2/07/2014

Los periodistas pal café . . .



México ha sido coto de caza de la pederastia clerical. Con arrogancia e impunidad, los jefes de la religión estadísticamente mayoritaria del país han desechado por siempre las fundadas acusaciones de abusos sexuales practicadas por miembros de su gremio contra niños y adolescentes.
Un depurado ejemplo clasista de esa altivez protectora de hechos delictivos la ha dado en años recientes la congregación de los legionarios de Cristo, a quienes se moteja como millonarios en virtud del segmento socioeconómico en el que se asentaron. A pesar de las múltiples denuncias contra el fundador y caudillo de esa agrupación, Marcial Maciel, los voceros y directivos se dijeron largamente perseguidos y calumniados, e incluso importantes firmas comerciales impusieron boicot publicitario a medios de comunicación que difundieran los señalamientos contra el hasta entonces casi intocado religioso michoacano siempre incrustado en la élite vaticana y protegido especialmente por Juan Pablo Segundo, quien durante su paso por el papado mantuvo una inflexible complicidad protectora de sus correligionarios dedicados a la depredación sexual.
Ahora, caído en desgracia el difunto Maciel, imposible negar o pretender la atenuación de los cargos contra quien en vida idolatraban, los legionarios han salido a la opinión pública ofreciendo disculpas, aunque la estructura y la operación de esa orden religiosa apenas parecen ir en vías de ciertas correcciones y sin que haya sometimiento a procesos judiciales de quienes al amparo del poder de las sotanas cometieron actos delictivos.
Otro ejemplo evidente es el del máximo jefe formal de la Iglesia católica mexicana, el cardenal Norberto Rivera, quien ha eludido con especial apoyo de los gobiernos federales panistas las acusaciones hechas en Estados Unidos por víctimas sexuales de un sacerdote mexicano al que, según esos señalamientos, el purpurado nacido en Durango ha protegido con gran aplicación. En Los Ángeles se tejen acuerdos entre abogados de esas víctimas y autoridades de la iglesia local para dar a conocer expedientes de abusos sexuales protegidos por la estructura clerical, como acaba de suceder en Chicago. De hacerse públicos esos archivos en la ciudad californiana, el cardenal Rivera volverá a tener encima los reflectores mediáticos y eventualmente la reanudación de acciones judiciales en su contra. En Oaxaca también se ha demostrado la protección del arzobispo José Luis Botello a un sacerdote que abusó sexualmente de medio centenar de niños y adolescentes indígenas. ¿Podrá el papa Francisco dar un paso justiciero histórico no sólo ante las Naciones Unidas, sino en especial en una de ellas, tan agraviada en esos aspectos, como la mexicana?
Convertido en un eficaz secretario de operaciones legislativas, el sonorense Manlio Fabio Beltrones ha anunciado que a más tardar a finales del presente comenzará el procesamiento de las iniciativas de leyes secundarias, sobre todo en materia de telecomunicaciones, competencia y energía. El jefe de la cámara de diputados dijo que Enrique Peña Nieto está muy interesado en que se dé celeridad a esos temas. Tal normatividad secundaria es particularmente delicada, pues en ella se establecerán los detalles que permitirán la aplicación de los grandes conceptos, de por sí muy polémicos, contenidos en las respectivas reformas constitucionales. Las empresas dominantes en materia de telecomunicaciones, Televisa y Televisión Azteca, por ejemplo, tienen multiplicado interés en anular o suavizar clausulados que les son lesivos. Y el máximo interés nacional está en riesgo en la letra chiquita, y no tan chiquita, que fuese aprobada en el congreso federal para dar paso a la firma de peligrosos contratos petroleros con avasallantes y desestabilizadores consorcios internacionales.
Salvador Manzur Díaz tuvo que renunciar en mayo del año pasado a la secretaría de finanzas y planeación del gobierno de Veracruz por su involucramiento en una red de utilización de recursos públicos (sobre todo de Sedesol, dirigida por Rosario Robles) para propósitos electorales. Manzur fue sacrificado luego que el PAN dio a conocer audios y videos que demostraban mapachería electoral. Ahora Manzur ha anunciado que en Veracruz será el delegado de Banobras, la institución encargada por Enrique Peña Nieto a uno de sus primos, Alfredo del Mazo Maza, como premio de consolación por haber declinado a buscar la candidatura priísta a gobernador del Estado de México que, por razones tácticas, EPN hubo de conceder a Eruviel Ávila. El sacrificio político paga.
Podría llamársele justicia de conveniencia, para usar el término que en razón de su horario, surtido y ubicación (lo conveniente de estos) suele darse a las tiendas en cadena que se multiplican por el país. Bueno es que se haya aprehendido a los presuntos responsables de ataques incendiarios a establecimientos de la marca Oxxo en Hidalgo y el estado de México (veneros burocráticos de este sexenio), pero parece que esas acciones se hacen por conveniencia política, pues tanta celeridad y contundencia no se observan en la infinidad de casos criminales que afectan a empresas o ciudadanos sin la relevancia de la red de nueve mil tiendas Oxxo, pertenecientes a la poderosa embotelladora (y no sólo de Coca-Cola) Femsa, o a entidades federativas que no tienen paisanos en las alturas del gobierno federal.
Y, mientras continúa la toma federal de Michoacán, con el nombramiento de comisionados federales por cada uno de los rubros gubernamentales, ahora en abierto desplazamiento de los secretarios y directores estatales nombrados por el gobernador formal en vías de extinción política, Fausto Vallejo (Gabriel O’Shea, actual director del Seguro Popular, ex secretario de salud del gobierno mexiquense, es el segundo comisionado que llega a Morelia), ¡feliz fin de semana, con Lorena Martínez designada como titular de la Profeco, desde donde seguirá buscando ser candidata priísta al gobierno de Aguascalientes en 2016 (fue presidenta municipal de la capital de su estado y diputada federal)!
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L
e urgía al gobierno priísta una buena noticia de tipo económico y financiero después de su accidentado y frustrante arranque. Le llegó, al parecer no del todo espontáneamente, de la agencia de crédito Moody’s. Subió la calificación a la deuda soberana otorgándole una A por primera vez en la historia. Tenía la calificación Baa1 y la elevó a A3. La máxima es triple A, pero para eso le falta un largo, larguísimo trecho. La firma dijo que la promoción fue motivada porque se espera que las reformas fortalecerán en el futuro el potencial de crecimiento del país. Hay que leer bien el mensaje. Se refiere al futuro, difícilmente podría tener una buena calificación un desempeño con desaceleración e inflación. Para poner las cosas en su justa perspectiva, vale decir que son tres los burós de crédito más reconocidos: S&P, Fitch y Moody’s. Sólo uno de los tres, Moody’s, le ha dado una A. El pasado diciembre, S&P la movió ligeramente dentro de la categoría B. ¿Qué tan confiables y acertadas son sus evaluaciones? S&P, Moody’s y Fitch han enfrentado críticas, durante largo tiempo, de inversores, políticos y reguladores por asignar calificaciones infladas a valores de mucho riesgo y otros activos hipotecarios que rápidamente se vinieron abajo. Su desempeño en la crisis hipotecaria de Estados Unidos fue nefasta. Incluso hace un año el gobierno de Washington anunció que emprendería una acción judicial contra S&P.
La insobornable realidad

