5/15/2015

¿Cuál ley en un Estado antidemocrático?


  

El terrible retroceso de la vida política nacional, se pone de manifiesto en la fianza de más de siete millones de pesos que les fue fijada por el juzgado primero de lo penal, a cada uno de los tres jornaleros del Valle de San Quintín que fueron detenidos por la represión de que fueron víctimas por protestar por las injustas condiciones laborales  de que son víctimas desde hace más de tres décadas. 

¿Cuál es el sentido de tan absurda decisión que por mero sentido común es inadmisible? La respuesta es obvia: demostrar que con la oligarquía no se juega, y quien pretende pasarse de la raya debe saber a qué atenerse.

A tono con este comportamiento fascista, el dirigente formal del PRI, César Camacho Quiroz, afirmó que “los problemas de violencia deben enfrentarse con la ley”. En resumidas cuentas, está avalando la decisión del juzgado bajacaliforniano, sin pararse a reflexionar sobre las causas y efectos de la situación que llevó a los indígenas oaxaqueños a decir “¡Ya basta!” a una explotación inmisericorde que sólo es posible en un régimen dictatorial. ¿De qué ley está hablando Camacho Quiroz? Obviamente, no de la sustentada en el artículo 123 constitucional, sino en la que imponen a sangre y fuego los oligarcas voraces que no se sacian de sangrar a los más débiles.

De ahí el imperativo de que la sociedad mayoritaria entienda que seguir solapando a una burocracia dorada, servil ante el poder de la oligarquía, redundará en más perjuicios incluso para las generaciones venideras, que serán las que habrán de pagar las consecuencias de la falta de organización para poner un alto a los abusos de las élites fascistas que desgobiernan a México. Está más claro que una laguna inmaculada, que la derecha en el poder no tiene una mínima intención de permitir que la democracia avance en el país. Esto es lo que deben entender los trabajadores, pues son ellos las principales perjudicados con la permanencia de la oligarquía al frente del Estado.

Así como están humillando a los indígenas triquis en el Valle de San Quintín, es como la élite oligárquica quisiera tratar a toda la población  del país. Si la derecha logra afianzarse en las elecciones del próximo 7 de junio, el futuro para las clases mayoritarias será el regreso pleno al porfiriato, con mucho mayor dramatismo y violencia. Es obvio que están tratando de conseguirlo, sin importar los costos, porque saben muy bien que su permanencia como grupo oligárquico también está en juego. Por eso es que PRI, PAN y Partido Verde están pagando, a costos elevadísimos, supuestas encuestas en las que superan con mucho a la izquierda verdadera representada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Lo que buscan es desalentar a los electores dudosos, a los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, de que voten porque “no tiene caso, sería un voto inútil”. Esta es una falsedad del tamaño del Popocatépetl: la derecha se ha ganado a pulso el repudio de las clases mayoritarias, porque están sufriendo las consecuencias terribles de una política económica dirigida a empobrecer aún más a los más débiles, con el fin de poderlos manipular con más facilidad. En consecuencia, sería un voto verdaderamente inútil venderlo por una despensa a favor de los verdugos que están explotando a la población mayoritaria.

Se apuntalaría una realidad espeluznante, que tiene alarmados a sus principales patrocinadores: el gobierno estadounidense. En efecto, el centro de investigaciones independiente, National Security Archive, divulgó el martes documentos oficiales desclasificados por la Casa Blanca en Washington, en los cuales las autoridades de la nación vecina concluyen que existen “preguntas alarmantes” sobre las matanzas y desapariciones en México. El Comando Norte de Estados Unidos (Northcom), puntualizó: “No hay respuestas fáciles a las interrogantes alarmantes provocadas por el número espantoso de fosas comunes que ahora se están descubriendo en México”.

Ahora, como se dice coloquialmente, se quieren “curar en salud” porque las cosas se están saliendo de control ante la ineficiencia y corrupción de un gobierno que no tiene otro proyecto que sacar el mayor provecho de una situación que ellos mismos, el Comando Norte, provocaron conforme a la estrategia de dominación hegemónica de la Casa Blanca. Ante las consecuencias terroríficas, como Pilatos, quieren lavarse las manos. 

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