8/22/2013

México: La batalla por la nación



Gerardo Fernández Casanova
 (especial para ARGENPRESS.info)

De nueva cuenta Cuauhtémoc Cárdenas empeña el prestigio histórico del apellido, que es el único que le queda, en proveer a la desmovilización popular y, a querer o no, allanar el camino a los tecnócratas en su prisa por entregar los recursos nacionales a los intereses extranjeros. A quién se le puede ocurrir trasladar hasta el 2015 la oposición a lo que se nos quiere imponer en las próximas semanas; para entonces serían hechos consumados y, como reza el refrán, “palo dado ni Dios lo quita”. El fantasma de la desmovilización de 1988 regresa por sus fueros.

Junto con el PRD, Cárdenas formula una propuesta de reforma energética que es la correcta: rechaza el cambio constitucional, mantiene a Pemex y CFE como agentes exclusivos de la actividad productiva, las libera de la excesiva carga fiscal, les dota de capacidad de inversión y operación, además de que combate la corrupción y promueve las fuentes alternativas de energía sustentable; incluye una definición de las condiciones de la participación de particulares como contratistas de obras y servicios que se corresponde con el proyecto dinamizador de la economía derivada, como ocurrió hasta 1982 y que fue un contribuyente eficaz al desarrollo. Me parece magnífica. El problema es que, al meterla a la licuadora de la negociación legislativa, está convalidando la decisión de la mayoría en las cámaras, de antemano sabida como reformadora de la Constitución; el asunto es que, a cambio de aceptar algunas partes de la propuesta, se apruebe la privatización. La historia reciente es clara en su enseñanza a este respecto. De qué sirve que, por ejemplo, Pemex goce de autonomía si ya no va a ser el agente exclusivo, absolutamente para nada.

La batalla por la Nación y por sus recursos tiene que darse hoy; no tiene sentido diferirla hasta el 2015. No existe el instrumento legal para detener lo que la mayoría legislativa decida, es cierto, pero sí existe el instrumento político capaz de detener el afán traidor: la fuerza social del rechazo. Es la única apuesta posible y es extremadamente difícil de lograr, también es cierto, más si se le mina con fórmulas dilatorias. Si la batalla de hoy se perdiera, entonces habría que dar la de la consulta, pero no antes.

Hoy se requiere poner al país “patas parriba” y convocar al pueblo patriota a detener la entrega a como dé lugar. No basta con manifestarnos en el zócalo de la Ciudad de México, es preciso llegar al paro y a torcer la mano a los tecnócratas. Las mentadas también duelen, diría María Félix, pero hay bastante munición en manos del pueblo si se decide. Ahí están las comunidades que toman por su cuenta la seguridad de sus familias y sus pertenencias, que ponen en jaque a la autoridad de un estado incapaz de otorgarla. Ahí están los maestros en lucha por la educación y por el respeto a sus derechos. Ahí están los zapatistas en plena vigencia de lucha por su autonomía y sus valores culturales. Ahí están los defensores de la tierra y el agua oponiéndose a decisiones gubernamentales que las entregan al interés de particulares. Ahí están los electricistas en resistencia contra el atraco a su fuente de trabajo y en defensa de la empresa pública nacional.

Qué hace falta, me pregunto, para que los trabajadores petroleros actúen en defensa de su empresa por encima de sus líderes charros, al igual que los electricistas de la CFE. Cómo no se han cansado los trabajadores de recibir palo tras palo con la negación de sus derechos elementales. Cómo no van a parar los estudiantes que día con día ven desaparecer sus expectativas de bienestar. Los campesinos que confirman, también todos los días, que están destinados a la desaparición paulatina en beneficio de los agronegocios depredadores.
Al día de hoy sólo Andrés Manuel puede convocar, con todo y el error de convertirse en parte y renunciar al todo. Pero se necesita humildad para pluralizar el liderazgo; sumar agravios y agregar convocatorias. La batalla por los energéticos es sólo una de las facetas de la lucha por México; hay que presentarlas todas en concierto.

Lo urgente es el paro nacional. Intentémoslo con decisión patriótica. Para luego es tarde.

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