Más realistas son los reportes que ha presentado el Inegi en los días recientes. Uno muestra que el índice de confianza de los consumidores anda de capa caída. No están entusiasmados con el futuro que nos aguarda. Otro señala a la inseguridad como el factor que más preocupa al sector privado actualmente. Si quisiéramos resumir en pocas palabras el desempeño del PRI en su segundo debut, tendríamos que decir: ‘‘economía en contracción, violencia en expansión’’. Se suponía que iba a ser al revés.
Bebedores de cerveza
Cuando los dueños del Grupo Modelo vendieron la última mitad de las acciones a la firma internacional Anheuser-Busch InBev, no sólo cedieron la propiedad de la compañía, sino también el mercado cervecero que ocupa el lugar número seis en el mundo. Eso no tiene precio, porque el mexicano es chelero y el negocio está en expansión. Al parecer vendieron muy bien su parte en 20 mil 100 millones de dólares, pero en realidad hicieron un mal negocio. Para ellos y para nuestro país. Los Díaz, Aramburuzavala, Fernández, no supieron conservar lo que heredaron. En la gráfica anexa puede verse el lugar privilegiado de México y también algo muy intersante: China es el país más cervecero del mundo.



Foto
En el análisis de los artículos transitorios de la reforma energética (RE) cubrí, en la entrega anterior (31/1/14) los primeros cuatro artículos transitorios (t), haciendo énfasis en el 4° que establece el contratismo discrecional buscado. El 5°t se refiere a que las empresas productivas del estado (nueva figura jurídica sin reglamentar de la RE) y las empresas privadas “podrán reportar para efectos contables y financieros la asignación o contrato correspondiente y sus beneficios esperados, siempre y cuando se afirme en las asignaciones o contratos que el petróleo y todos los hidrocarburos sólidos, líquidos o gaseosos, que se encuentren en el subsuelo, son propiedad de la nación”. Lo que esta estipulación hace es convertir las asignaciones (exclusivas de Pemex) o contratos (abiertos a empresas del estado o privadas, nacionales o extranjeras), en activos fijos de las empresas; es decir, en riqueza, que les permita elevar su valor en bolsa, emitir nuevas acciones o contratar préstamos. La cláusula sobre la propiedad de la nación es absurda o redundante, puesto que en el párrafo séptimo adicionado por la RE al Art. 27 de la Constitución, en el que se establece la posibilidad de que la exploración y explotación de los hidrocarburos la realicen empresas públicas o privadas, se añade que, en todos los casos, los hidrocarburos en el subsuelo son propiedad de la Nación y así deberá afirmarse en las asignaciones o contratos. Lo que tendría que haberse estipulado en el 5°t es el carácter intransferible e inembargable de los contratos y asignaciones, puesto que la propiedad del petróleo en el subsuelo sigue siendo de la nación. El 5°t termina diciendo que lo anterior será aplicable a Pemex y sus subsidiarias durante el periodo de transición para convertirse en empresa (o empresas) productiva del estado.



