11/06/2013

“La lucha de las mujeres, vital para la democracia”: Cecilia Soto


NACIONAL

   Del desdén por el género, ahora la ex candidata busca la paridad

Cecilia Soto González durante la entrevista con Cimacnoticias | Fotos: César Martínez López
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | México, DF.- 05/11/2013
Hace 19 años, Cecilia Soto González escribió una página de la historia al convertirse en una de las pocas mujeres en contender por la Presidencia de la República, sin embargo para esta candidata lo que menos importaban eran los derechos de las mexicanas y prueba de ello –afirma– es que evitó usar el tema de género para ganar votos.

“Simplemente era una activista política que rechazaba el tema de las mujeres porque en los movimientos en los que yo participaba a las mujeres se les encargaba ir por el agua, servir el café y yo rechazaba eso, mi interés era ocuparme de los temas que yo consideraba trascendentales”, dice en entrevista con Cimacnoticias.

Como candidata, en1994 se enfrentó a Ernesto Zedillo Ponce de León (PRI), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (PRD), Diego Fernández de Cevallos Ramos (PAN), y a cinco contendientes más, entre ellos Marcela Lombardo Otero, otra de las mujeres que bajo la bandera del Partido Popular Socialista también contendió por la Presidencia.

Pero el caso de Soto González fue singular porque no sólo era ajena a los “temas” de las mujeres sino que además les tenía cierta “repulsión”.

Paradójicamente hoy se coloca como una de las promotoras más fehacientes de la participación política femenina, defensora de la cuota de género y hasta partidaria de la paridad (igualdad) en la política.

Para entender esta transición ideológica y a propósito del 60 aniversario de la conquista del derecho al voto para las mexicanas –que se conmemoró el pasado 17 de octubre–, Soto comparte un fragmento de su trayectoria política y los momentos claves que la hicieron inclinarse por defender los derechos femeninos.

“(Comencé) de estudiante, sin tener una idea clara –en ese entonces– de que había una lucha especifica por las mujeres. Yo simplemente quería un país más democrático”, rememora.

En los años 60, la joven sonorense que venía de una escuela particular entró a la UNAM y tuvo su primer choque con la realidad. Se dio cuenta de que en el país había clases sociales y desigualdad, pero fue hasta 1971, tras la matanza de estudiantes en los hechos conocidos como “El halconazo”, que optó por dedicarse a cambiar esta realidad.

“GLORIA CAREAGA SE APIADÓ DE MÍ”

“A mí no me interesaba, era profundamente ignorante en el tema de las mujeres; había leído ‘El segundo sexo’, de Simone de Beauvoir. Me había impresionado la tesis de que las mujeres no nacen sino que se hacen, pero todavía ‘no me caía el veinte’, en parte por rechazar ese papel secundario que se les daba a las mujeres en los partidos políticos”, recuerda.

Lo que sucedió –explica– fue que las mujeres la cambiaron. Entró en la política y ya como diputada local en Sonora apoyó a un movimiento de cooperativistas de camarón en el puerto de Guaymas. Los pescadores vivían atemorizados por un cacique que era alcalde y a la vez líder de la Federación de Cooperativas.

“Estaban los pescadores temblando. ¿Qué pasó? Que las mujeres se levantaron e iniciaron la rebeldía. Allí encontré una fuerza social, una aportación de ideas, iniciativas, independencia y capacidad de dominar el miedo, porque a todos les daba miedo un cacique que te recibe con un ejército particular, con armas”, relata.

“Para mi fue un movimiento definitorio de la importancia de las mujeres. Después fui diputada federal y ahí fue importante porque en mi Legislatura me tocó convivir con un grupo de mujeres, ahí firmamos y aprobamos la primera iniciativa para plantear el tema de género en la Cámara de Diputados”.

Aunque Cecilia Soto considera que estaba consciente de la desigualdad de género en su campaña presidencial en 1994, los temas que le interesaban eran la economía, la política energética, el desarrollo industrial, y evitaba hacer alusiones a los temas de  género en parte porque sentía que ella no era del agrado del movimiento feminista.

“Yo no les gustaba porque no era feminista. En ese entonces había más prejuicio de ambos lados”, comenta al aceptar que tampoco simpatizaba con el movimiento de mujeres.

El cambio radical fue cuando formó parte de la delegación mexicana que viajó a Beijing en 1995 para participar en la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Mujer. “Gloria Careaga se apiadó de mí y me explicó la teoría de género y me explicó por qué era importante la herramienta de las cuotas que a mí me causaba tanto rechazo”.

Careaga, quien es una reconocida académica y feminista mexicana, instruyó a la ex candidata presidencial que hasta entonces creía que obligar a los partidos a postular un porcentaje mínimo de mujeres era ridículo. “Yo en particular no había necesitado las cuotas porque estaba en movimientos donde había pocas mujeres, en ese sentido tenía oportunidad”, recalca.

CUOTAS: HERRAMIENTAS PARA LA IGUALDAD

Al escuchar a las expertas, Cecilia Soto se dio cuenta de que tuvo una formación académica y una serie de puertas abiertas que no todas las mexicanas tienen, y desde entonces cree que las cuotas de género son una herramienta indispensable para emparejar las condiciones en que compiten mujeres y hombres.

“Muy seguido me encuentro a mujeres que tienen la misma reacción inicial que yo. Son reacciones de mujeres de clase media alta, pero basta sentarse un ratito y platicar, ver un poco más el tema a fondo, las estadísticas, para darse cuenta que es un pequeño mundo privilegiado”.
                   
Al analizar el pasado dice: “Creo que en mi campaña lo interesante fue el valor simbólico –quizás no explícito– de ver a una mujer hablar sobre todos los temas trascendentes de este país; eso fue lo que tuvo un efecto importante en muchas jóvenes adolescentes que se me acercaban, y se me acercan, porque el mensaje era muy sencillo: ‘tú puedes aspirar a dirigir este país’”.

Agrega que no hay un desprecio de los políticos por las mujeres y destaca que las decisiones que las ignoran provienen de una experiencia cotidiana y de las redes de poder. Explica que los varones se niegan a trabajar con las mujeres porque siempre se han rodeado de compañeros y desconfían de ellas porque no conocen sus capacidades.

Lo que hizo hace 19 años pasó a la historia porque como abanderada del Partido del Trabajo obtuvo el 2.75 por ciento de los sufragios de la elección, logrando la cuarta posición de las votaciones y un resultado que otorgó al PT el registro definitivo como instituto político.

Cabe decir que como mujer política, Soto González siempre fue de izquierda y hasta colaboró con Cuauhtémoc Cárdenas, pero en el año 2000 se acercó al entonces presidente Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), quien la designó como embajadora en Brasil, cargo que desempeñó hasta 2006.

Ahora ya no milita en la política, pero actualmente es ejecutiva de la Fundación Carlos Slim y se ha convertido en analista, articulista, promotora de las cuotas de género y de la participación de las mujeres en los consejos directivos de las empresas.

Añade que se retiró de la política por convicción y, no obstante, desde lejos analiza la realidad política. Hoy concuerda con la plataforma creada por la también ex candidata presidencial Patricia Mercado y en 2012 simpatizó con la candidatura presidencial de la panista Josefina Vázquez Mota.
  

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