8/18/2013

Aquí nos tocó vivir en este mar de historias


Foto: Ma. Esther Espinosa C./MujeresNet

Por María Esther Espinosa CalderónPeriodista, ha colaborado en diversos medios, entre ellos el Uno más Uno, Mira, El Universal, Etcétera, 'Triple Jornada' del periódico La Jornada, y en la revista Fem.
La autora nos presenta la historia de vida de Cristina Pacheco, desde su incursión en el periodismo hasta 'Aquí nos tocó vivir', a propósito del 35 aniversario de su programa al aire.

Historias a veces crudas, a veces bonitas, a veces sórdidas, a veces increíbles, a veces inimaginables, pero todas reales, así son las historias que Cristina Pacheco cuenta cada sábado en su programa "Aquí nos tocó vivir", que en mayo cumplió 35 años ininterrumpidos al aire por Canal 11. Retrata la vida cotidiana de las personas que no son escuchadas, "ella le ha dado un rostro a los que carecen de rostro, les ha otorgado una voz a los que carecen de voz; con infinito amor, con paciencia y lucidez asombrosa", [1] comenta Jaime Labastida, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua.

Cristina Pacheco se acerca a conocer la vida de las protagonistas de "Aquí nos tocó vivir", señala "yo no salgo a buscar historias felices, me gustan las reales, aquellas que me hacen valorar lo que tengo"[2]. En 2010, la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO) le otorgó el reconocimiento Memoria del Mundo de México, cuya finalidad es proteger y promover el patrimonio cultural de los pueblos, a través de la preservación, el acceso y la difusión de dichos documentos. [3] "Se trata de un reconocimiento a la memoria de la gente, a la página de un álbum de familia, pues las historias más pequeñas son las más extraordinarias", [4] apuntó la colaboradora de La Jornada.

El título del programa también ya es parte del lenguaje, quién no ha escuchado o no ha dicho en algún momento de su vida: "pues ya ni modo", "aquí nos tocó vivir". Cada sábado muestra una historia diferente a veces alegre, a veces conmovedora; escuchó el sufrimiento de las costureras sobrevivientes del terremoto del 85, a los afectados por las inundaciones, a los niños/as del campo, al zapatero, al fundador de la colonia, a la modelo estadounidense que se enamoró de México y es propietaria de la tienda donde se encuentran todo tipo de botones, a los/as maquiladoras de los mismos, a las mayoras de los restaurantes de barrio o famosos; presenta lugares históricos o de tradición, los oficios heredados por varias generaciones, historias de hombres, mujeres y niños/as que ya se cuentan por miles.

La escritora ha recorrido un sinnúmero de barrios del Distrito Federal y de algunos estados del país a donde lleva las cámaras y micrófonos de "Aquí nos tocó vivir" y pregunta con calidez, con sencillez, a sus interlocutores para que cuenten parte de su vida, de sus experiencias, las que ha trasmitido por 35 años a los mexicanos, que ya son parte del acervo cultural del país y que han sido vistas por varias generaciones.
Para la periodista: "Lo más bonito que me ha dejado 'Aquí nos tocó vivir' ha sido conocer la sinceridad y la honestidad de personas que no quieren quedar bien con nadie ni pasar a la historia, sólo plasmar algo de su vida".

Los domingos en el periódico La Jornada la periodista y escritora tiene su "Mar de historias". Los viernes en Canal 11 en "Conversando con Cristina Pacheco", entrevista a personalidades de la música, la cultura y la política. Por su programa han pasado escritores, cantantes, músicos, activistas sociales y un sinfín de hombres y mujeres que cuentan su experiencia en su oficio o su profesión.

Egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, Cristina Romo Hernández, nombre original de Cristina Pacheco, se inicia en el periodismo en 1960 en diarios como el Popular y Novedades, colaboró también en la revista Sucesos para Todos con el seudónimo de "Juan Ángel Real", en 1977 empezó a trabajar en Siempre!, ha escrito varios libros: Sopita de fideos , Zona de desastre , Orozco, iconografía personal , A Pie de la letra , entrevista con escritores, entre otros; en 1985 recibió el Premio Nacional de Periodismo, así como varios reconocimientos por su labor periodística.

La entrevista

Entrevisté a Cristina Pacheco hace algunos años para mi tesis que se llama De la página de sociales a las ocho columnas: la mujer en el periodismo, para que nos hablara de su experiencia en el medio. Comentó que en un inicio eran pocas las mujeres que trabajaban en el periodismo y menos todavía las que estaban en las páginas editoriales.

