5/15/2014

Proponen agenda para atender salud sexual de jóvenes indígenas


NACIONAL
   Faltan políticas públicas con visión de género e interculturalidad


CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | México, DF.- 

Para que la juventud indígena ejerza sus derechos sexuales y reproductivos se requiere de políticas públicas acordes con la realidad étnica de las comunidades, señalaron investigadoras indígenas.

Lo anterior durante la presentación del libro “Derechos y salud sexual y reproductiva entre jóvenes indígenas: hacia la construcción de una agenda necesaria”, coordinado por la académica Paloma Bonfil, responsable de proyectos del Grupo Interdisciplinario sobre Mujer, Trabajo y Pobreza (Gimtrap).

El libro integra investigaciones que realizaron seis mujeres jóvenes indígenas –entre académicas, activistas, promotoras y parteras profesionales– de los estados de Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

También recopila experiencias y prácticas de organizaciones civiles indígenas que trabajan con la juventud, y contiene una agenda de prioridades y necesidades de esta población en materia de salud sexual y reproductiva.

La presentación se llevó a cabo en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en esta capital, y participaron las jóvenes indígenas Apolinaria Santos Oropeza, Tageo Díaz Robles, Lina Rosa Berrio, Mayra Ramírez, Rubicela Matías y Ofelia Pérez, todas colaboradoras en el libro.

La investigación aborda los embarazos en adolescentes, las infecciones de transmisión sexual, la muerte materna y la violencia en el noviazgo en las comunidades indígenas.

También aborda la necesidad de políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva con perspectiva de género e interculturalidad; una agenda prioritaria sobre derechos sexuales y reproductivos de la juventud indígena, y la importancia de la participación e incidencia organizada de las y los jóvenes.

Las presentadoras coincidieron en que la juventud indígena enfrenta barreras para acceder a una salud sexual y reproductiva integral y pertinente, ya que el Estado mexicano no ha escuchado sus necesidades particulares en la materia.

Por lo tanto, señalaron las jóvenes, surgió la necesidad de establecer una agenda en la materia que oriente a los gobiernos y las instituciones estatales sobre el tipo de políticas y servicios focalizados que deben implementar, para garantizar a la juventud indígena el acceso a sus derechos.

Uno de los hallazgos de las investigadoras es que la educación en los hogares y en la comunidad está repleta de estigmas sociales sobre la sexualidad de las jóvenes, lo que expone a las mujeres que han iniciado su vida sexual al rechazo y la violencia.

Advirtieron que otra de las grandes barreras que enfrenta la juventud es el acceso a los servicios de salud, ya que el personal sanitario se niega a brindarlos o no ofrecen servicios amigables y de calidad.

Además, acusaron las jóvenes, el abasto de anticonceptivos es limitado y quien los solicita es estigmatizado por los prestadores del servicio y la comunidad.

Agregaron que los embarazos en adolescentes, o en la infancia, propician que las mujeres indígenas sólo se dediquen a la maternidad, lo cual cancela su proyecto de vida.

También observaron que aunque las y los jóvenes indígenas tengan información sobre sexualidad, ésta no garantiza que puedan elegir otra alternativa de vida distinta a la maternidad por el tipo de educación tradicional que reciben en sus comunidades.

Señalaron que las agresiones sexuales, los matrimonios forzados y los embarazos tempranos desencadenan otros problemas como los suicidios.

Las expertas lamentaron que las instituciones de salud tengan poca información que muestre la gran diversificación étnica, generacional y de género sobre salud sexual y reproductiva dentro de las comunidades indígenas.

Recordaron que entre las prioridades de la agenda está la de construir un diagnóstico con el que se establezcan necesidades que puedan ser sistematizadas y comunicadas a las autoridades de los estados, y elaborar políticas públicas focalizadas que rompan con los usos y costumbres que violan los Derechos Humanos de las mujeres.

Entre las organizaciones que colaboraron en el libro están la Casa de la Mujer Indígena y la Red de Jóvenes Indígenas y Afrodescendientes, en Guerrero; el Grupo de Estudios de la Mujer Rosario Castellanos, en Oaxaca, y, en Chiapas, el Centro para los Derechos de la Mujer.
 

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