4/19/2020

Días de saxofón



Recordemos hoy a Adolphe Sax (1814-1894), diligente artesano fabricante quien, al dar vida al singular instrumento que en su nombre lleva ese apellido, ocasionó una de las revoluciones musicales más importantes de la era moderna. En el entendido de que muchos de nosotros (sí, los que tenemos la fortuna de poder hacerlo) estamos dedicando parte de nuestro tiempo de cuarentena a mirar y escuchar música, mi sugerencia de hoy es prestar una buena cuota de atención al saxofón.
De entrada, va mi recomendación de cuatro obras concertantes que ocupan un lugar destacado en el repertorio, y que fueron escritas por Glazunov, Ibert, Villa-Lobos y Dubois. (Feliz casualidad: las cuatro han sido grabadas en cedé, con Eugene Rousseau como solista.) En particular, el primer movimiento del concierto de Pierre-Max Dubois, menos conocido que las otras tres obras, es una joya. También sería importante escuchar el Scaramouche de Milhaud y, por supuesto, la Rapsodia de Debussy. Un dato relevante para ayudar a su búsqueda, lector, lectora: la mayoría de las obras concertantes son para saxofón alto, mientras el repertorio para los saxofones soprano, tenor y barítono es significativamente menor. Hablando de lo cual, además del repertorio concertante y de cámara para el saxofón, también existe una serie de obras que precisamente aluden a la familia saxofónica (?) básica, que es el cuarteto. En este rubro, además de cuartetos para saxofones, hay algunos conciertos muy interesantes para cuarteto y orquesta, escritos por compositores como Wuorinen, Nyman, Glass, Bolcom, Aho y otros. En la medida en que me queda corto el espacio para mencionar a tantos buenos saxofonistas del ámbito de la música de concierto, elijo recomendar muy enfáticamente, buscar y escuchar, a Sigma Project, cuarteto de saxofonistas españoles cuyo trabajo ejemplar en la creación, promoción y divulgación de la música de nuestro tiempo es digno de ser conocido y reconocido.
Una vez dicho lo cual, queda claro que la mejor inmersión que se puede hacer en el rico mundo sonoro del saxofón está en el jazz. Y aquí, la guía o recomendación puede volverse, casi literalmente infinita, pero intentaré mantenerla en un nivel escueto y manejable.
No sólo por el valor intrínseco de su música, sino también por su historia personal y por la enorme influencia que ejerció en los saxofonistas que le siguieron, yo pondría a la cabeza de todos a Charlie Parker. Y después de él, los demás, sin un orden particular y siguiendo en buena medida mis propias preferencias. ¿Una docena, por ejemplo? Aquí va: Sonny Rollins, Stan Getz, Paul Desmond, Wayne Shorter, Cannonball Adderley, Coleman Hawkins, Dexter Gordon, Gerry Mulligan, Jan Garbarek, Sidney Bechet, Lester Young y Branford Marsalis.
Se preguntarán ustedes por qué el saxofón y no otro instrumento. Elegí hoy el saxofón para recordar que el 9 de septiembre de 2019 la joven saxofonista oaxaqueña María Elena Ríos fue rociada con ácido por órdenes de un troglodita (macho, priísta y gasolinero, combinación tóxica si las hay), a cambio de unos cuantos pesos para un par de sicarios. Elegí el instrumento de María Elena Ríos en un intento (quizá vano) para expresar mi convicción de que en medio del horror global en el que estamos sumidos es imperativo no olvidar esos otros horrores individuales; es fundamental que la situación actual no conduzca al olvido, al ocultamiento, a la impunidad. El presunto culpable está preso. ¿Qué sigue? ¿Revictimización de la víctima? ¿Desaparición de testigos? ¿Desvanecimiento de pruebas? ¿Un carpetazo más para añadir a los miles y miles que han hecho de nuestro poder judicial una cloaca sin fondo? O, mucho más probable, ¿maiceo impune de los fiscales y jueces de nuestro impresentable sistema de justicia? Esta nación en la que es perfectamente posible, sin cimiento moral alguno y sin temor a la retribución, rociar de ácido a una saxofonista y bañar de cloro a una enfermera, ¿es el México noble, solidario, generoso y unido que tanto cacaraquean nuestras fuerzas vivas? Ciertamente, no.
Con mi deseo de que se haga justicia. Con mi deseo de que María Elena Ríos pueda seguir sonando su saxofón.

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