5/16/2015

Gobierno salvadoreño es presionado para eliminar criminalización total del aborto




Adital

Movimientos de mujeres y por los derechos humanos de El Salvador están expectantes sobre la reacción del gobierno ante las cerca de 300 mil firmas por la descriminalización del aborto, inclusive en caso de interrupciones espontáneas del embarazo, en ese país. La total prohibición del aborto ha acarreado el encarcelamiento de mujeres, que sufren condenas de hasta 40 años de prisión, por el simple hecho de abortar espontáneamente.
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Campaña de Amnistía exige descriminalización extrema del aborto en El Salvador.





La directora del Programa Regional para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas, entregó recientemente una petición conteniendo más de 300 mil firmas al presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, para que la prohibición total del aborto sea despenalizada en el país. "Desde hace casi dos décadas, las mujeres de El Salvador sufren las consecuencias de esa legislación draconiana y desfasada, y ahora 300.000 voces de la comunidad global se unen a la lucha para terminar con la injusticia. El presidente Sánchez Cerén va a escuchar este llamamiento", afirma Erika.

Para ella, esa prohibición sin restricciones no tiene lugar en una sociedad moderna. La prohibición hace que se encarcele durante décadas a mujeres por complicaciones obstétricas sobre las cuales no tiene control, y empujan a otras a someterse a peligrosos abortos clandestinos que causan muertes.

Activistas de Amnistía Internacional en todo el mundo están uniéndose a grupos salvadoreños de defensa de los derechos de las mujeres para pedir a las autoridades salvadoreñas que den acceso a un aborto seguro y legal, por lo menos cuando el embarazo representa un riesgo para la vida o la salud, cuando sea resultado de una violación sexual o en casos de malformación grave del feto.

Debido a las leyes represivas del país, mujeres y niñas salvadoreñas son declaradas culpables por abortar y pueden pasar entre dos y ocho años en la cárcel. La prohibición se extiende inclusive a niñas que hayan sido estupradas. La ley obliga, efectivamente, a todas las mujeres a llevar a término el embarazo, aunque tenga consecuencias físicas o psíquicas devastadoras para ellas. Los profesionales de la medicina también pueden sufrir penas de prisión por facilitar la realización de abortos. La prohibición ha generado tanto miedo a las condenas que, actualmente, cuando los médicos tienen que atender a mujeres que sufren abortos espontáneos, llaman a la policía.

Amnistía Internacional destaca en su campaña los casos de 17 mujeres, conocidas como "Las 17”, presas por delitos relacionados con el embarazo. Una de ellas, Carmen Guadalupe Vásquez Aldana, recibió el indulto presidencial en enero de este año, después que las autoridades reconocieron que hubo "errores judiciales" en el proceso original. Después de siete años de prisión, Carmen salió de la cárcel finalmente el 22 de enero de 2015. Otra de esas mujeres fue liberada el año pasado después de cumplir su condena, pero otras 15 todavía están detrás de las rejas. Amnistía pide la libertad inmediata de todas las mujeres y niñas presas por abortar o que son criminalizadas por complicaciones relacionadas con el embarazo.
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15 mujeres continúan presas cumpliendo condenas por haber abortado, algunas espontáneamente.





Otros cinco países latinoamericanos tienen prohibiciones contra el aborto semejantes a El Salvador: Chile, Haití, Honduras, Nicaragua y Surinam. Chile ya está tomando medidas para rectificar sus leyes: en enero último, la presidenta Michelle Bachelet presentó al Congreso un proyecto de ley que permite el aborto en caso de riesgo para la vida de la madre, si el feto no sobrevivirá o en caso de estupro. En diciembre de 2014, República Dominicana despenalizó el aborto en casos de violación, incesto, malformación del feto o riesgo para la vida de la madre.

Lea más sobre la situación de El Salvador en el Informe "Al borde de la muerte: violencia contra las mujeres y prohibición del aborto en El Salvador: www.amnesty.org/es/documents/amr29/003/2014/es/

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