7/12/2015

La evaluación de los maestros, un agravio a la nación



Enrique Calderón Alzati
Luego de 12 años de labor ininterrumpida en el sector educativo, al que he dedicado la mayor parte de mi vida a partir de 1971, cuando después de terminar un doctorado en ciencias en la Universidad de Pensilvania, fui nombrado director del Centro de Procesamiento y Evaluación Arturo Rosenblueth de la Secretaría de Educación Pública, mi trabajo como instructor y consultor en educación me ha permitido convivir con directivos, maestras y maestros de educación básica y media superior, así como de universidades e institutos tecnológicos en varios estados de la República. Ello me llevó a escribir con un pequeño grupo de colaboradores y publicar en febrero de 2013 el libro Geografía de la educación media superior, de cuyo contenido quiero comentar un solo ejemplo, con el deseo de hacer ver la aberración que está cometiendo el gobierno de la República con la actual evaluación a los maestros, la cual pareciera ser el centro de su supuesta reforma educativa.
En 2003, los resultados publicados por la OCDE sobre una evaluación internacional conocida como PISA, aplicada en 2000 a los jóvenes de 15 años de los países miembros de esa organización, para conocer su nivel de conocimientos y competencias, indicaban que México ocupaba uno de los tres últimos lugares entre esos países y que los jóvenes del estado de Durango colocaban a su estado en el lugar 12, entre todas las entidades de la República; ocho años después los resultados de la prueba de Enlace aplicada a todos los jóvenes del tercer grado de bachillerato del país ubicaron a Durango en el lugar 14 en matemáticas y el 22 en comprensión del lenguaje, entre todas las entidades, confirmando sus escasos conocimientos y capacidades, entendibles éstos a partir de los altos niveles de pobreza y marginación de la población de ese estado, cuyo territorio incluye zonas desérticas y una amplia región de la Sierra Madre Occidental, todas ellas habitadas por indígenas.
Tras cuatro años de esfuerzo callado y sin lugar a dudas efectivo, la prueba de Enlace de 2012, mostraba a Durango en el primer lugar entre las entidades de la República, con un puntaje medio que había subido de 430 puntos a 605 en matemáticas y de 600 a 670 en comprensión del lenguaje, colocándolo al nivel de algunos países europeos evaluados por la OCDE en las pruebas PISA. ¿Se trataba de un milagro o sólo de una casualidad? Ni lo uno ni lo otro, la prueba de Enlace de 2009 fue aplicada a más de 70 por ciento de los estudiantes de bachillerato del estado; sin embargo, este porcentaje sobrepasaba 90 por ciento para 2012, un total de más de 25 mil estudiantes de todas las regiones del estado. ¿Cómo fue eso posible?
En una entrevista que le hice al secretario de Educación de Durango a principios de 2013 con el fin de conocer su respuesta, me comentó: Esto ha sido posible gracias al entusiasmo de los maestros, siguiendo una buena estrategia diseñada para superar el problema motivando a sus estudiantes y dedicando atención especial a los que parecían tener mayores dificultades, incluso visitando en sus hogares a los jóvenes que se ausentaban de la escuela. Nada de esto hubiera sido posible sin contar con su apoyo, entusiasmo y compromiso; ese ha sido nuestro empeño: contar con el apoyo de los maestros. Lo demás ha corrido por cuenta de ellos. Han sido cuatro años de esfuerzo y dedicación, pero han valido la pena; me siento orgulloso de su trabajo; ya vendrán ahora otros a continuar el nuestro.
Recordando ahora esa conversación a la luz de una noticia en La Jornada en los primeros días de julio, reportando una manifestación de los maestros de Durango en rechazo a la evaluación, me pregunto si no sería más sensato y efectivo convocar a esos maestros a que nos expliquen cómo lograron la proeza de llevar a su estado al primer lugar del país, no obstante las carencias en que lo hacían, en lugar de pretender evaluarlos y con ello humillarlos, luego de que su efectividad está más que demostrada. No estoy planteando una excepción para los maestros de Durango, porque afortunadamente distan mucho de ser los únicos héroes del proceso educativo, otras experiencias igualmente maravillosas se dieron en Sonora y Chihuahua, estados que saltaron igualmente de los últimos lugares de Enlace 2009, a puntajes entre los estados con mejor desempeño en 2012.
Aún hay más: las evaluaciones de Enlace de 2012 nos hablan de escuelas y estados completos en el país, con puntuaciones que distan mucho del promedio nacional. ¿Por qué el gobierno se niega a reconocer así el gran desempeño de miles de maestros cuyos estudiantes han mostrado magníficos resultados en las últimas evaluaciones? ¿Por qué lejos de hacer esto, el gobierno sienta en el banquillo de los acusados a todos los maestros del país, para evaluarlos o exhibirlos, pensando que con una serie de preguntas, bastante irrelevantes, por cierto, en cuanto a los objetivos para asegurar la calidad de la educación? Los grandes líderes mundiales de la historia han sido quienes en su momento supieron convocar a sus pueblos, a sus ejércitos o simplemente a sus seguidores a esforzarse y luchar para lograr objetivos trascendentes para ellos, diferenciándose de los dictadores que pretenden lograrlo amedrentando o infligiendo castigos a sus pueblos para asegurar su control.
Lejos de mejorar la educación, sus medidas sólo agravian a miles de maestros, tratándolos como sospechosos y poniendo en riesgo el futuro de la educación nacional, cometiendo con ello un agravio a la nación entera. Muy bueno sería que la sociedad mexicana tuviese una explicación clara de las verdaderas razones por las que se suspendieron las pruebas de Enlace orientadas a medir el nivel de desempeño de los estudiantes y con ello al sistema educativo en su conjunto, sustituyéndolo por otro que coloca a los maestros como los únicos responsables del proceso educativo. Mucho era lo que se estaba logrando con las evaluaciones de Enlace, como muestran las gráficas y mapas del estudio citado en este artículo, basado exclusivamente en los resultados de las evaluaciones internacionales de la OCDE y de las pruebas Enlace establecidas por la Secretaría de Educación Pública y llevadas a efecto durante los dos sexenios anteriores, no obstante los posibles errores, defectos y vacíos señalados ampliamente, los cuales debieron y pudieron ser superados.
Lamento que los distinguidos miembros del consejo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa se hubiesen prestado a ser comparsas de este acto de intimidación y de complicidad, que dista mucho de la capacidad de pensamiento crítico e independiente, que se esperaba de ellos.
Concluyo este texto esperando que su publicación tenga un efecto positivo, modificando sustancialmente este proceso que nada bueno ofrece al futuro del país, y que por ello, como he mencionado, constituye un nuevo agravio a la nación. Extiendo una cordial invitación a aquellos maestros que deseen obtener una copia en PDF del libro Geografía de la educación media superior lo descarguen de nuestro portal www.galileo2.com.mx/comunidad

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