Cuando la escritora ingresó a Siempre! "a la gente le llamaba la atención que una mujer colaborara en una revista de política, hecha por hombres". Mencionó que su director José Pagés, fue uno de los primeros en aceptar personas del sexo femenino en su equipo, como Elvira Vargas, Magdalena Mondragón, Margarita Michelena y Beatriz Reyes Nevares.

Sin embargo, su vida periodística comenzó en La Familia, donde escribe artículos de belleza, de amor, de economía familiar, y todo lo que se le ocurre a la escritora. "Lo que me dio práctica y disciplina que me condujo a dirigirla sin tener experiencia. Hacía prácticamente toda la revista, desde un artículo sobre puericultura, un cuento, hasta los horóscopos. Era terrible pero a la vez maravilloso".

Se lamentó de no haber sido una buena directora de revistas femeninas: "Era muy joven, tenía 24 años, me dejé llevar por las otras publicaciones, no me di cuenta que el país necesitaba algo que impulsara a las mujeres"; de hecho La Familia lo hacía, pero en el sentido de "sean ustedes mejores amas de casa, mejores costureras, mejores esposas", no se trataba de sus derechos ni de los espacios por conquistar, sino de sus obligaciones. Yo misma requería de esa conquista."

Luego de su experiencia en estas revistas, Cristina Pacheco se fue un año a Europa y a su regreso batalló para conseguir trabajo. El destino la llevó a La Mujer de Hoy. Su ambición iba más allá. Deseaba participar en periódicos y revistas en las que "se suponía que sólo escribían señores".

Entró como editorialista a El Universal y después a El Sol de México. Este medio le dio la oportunidad de conocer al director de Siempre! , la fotógrafa del periódico le obsequió unas revistas de colección entre las que se encontraba Rotofoto, de la cual había sido director Pagés Llergo "y que yo sabía que él no tenía". Le llevó el paquete y le pidió una entrevista, le comentó que en esa revista encontró una fotografía del general Lázaro Cárdenas en calzones; en la conversación con Pagés "hice mención de esa fotografía y el título de la entrevista fue 'Cárdenas en Calzoncillos'; era para el suplemento cultural de El Sol de México, y cuando los del periódico vieron eso de los calzoncillos, pues dudaron. La entrevista no aparecía. Don Pepe me llamaba para preguntarme qué pasaba. Total que un día la veo en primera plana con la fotografía de Don José. Recuerdo que ese fue uno de los días más maravillosos en mi vida, era la primera vez que me publicaban en primera plana".

Para la conductora de "Aquí nos tocó vivir", entrar a Siempre! fue una experiencia invaluable y maravillosa, José Pagés Llergo le dio gran libertad de seleccionar sus temas: "hice todo lo que quise, entrevisté a cuanta gente se me ocurrió, nunca tuve problema con él, fui una mujer muy constante con mi trabajo, trate de hacerlo lo mejor posible". La relación con sus compañeros era buena, pero distante.

"Las mujeres somos más batalladoras, más luchadoras y cada vez ingresamos a nuevos campos", explicó que la participación de la mujer en diversos medios, ella la ha registrado en sus cuentos. "La primera vez que aparecieron albañiles del sexo femenino, la gente se paraba a verlas, era algo insólito en la industria de la construcción; hasta les hice un programa de televisión".

En un principio Cristina Pacheco, encontró piedritas en el camino porque no querían aceptar el periodismo que ella realizaba: "Qué te van a decir estas viejas gordas? ¿A quién le puede interesar lo que dice o hace un carnicero, un ambulante?", al final terminaron por aceptarlo y así nació su periodismo marginal.

"Cuando esa gente empieza a hablar, uno no da crédito a lo que vive, todo lo cuentan con una pasión, con un gusto y con un orgullo de clase. No es gente que se sienta menos que nadie, está muy consciente de su valor y de su poder", aseguró la esposa de José Emilio Pacheco, de quien tomó su apellido.

"Me parece feo contarle mi propia experiencia, pero no tengo otra, si cuando yo dije voy a entrar a Siempre!, hubiera pensado ¡ay, pero es un periódico de hombres!, pues no hubiera entrado, uno mismo se pone las limitaciones".

Asegura que muchas veces se discrimina al sexo femenino por su falta de iniciativa. "Crecimos siendo menores de edad toda la vida, pasábamos de ser hijas de familia, a hijas de nuestro marido, lo digo por las generaciones anteriores a la nuestra, es más fácil ser menor de edad y depender de un señor, que salir a la calle a romperte la cabeza y luchar".

