia de Lidia, ciclistas y caminantes, finalmente se reúnen. Otras familias de mujeres que fueron asesinadas o están desaparecidas, activistas y mexiquenses comienzan a llegar. A las 15:00 horas arrancan su camino hacia el Palacio Municipal de Nezahualcóyotl.
Las mujeres que gritan consignas durante el recorrido auguran que esta marcha es diferente pues consideran que como en ningún otro tiempo las mexiquenses viven en extrema inseguridad, en las calles que atraviesan les piden a los vecinos que se unan pero estos únicamente las miran extrañados desde las puertas o ventanas de su casa, otros graban con sus celulares, pero nadie se atreve a sumarse.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
La policía estatal se encarga de cerrar las calles para que el  contingente pueda avanzar con seguridad pero su presencia no es agradable para quienes se manifiestan pues no dejan de filmarlas y tomarles fotografías. Después de más de una hora finalmente llegaron al Palacio Municipal.
La madre de Diana Velázquez es la primera en hablar, vuelve a contar la historia de su hija, con la voz entrecortada habla de su dolor. Los testimonios de familiares que tienen que enfrentarse a las autoridades mexiquenses para tener justicia y verdad de los crímenes cometidos contra las mujeres, siguen y siguen.
Después de horas de recorrido, la familia de Diana se sienta en las escaleras del Palacio Municipal a comer un refrigerio, Lidia está cansada pero también se le nota satisfecha. Quizá andar en bicicleta le recordó los momentos que pasaba con Diana, con quien gustaba de esta actividad, además de leer.
Enfrente del Palacio, las activistas pintan una cruz rosa en el piso y la acompañan con la frase “Ni una más”. Este lunes, tal vez, las autoridades gubernamentales la leerán o la borrarán. 
Por: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

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