3/07/2015

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2015 A 20 años de Beijing la sororidad es fundamental



Phumzile Mlambo-Ngcuka quien fuera de 2005 a 2008 vicepresidenta de Sudáfrica y hoy en día Directora de ONU Mujeres se dirigió a las cámaras el pasado 3 de marzo para hablar de los 20 años que han transcurrido tras la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, en Beijing, China (1995), e instar a partir de este 8 de marzo Día Internacional de la Mujer a “alcanzar un Planeta 50-50 antes de 2030”.
Su invitación se suma a las muchas que se han realizado para el avance de las mujeres alrededor del mundo desde que se dispusiera en 1995 poner en práctica la Plataforma de Acción firmada por 189 países para impulsar la equidad entre los géneros en los ámbitos de salud, educación, trabajo y en otros ámbitos. 

Pero esta la que fuera la más grande reunión internacional de mujeres en el mundo no se hubiera logrado sin el empuje y solidaridad de las más de 30 mil activistas que hicieron uso de la tecnología digital del fax para que se presionara a China para que Beijing fuera la sede de la conferencia y no la localidad rural de Huairou que se encontraba alejada de la ciudad, como el gobierno chino había decidido por temor a que los reflectores se dirigieran a China después de la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989. 

Esta movilización se convertiría en un momento crucial en el activismo feminista al hacer uso de la tecnología del fax y el correo electrónico -que se encontraba usando de manera incipiente en las oficinas no gubernamentales- para armar redes de apoyo entre las mujeres al mandar faxes de todas partes del mundo con peticiones al gobierno chino, Naciones Unidas y al entonces Secretario General de la ONU Boutros Boutros-Ghali para que Beijing continuara siendo la sede de la conferencia, 

A lo largo de la protesta que surtió frutos al conservarse Beijing como la sede oficial, el fax se transformó de una máquina chirriante de transmisión de información en una herramienta para la primera protesta global feminista a través de las tecnologías. ¿Quién diría que el fax se pondría al servicio del movimiento feminista en la década de los 90? 

Pero esta unión a través de las diversas feministas no es algo únicamente fruto de las tecnologías de la década de los 90, sino que es una labor de hermandad de siempre entre mujeres en donde las alianzas son fundamentales para lograr beneficios para todas en las sociedades profundamente patriarcales. 

Esta unión conocida como sororidad en español, y que viene del latín sor, cuyo significado es hermana, se deriva de la hermandad entre mujeres, y es el percibirse las mujeres como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todas, de diversas maneras, hemos experimentado la opresión. 

Para la feminista Marcela Lagarde la sororidad es: "amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario". 

Entre los colectivos a nivel mundial que desarrollaron y contribuyeron ampliamente a la hermandad entre mujeres se encuentran las italianas integrantes del Movimento femminista romano (Movimiento feminista romano) (1971), librería de Mujeres de Milán (1975) y Diotima (1983).
 
Los modelos que estas agrupaciones armaron teórica y prácticamente son fundamentales al revisar el lugar de la sororidad en la sociedad. Mujeres de diferentes contextos e ideologías se unieron mediante prácticas de autocoscienza (autoconsciencia) y affidamento (cuidado entre mujeres). Ambas la autocoscienza y affidamento redefinen la presencia de la “otra” mujer en las vidas de las mujeres, a la par que la autocoscienza permite al individuo reinterpretar su storia (historia) personal a través de otra mujer y un affidamento le permite trazarlo con nuevos puntos de referencia. En estas prácticas de reconocimiento en común y validación, una mujer se ve reflejada a sí misma en otra mujer que a su vez le devuelve el reflejo de sus propias potencialidades que la primera mujer no sabía que tenía o era capaz de tener. 

De ahí que la sororidad es una herramienta indispensable para el desarrollo de la subjetividad femenina y para que se logren metas en común como la Conferencia en Beijing de 1995 que aunque se ha traducido más que en logros concretos como la plena erradicación de los feminicidios, la criminalización de las mujeres por abortar, la inequidad en los salarios de las mujeres, y sólo en ciertos avances legislativos, creación de instituciones y etiquetación de presupuesto para las mujeres, que siguen dejando mucho que desear, se ha logrado introducir mediante la colaboración de las mujeres la importancia del verse la una en la otra a través de la sororidad que es la fuerza que subyace a esta nueva reunión del 8 al 20 marzo, en la sede de la ONU en Nueva York para replantearse la Plataforma de Acción de Beijing y lograr un "Planeta 50-50" como señala Phumzile Mlambo-Ngcuka.

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