¡Felicidades!, mexicanos incrédulos, que la deuda pública –la que se paga con sus impuestos– ya cuenta con calificación A3 otorgada por una calificadora internacional, lo que en castellano simple significa que los habitantes de este país primero se mueren de hambre antes de que el gobierno federal siquiera imagine dejar de pagar los intereses de un débito que crece días tras día (recuerden: saldo histórico de 6.5 billones de pesos al cierre de 2013, equivalente a 55 mil pesos por cabeza), por mucho que todos los años se destinen multimillonarias cantidades para la cobertura de un adeudo que nunca se reduce. La certificación, pues, es garantía para los acreedores, no reconocimiento a los deudores.
Es una excelente noticia, con el mismo tono de humor negro que la relativa al premio de ministro del año otorgado a Luis Videgaray, es decir, en 2013 la economía creció 1.3 por ciento (casi tres veces menos de lo estimado por el propio premiado), se generó la mitad de empleo formal que un año antes, la informalidad se mantuvo al alza, el poder adquisitivo de los salarios no dejó de caer, el número de pobres se incrementó, el bienestar social se mantuvo prófugo y la confianza de los mexicanos en la economía nacional está en el suelo, pero ya pueden presumir el premio al secretario de Hacienda (el responsable de las gracias citadas, más el pésimo manejo del gasto público) y que ya tenemos calificación A3 para el débito federal.
En Los Pinos están muy contentos y, raudos, publicitaron la noticia como si fuera sinónimo de la confianza que se tiene en el gobierno y en la economía del país, cuando en realidad se trata de una simple certificación de lo que a las propias calificadoras, pero especialmente a los acreedores, les interesa: que el gobierno mexicano les garantice que el pago del servicio de la deuda es prioritario, y que suceda lo que suceda no dejará de cubrir puntualmente los intereses del débito; que ni se le ocurra, pues. El lamentable estado de la economía nacional y la crisis social del país a las calificadoras finalmente les interesa un cacahuate; lo importante es pagas o pagas, sin importar qué te lleves entre las patas.
El primero en hacer declaraciones fue el propio ministro del año, quien lo celebró así: “con esta acción se refrenda la confianza que existe sobre las perspectivas de la economía mexicana… La mejora en la calificación de la deuda por parte de Moody’s favorece al gobierno federal, a la iniciativa privada y a las familias, al reducir los costos de financiamiento, lo que propiciará una menor erogación por el servicio de la deuda y la liberación de recursos que podrán dedicarse a otros rubros” (léase: les servimos el petróleo en bandeja de oro, les garantizamos el leonino pago de los intereses de la deuda y nos seguiremos endeudando, sin importar el costo social).
En efecto, Moody’s señala que “los motivos detrás de la decisión de elevar la calificación de la deuda respaldada por el gobierno mexicano está centrada en gran medida en las reformas que se dieron el año pasado, especialmente en los sectores de telecomunicaciones y energía… Esas reformas generaron un mejor marco fiscal, que permitirá al gobierno lograr ahorros y contar con mayores reservas para afrontar contingencias” (La Jornada, Roberto González Amador).
Hasta eso, la calificadora, contrario de lo dicho por el ministro del año, aclara que no es una calificación a la gestión económica, y reconoce que no es que a raíz de la mejora en la calificación vayan a venir los inversionistas a México, pero mejorar la calificación es algo que en un momento dado va a fortalecer la impresión que había de México, indica que a diferencia del resto de los países emergentes aquí hay reformas que se están haciendo y eso puede ser un factor de atracción. Lo que en verdad va a contar en el futuro no tiene que ver con la calificación, sino con las cosas que llevaron a mejorar la calificación, tiene que ver con las reformas y con los cambios que esperamos que den lugar a mayor inversión. Eso es lo que al final de cuentas va a sustentar una mejor perspectiva de mediano plazo.