Cristina, quien colaborara además en El Día y Novedades, aseguró que nunca fue discriminada, "debido quizá a que mi necesidad de encontrar trabajo era tan grande que decía: aquí o nada. Empiezo a ser periodista activa en 1963, y lejos de cerrárseme las puertas se me brinda la oportunidad de colaborar y dirigir una revista que en ese entonces tenía mucho prestigio. Mi experiencia es muy particular en ese sentido. Cuando empecé a trabajar había todos los obstáculos para la mujer, pero aprendí a vencerlos: desde que fui vendedora, secretaria, hasta periodista. Si uno no quiere batallar y quiere las cosas fáciles, pues no progresa; se encuentra uno con los mismos obstáculos y los mismos problemas que cualquier trabajador, quizá se acentúen en uno por ser mujer. Buscar ventajas o desventajas es absurdo. No quiero que me discriminen por ser mujer, pero menos quiero que me hagan favores por serlo".

Para Cristina Pacheco el periodismo significa su vida, su alimento. Otra parte de su vida es la literatura. "Por el periodismo puedo escribir las historias que relato en mis cuentos, me ha permitido desplazarme por todos los rumbos de la ciudad y del país. No hubiera conocido tanta gente, no podría contar una historia cada semana. Las historias de mis cuentos no son reales, aunque se apegan a la realidad, son ficción, pero me alimento de mi imaginación, es lo que veo, lo que escucho y existe un punto que es totalmente visible y comprobable".

El libro que más trabajo le costó escribir fue Zona de Desastre, redactarlo fue una manera de vencer el miedo, después del terremoto de 1985. Muchas de las historias que ahí fueron contadas son de amor, ese sentimiento que mueve todo.

Al hacer un recuento de su experiencia aseguró ser feliz con la vida que ha llevado: "No he traicionado lo que quería ser cuando empecé a escribir, quería ser periodista y lo fui, quería ser escritora y lo fui, cómo voy a ser malagradecida con este país, por eso cuando me hablan de discriminación a las mujeres, lo vivo como una cosa externa porque nunca he sufrido eso, no me he dado cuenta, he sido afortunadísima, no tiene usted idea cuánto, es como un cuento de hadas. Perdóneme que se lo diga, pero es la verdad, Me siento muy contenta porque el trabajo es excitante y enriquecedor que no hay pérdida.

"Si hago radio es fascinante, si hago televisión es increíble; si escribo aquí (La Jornada) es maravilloso, si hago mi cuento es la culminación. ¿Qué más le puedo pedir a la vida? ¿No cree que estoy obligada a devolverle a este país algo de lo que me ha dado?"

La escritora guanajuatense, disfruta tanto su trabajo, que por él renunció a muchas cosas, pero no se arrepiente. Le gustan las actividades domésticas como cocinar, lo que casi nunca hace porque no tiene tiempo: preparar un platillo con pocos y buenos elementos para que luzca bien y agrade, "es como escribir un cuento; a veces tengo las referencias de un nombre, de una cara, de una frase, que serán los ingredientes, luego tengo que sazonarlo con tal cantidad de cosas para que se conviertan en algo atractivo y después se ordena el texto".

La escritora cree en la solidaridad entre las mujeres: "Una mujer que se va a trabajar y deja a sus hijos, sabe que la vecina le va a ayudar, la que es golpeada por su marido sabe que puede tener la protección de sus vecinas, una mujer que va a tener un parto sabe que la van a sacar del lodazal donde vive cargada entre todas", esa es la experiencia que ella ha tenido con el pueblo.

Cristina piensa que los refranes como el que dice: "La mejor mujer es la que tiene la pata quebrada y está en la cocina", eso no es así; "hemos demostrado que con las dos patas bien y fuera de la cocina hacemos cosas bien, por ejemplo, muchas cosas que pasan en este país, ha sido por la lucha de ellas, juntas en movimientos sociales han cambiado la estructura política de naciones enteras como la nuestra y han cambiado a la ciudad misma. La ciudad no la hacen los urbanistas sino las mujeres".

Cristina Pacheco con sus entrevistas, sus cuentos, sus trabajos nos da a conocer que hay otro mundo dentro de México, con gente que sufre, que llora y a su manera goza y es feliz. Aquí nos tocó vivir, en este mar de historias.

Notas:
[1] http://www.belelu.com/2013/05/quien-es-cristina-pacheco-una-periodista-reconocida-por-la-unesco/ [2] http://www.belelu.com/2013/05/quien-es-cristina-pacheco-una-periodista-reconocida-por-la-unesco [3] http://www.oncetv-ipn.net/aquinostoco35/registro_UNESCO.html .
[4] http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/05/07/105327982-las-historias-pequenas-son-las-mas-extraordinarias-dice-cristina-pacheco

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