5/14/2014

Científicos petroleros que se esfumen



Quienes redactaron las iniciativas de las leyes secundarias de la reforma energética no disimularon su intención para destruir a toda costa la industria nacional petrolera y la investigación científica nacional, la poca que tenemos. Dejar que las empresas petroleras extranjeras arrasen en competencia tecnológica e impongan modelos de explotación de nuestros recursos naturales en beneficio de intereses privados.

La llamada Ley de Petróleos Mexicanos presentada hace pocos días como iniciativa presidencial pretende que en menos de 6 meses desaparezca el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) como se evidencia en ese proyecto:
Décimo Séptimo. El Instituto Mexicano del Petróleo transferirá a Petróleos Mexicanos los recursos humanos, materiales y financieros necesarios para el cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 5, fracción IV, de esta Ley, incluyendo los proyectos que se encuentren en ejecución al momento de la entrada en vigor de la misma.

Dicha transferencia se realizará en un plazo que no excederá de 180 días, contados a partir de la entrada en vigor de la presente Ley.
La iniciativa presidencial, que debería pretender fortalecer la investigación nacional y el armado de proyectos tecnológicos propios, prefiere que el reducido grupo de científicos petroleros transferido a Pemex quede arrumbado en un pequeño departamento, en los sinfines de las estructura de Petróleos Mexicanos, que se esfumen de ser posible.

Seguro mandarán poner un letrero en la entrada de la pequeña área de trabajo que diga: “aquí están nuestros investigadores nacionales”, sin recursos materiales ni económicos suficientes ni con proyectos autónomos.  Lo importante será para ellos dar la apariencia de continuidad de investigaciones no materializas.

La iniciativa presidencial de la ley de Pemex busca mandar al lugar más recóndito: a un  bote de basura el proyecto del IMP que fuera creado el 26 de agosto de 1965 con la intención de fortalecer la tecnología nacional en materia de hidrocarburos para su planeación, exploración, explotación, producción e ingeniería de proyectos.  Pero defender los recursos nacionales ya no es “moderno” para nuestros gobernantes.

Los funcionarios mexicanos que tenemos y los asesores que los rodean, formados en universidades extranjeras aprendieron que el objetivo es proteger la competencia privada y el mercado internacional de las grandes empresas y para lograrlo es necesario destruir los proyectos gubernamentales que obstruyan esos intereses privados.

El IMP por muchos años fue referencia en diversos países petroleros por sus investigaciones e innovaciones que reducían costos importantes en  la producción petrolera, química y petroquímica. Era frecuente recibir a expertos de todo el orbe que venían a asesorarse y capacitarse con nuestros técnicos e investigadores mexicanos para impulsar sus proyectos nacionales.

Durante los doce años de gobierno panista, funcionarios advenedizos venidos de la iniciativa privada hicieron de las suyas para debilitar a como diera lugar al IMP.  Lo dirigieron personas sin experiencia en el campo petrolero, capacitados sólo para robar y exprimir a esa institución.

Los colaboradores de los presidentes de la República panistas vieron en ese instituto petrolero el mejor lugar para poner a sus amigos y facilitar negocios de empresas privadas.

Llegaron al extremo de permitir que empresas privadas sustituyeran las actividades del IMP con un costo mayor.

Los gobiernos panistas prefirieron dejar inactivos a cientos de trabajadores del IMP para sustituirlos por otros, de empresas contratistas privadas, que les dieran beneficios personales.

Dispusieron de recursos públicos con fines privados.  Nunca importó que esas empresas privadas carecieran de experiencia en materia petrolera; lo fundamental era la entrega de jugosas comisiones a funcionarios “leales” a cambio de permitir esas contrataciones irregulares.  Las contralorías nunca castigaron esas desviaciones a pesar de que tuvieron conocimiento de ellas.  Fueron tiempos del disimulo y de riqueza fácil a costa de recursos públicos.

El IMP siempre ha sido incómodo para el sector privado y de las grandes compañías extranjeras que lo han visto como un obstáculo para hacer grandes negocios exclusivos a costa del petróleo.  Su demanda constante ha sido que desaparezca y ahora se regocijan al saber de esta iniciativa presidencial ese propósito se puede lograr.

No les ha parecido que está institución sea semillero de científicos con visión nacionalista en alianza con el Instituto Politécnico Nacional y la UNAM.

Eso no cuenta.  Apuran que ese proyecto desnacionalizador contra la investigación tecnologica nacional se concrete a corto plazo y que los grandes sectores financieros internacionales sigan aplaudiendo a nuestros gobernantes la entrega de la Nación como en subasta.

mfuentesmz@yahoo.com.mx       
@Manuel_FuentesM

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