Sin embargo, hasta los aliados naturales del régimen asumen que las reformas darían frutos, si bien va, a finales del sexenio peñanietista o a principios del siguiente, de tal suerte que lo importante para Moody’s es que el gobierno mexicano garantiza a los acreedores que seguirá pagando, sin importar lo demás, y tan no les importa que en medio de una corrupción galopante la economía apenas balbucea, crece 1.3 por ciento y carga con 60 millones de pobres, pero paga los intereses de su deuda y contrata más para seguir pagando.
Con lo que México ha pagado por intereses en los últimos 20 años –para no ir más atrás–, el saldo de la deuda pública tendría que haber desaparecido, pero en lugar de eso el débito federal cada mes que transcurre registra un máximo histórico, por mucho que desde el salinato se aseguró que este era un problema resuelto, sin olvidar que en cada reforma aprobada a lo largo de ese periodo la promesa gubernamental fue, es, que los beneficios se reflejarán en los bolsillo de los mexicanos, habrá mayor competencia, menores precios y desaparecerán los monopolios.
Para 2014 el Congreso autorizó al inquilino de Los Pinos y zonas aledañas la contratación de 650 mil millones de pesos adicionales en deuda federal (interna y externa; Pidiregas, Fobaproa-IPAB, rescate carretero, estados y municipios y demás contingencias se contabilizan aparte), algo así como mil 781 millones de pesos cada 24 horas, de los que la mayor parte se destinarán a pagar intereses… de la deuda. Mientras, la confianza de los mexicanos en sus presuntas autoridades está en la lona.
Las rebanadas del pastel
Si de magia se trata, allí está el caso el cuento de la lechera purépecha, con disfraz de apoyo federal a Michoacán (más inversión y menos armas, anunció Peña Nieto). Alrededor de 45 mil 500 millones de pesos que se destinarían a economía familiar, empleo, créditos para micro y pequeñas empresas, actividad agropecuaria, educación y cultura, infraestructura y vivienda, carreteras, inversión el puerto de Lázaro Cárdenas, créditos de Infonavit y Fovissste, salud y seguridad social, desarrollo social y sustentabilidad. ¡Ufff!, cuántas cosas, una catarata de idílicos beneficios, pero a la hora del reparto per cápita resulta que a cada michoacano le tocarán 10 pesos con 11 centavos. ¿En serio alcanzan para todo eso? ¡Claro!, y de postre morelianas.
Twitter: @cafevega



El gobernador Graco Ramírez era conocido por enfrentar los problemas. Cuando era activista, a pesar de las críticas de muchos de sus conocidos o compañeros, siempre tuvo fama de entrón. Todavía se recuerda cuando enfrentaba al ex mandatario Jorge Carrillo Olea y, de manera más directa, a Sergio Estrada Cajigal.
Pero con el paso del tiempo (o con el poder) eso pasó a segundo término. No es que no siga con ese estilo directo de enfrentar la crítica. No. Eso continúa. Durante sus ruedas de prensa de los lunes, cuando no anda en India, como esta semana, el mandatario no deja títere con cabeza y va a todas.
Sin embargo, ante los conflictos políticos y de inseguridad, parece que la política oficial ya no es enfrentarlos y resolverlos. Más bien se busca administrarlos. Es más sencillo.
Total, no se corren muchos riesgos. Quizás sólo el del desgaste, pero éste de por sí ocurre. El problema, mientras tanto, es que a los morelenses les queda la sensación de que les quedan a deber, y mucho. Han pasado 15 meses, y aun cuando podrían reconocerse resultados en algunos rubros, lo cierto es que ante la exigencia de seguridad, la primera que se le expuso en campaña y la primera que se comprometió a resolver, sencillamente no se observan resultados.



