11/09/2013

“En ningún país de la región la violencia hacia las mujeres es un eje central de política pública”


 

Luz Patricia Mejía - secretaría técnica del organismo MESECVI, de la OEA- estuvo semanas atrás en Buenos Aires participando de una actividad en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Allí nos comentó cuál es la situación actual de la violencia hacia las mujeres en la región: si bien hay avances en la aprobación de leyes, faltan presupuestos, producción de estadísticas y compatibilizar esas normas con los fuertes estereotipos sociales y culturales que siguen perpetuando la violencia hacia las mujeres.
Por Sandra Chaher
mejia1COMUNICAR IGUALDAD- Luz Patricia Mejía es abogada y venezolana. Entre 2008 y 2011 fue comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y en el año 2009 su presidenta. También fue relatora para Argentina de derechos de las mujeres dentro de ese organismo y actualmente coordina –también dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA)- la secretaría técnica del Mecanismo de Seguimiento de la Implementación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (MESECVI).
El MESECVI presenta informes periódicos en los que evalúa el cumplimiento que  los Estados Integrantes de la OEA realizan de la Convención de Belém do Pará. Presentó un primer informe en el 2008 y otro en el 2012.
Luz Patricia Mejía estuvo semanas atrás en Buenos Aires participando del seminario Derechos humanos de las mujeres: Buenas prácticas en la justicia de género, organizado por la Corte Suprema de Justicia de Argentina y la OEA.
-¿Cómo explicarías qué es el MESCVI para quienes no lo conocen?
-Es el mecanismo de seguimiento de la implementación de la Convención de Belém do Pará. Fue creado para evaluar el cumplimiento que hacen los Estados de la Convención y está evaluación se hace a través de sistemas de indicadores que permiten analizar la implementación de políticas públicas en materia de violencia. El Mecanismo está integrado por un comité de personas expertas que preguntan a los Estados si están cumpliendo, analiza la información y genera recomendaciones específicas por Estado y también hemisféricas.
-En el año que llevás al frente del MESECVI, ¿cuáles son los temas que percibís como más importantes en la lucha contra la violencia hacia las mujeres?
-Ha habido importantes avances en la región en el ámbito legislativo, actualmente todos los Estados tienen leyes de protección intrafamiliar y en algunos países hay ya leyes específicas de violencia hacia las mujeres. Sin embargo, se debe fortalecer a los Estados para que incorporen completamente Belem do Pará. Por otra parte, estamos trabajando en la construcción de indicadores que permitan tener cifras ciertas y consolidadas sobre violencia para evaluar la implementación de políticas públicas, porque parte del problema que tenemos ahora es que estamos midiendo la violencia de forma dispar y poco coherente de acuerdo a las obligaciones internacionales asumidas por los países. Como no tenemos cifras ciertas de la situación de las mujeres hoy en relación con la violencia, no podemos evaluar las políticas públicas. Para el primer informe MESECVI, del año 2008, hicimos un conjunto de indicadores que ampliamos en el 2012 y armonizamos con otros indicadores de estándares americanos.
-¿Qué miden estos indicadores?
-Seis temas: armonización de la legislación nacional con Belem do Pará, acceso a la justicia, planes nacionales de lucha contra la violencia, producción de información y estadísticas, presupuesto y servicios especializados de atención. Estos seis temas fueron loa analizados en el 2012, para el segundo informe MESECVI, y sobre ellos se armó una nueva matriz de indicadores.
-¿Cómo está la región en estas seis áreas?