Buenos muchachos es catalogada por la crítica y los cinéfilos como una de las mejores películas de Martin Scorsese. Si no es que la mejor, por encima de otros clásicos del director nacido en 1942 en el populoso barrio de Queens: Taxi Driver (en 1976 Palma de Oro en Cannes), Toro Salvaje, El color del dinero, Cabo del Miedo o Pandillas de Nueva York. Los intereses que gobiernan la adjudicación de los Óscar hizo que Buenos muchachos no lo recibiera. Pero Scorsese demostró su conocimiento y maestría para abordar con crudeza y humor negro los temas relacionados con el bajo mundo.
Nuevamente esa película se rememora porque su trama está inspirada en el del robo realizado en diciembre de 1978 a la terminal de carga de la aerolínea Lufthansa en Nueva York. Los ladrones se llevaron un millón de dólares en joyas y 5 millones de dólares en efectivo. Estas cifras convirtieron dicho hurto en el mayor registrado en la historia del vecino país y uno de los realizados con mayor limpieza y precisión. Esto interesó a Scorsese, quien llevó la trama a la gran pantalla 12 años después.


 

Un grupo de trabajadores jubilados de la compañía Mexicana de Aviación sostuvo ayer un enésimo encuentro con integrantes del fideicomiso que administra la aerolínea, descapitalizada y arruinada por su ex propietario Gastón Azcárraga, con el propósito de lograr el pago de las pensiones que se les adeudan desde hace meses.

Carta a Emilio Chuayffet sobre la prueba Enlace
Licenciado Emilio Chuayffet: ¿De quién era la culpa de los malos resultados en educación? Ya usted lo dijo: no éramos los maestros. Gracias por reconocerlo. El famoso examen Enlace, al que con tesón, de diversas maneras nos opusimos, y que con lujo de soberbia ustedes se empeñaron en mantener, finalmente, cito sus propias palabras: causó la decadencia de la educación. El tiempo nos dio la razón, y nos la seguirá dando, si insisten en ver la educación como la medición de un resultado, aunque cambien el examen que, mucho nos tememos, podría ser peor, si no existe la filosofía de la educación que se requiere: ¿qué tipo de mexicanos esperamos que salgan de las aulas? ¿Cuáles serían las verdaderas transformaciones que se requerirían para lograrlo? Otro examen no servirá de nada. ¿Vale la pena esperar otros años para acabar reconociendo, entonces, que tampoco ha servido? ¿Eso merecen nuestros niños y jóvenes?

En un artículo anterior, al hablar del genio solitario de Rubén Darío decía que un país atrasado y pobre puede dar un solista pero no una orquesta completa. Alguno de mis lectores reaccionó picado por esta afirmación que juzgó pesimista, y aun otro, compatriota mío, se fue un tanto por la tangente al entrometer la autoestima nacional. Pero se trata de un símil que si utiliza la figura de un poeta capaz de transformar la lengua desde el traspatio, desborda consideraciones de fronteras y va al asunto de lo que deberíamos llamar el desarrollo integral.

El reciente informe de Oxfam Gobernar para las élites muestra con datos fehacientes lo que venimos sintiendo: que la democracia fue secuestrada por el uno por ciento para ensanchar y sostener la desigualdad. Confirma que la tendencia más importante que vive el mundo en este periodo de creciente caos es hacia la concentración de poder y, por tanto, de riqueza.

El 13 de mayo de 1968, desde la sierra de Atoyac de Álvarez, Lucio Cabañas Barrientos le escribió una carta al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz; en aquella misiva el maestro le decía: En el estado de Guerrero reina el atraso, ¿y qué han hecho los gobiernos estatales para resolverlo? Ellos se han apoyado en el terror y la violencia armada para que nadie se atreva a protestar y a alzar la cabeza en demanda de un poco de justicia y un poco de democracia.

Hermann Hesse, escritor alemán, sintió y encarnó al espíritu que hay tras las manifestaciones concretas del ejercicio artístico en su obra. Espíritu que vivió intensamente la desolación impulso/cultura. Y determinó, por ejemplo, que los movimientos hippie y la generación beat lo encumbraron como su guía espiritual, el padre del ecologismo moderno.

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