-El avance mas grande es el campo legislativo, aunque aún tiene importantes limitaciones. En buena parte del Cono Sur tienen todavía leyes de primera generación, las que se refieren a la violencia intrafamiliar, y en algunos casos conviven estas normas con las de la década del 2000 de segunda generación. Por ejemplo, la mediación sigue siendo una práctica habitual de estas normas, Argentina es un caso, y eso está desestimado de las normas de segunda generación. El acceso a la justicia, la ruta crítica, sigue siendo bastante limitada en toda la región. Hay una buena experiencia en Argentina con la defensa pública gratuita y hay varias defensorías públicas de la región que están yendo más allá de lo clásico de defensa del reo y ofreciendo una perspectiva de género y/o proceso de acompañamiento a través de fiscalías. Sin embargo, poner la carga probatoria sobre la víctima es todavía de los dramas más acuciantes de la región y lo mismo la falta de acceso a mecanismos de protección, lo cual tiene como consecuencia los altos índices de femicidio y feminicidio en la región. A partir de la información que nos dan los Estados podemos decir que Centroamérica y Chile y México son los países que tienen más acuciantes problemas de feminicidios, que es una síntesis del delito de violencia contra la mujer.
-En relación a la producción de información y estadísticas, ¿la región no está nada bien verdad?mejia2
-Los Estados siguen teniendo métodos precarios. Los que tienen legislación sobre femicidio no lo registran como tal hasta tanto no esté la sentencia condenatoria. Es decir, no se lo contabiliza desde la denuncia ni tampoco cuando sale la sentencia si es absolutoria, con lo cual hay un vacío muy importante. Y hay muchos otros vacíos porque las denuncias no son seguidas o los casos no son denunciados. Además, falta la armonización de las cifras.
-¿El problema de la producción de estadísticas de violencia es mundial verdad? En general en casi todos los países hay poca disponibilidad de estos datos.
-Si, en otras regiones es igual. Sucede que América Latina tiene en general procesos de levantamiento de información muy precarios y en América Central la situación es mucho más grave en este sentido.
-Vinculado a la producción de información, ¿Qué sucede con las encuestas de prevalencia sobre violencia? En Argentina, por ejemplo, no tenemos ninguna.
-La mayoría de los Estados no las tienen, no invirtieron en violencia específicamente y en algunos lugares hay regionales pero no nacionales. México por ejemplo avanzó mucho pero no releva todos los indicadores necesarios. La CEPAL realiza un trabajo importante a través del Observatorio de Indicadores de Género. En el MESECVI, a partir de los datos de la CEPAL, construimos indicadores de derechos humanos que contemplan los aspectos cuantitativos y cualitativos: si los organismos tienen partida presupuestaria, si hay planes nacionales o si planes territoriales fragmentados. Estos indicadores son una hoja de ruta para los Estados: si éstos se comprometieron con Belém do Pará deberían estar cumpliendo con los indicadores.
-Esto tiene que ver con transformar la lucha contra la violencia en una política de Estado activa, ¿esto sucede en algún país de la región?
-Dentro de las políticas públicas de género hay planes de igualdad y ahí dentro hay ejes centrales de violencia. Sin embargo falta presupuesto etiquetado. Tienes grandes instituciones pero no hay servicios, se invierte en personas pero no en acciones. En ningún país de la región la violencia hacia las mujeres es un eje central de política pública. Nosotras no evaluamos a Estados Unidos y Canadá pero, por los casos que llegan, están en la misma situación. Quizá sí podría decirse que algunos países de Europa avanzaron en temas de igualdad y de cambio de estereotipos.
-¿Qué valor le das a la construcción de estereotipos, y a la violencia simbólica en general, en la reproducción de la violencia hacia las mujeres?
-La violencia en América Latina está directamente relacionada con que las mujeres en esta región seguimos absolutamente estereotipadas. Se reproducen estereotipos en los medios de comunicación y en la escuela y las mujeres mismas reproducen estos estereotipos e incluso a veces cuestionan lo que se opone a esto. El gran problema de nuestra región es que no estamos haciendo trabajo de prevención permanente y sostenido. Todas las legislaciones de la región lo establecen y pocas lo hacen. Y hay un tema generacional también: cómo transformar estereotipos en las generaciones futuras, porque  las encuestas realizadas a adolescentes siguen diciendo que las mujeres esperamos un príncipe azul.

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