6/20/2015

“Hay un genocidio que pretende ser silencioso”


La historia de Margarita Peñailillo podría ser la de miles de argentinas nacidas y criadas en centros urbanos que desconocen sus raíces originarias. Nacida en Bahía Blanca, vive en La Matanza y es dirigente de la organización Pueblos Originarios en Lucha. En este reportaje cuenta cómo fue el encontrarse con su identidad originaria, muestra la lectura que hace de la situación actual de los pueblos indígenas y la importancia de la organización colectiva.

Por Belén Spinetta

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COMUNICAR IGUALDAD- ¿Cómo fue tu camino para encontrarte con tu identidad originaria?

En primer lugar tengo que decirte que en el año 92 por primera vez viajé al Encuentro de Mujeres que se realizó en Neuquén. Ahí vi a las abuelas mapuches que dieron la bienvenida a todas las mujeres y eso me emocionó mucho, sentía algo dentro mio que me llegó  hasta lo más profundo del alma, no entendía qué me estaba pasando. Luego me encontré a un grupo de mujeres que rodeaban a otra mujer… esa mujer era Luisa Calcumil, me acerqué y le pedí un autógrafo; ella –Luisa- me preguntó mi nombre y cuando se lo dije ella me dijo: “Te voy a firmar porque vos sos mi paisana”.  Quedé asombrada, nunca había escuchado esa palabra y le pregunté qué quería decirme y me respondió: “Vos sos originaria, india, ¿entendes? Tu apellido, tu rostro tu piel lo dicen todo”.

¿Qué pasó a partir de ese momento?

Me firmó y me fui. En todo el viaje de regreso me daban vuelta en mi pensamiento esas palabras. Desde ese momento empecé a buscar mis raíces, fueron largas horas hasta que encontré la punta de mi historia: me enteré que soy mapuche y mi descendencia es de los Curra (piedra).  Desde entonces he trabajado cada minuto de mi vida en estudiar, investigar todo lo que tenga que ver con las diferentes naciones y pueblos originarios de este país.

¿Cuál fue la reacción de tu familia?

No fue fácil para mí porque ni mi madre, ni mis hermanos, me apoyaron en este camino. Fueron mi compañero de vida y mis compañeros de lucha los que me han ayudado y por eso les estoy muy agradecida. De esta manera comenzó mi reconocimiento y encontré mi identidad, y desde entonces siempre me presento como lo que soy: una Lamngen (hermana) mapuche.

¿Qué inquietudes fueron surgiendo y cuál es el camino que te planteaste seguir?

Como te dije anteriormente fue un camino difícil, tenía muchas preguntas sin respuestas por parte de mi madre principalmente, ella me retaba cuando yo le decía que era mapuche. Sus respuestas siempre fueron “vos estás loca, la política te llenó la cabeza con esta estupidez,  mirá que vas a ser una india”. Yo no podía entender cuáles eran los motivos o razones que mi madre tenía, creo que con el tiempo y estudiando la verdadera historia de nuestros antepasado me di cuenta y entendí a mi madre, fueron muchos años de sufrimiento, discriminación y atropellos que sufrieron nuestros mayores, esta negativa es común entre muchos de nuestros hermanos, no es fácil decir “yo soy indio”.

¿De dónde fuiste sacando la fortaleza para seguir a fondo en esto?

Fue el camino de la lucha y haber tenido la oportunidad de recorrer este país y poder hablar con las abuelas de las diferentes comunidades que reafirmaban con las historias que me contaban, me daban fuerzas. Me plantee seguir luchando para que cada uno de mis hermanos originarios se reconozca, que encuentren su verdadera identidad. Mi camino es poder unir a las 36 naciones y pueblos originarios de este país, para avanzar en nuestra lucha, principalmente recuperar nuestra tierra y el territorio, y poder recuperar todo lo que durante más de 520 años nos han robado.
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¿Qué diagnostico haces de la situación de los pueblos originarios? Desde tu organización has podido recorrer el país ¿qué te has encontrado?

La situación de las naciones y pueblos originarios que habitamos en este país -hoy llamado Argentina- no se puede explicar sólo con palabras, hay que ver cómo vivimos los hermanos, como sufren la opresión, la discriminación…. vivimos hundidos en la más profunda pobreza, somos los últimos de la pirámide, sufrimos la perdida de nuestras tierras, nos quitan nuestra identidad, cultura, espiritualidad, nuestra lengua, etc. Al igual que a nuestros hermanos del pueblo argentino, somos miles los que tenemos que emigrar a las grandes ciudades, a vivir en las inmensas villas donde pasamos a ser un desocupado más, sin vivienda, salud, educación. También nos obligan a vagar por campos que antes eran de nuestros abuelos; nuestros niños y ancianos siguen muriendo por desnutrición, por enfermedades evitables, nuestros jóvenes caen en el flagelo de la droga destruyéndolos y también a muchas de nuestras familias.

¿Cuál es la responsabilidad de estado argentino en esto?

Nuestros pueblos están sufriendo un nuevo genocidio por parte del gobierno de Cristina Kirchner y de sus gobernadores; un genocidio que pretende ser silencioso, pero los pueblos originarios lo estamos enfrentando en unidad con el pueblo argentino con masivas y grandes multisectoriales en todo el país, estamos empezando a “dar vuelta el viento”, como decía nuestro hermano qom  Mártires López que en 2011 murió en un dudoso accidente. Este gobierno dice ser nacional y popular pero en esta década ganada fueron asesinados más de 20 hermanos originarios por defender nuestras tierras. Nos persiguen, encarcelan, nos procesan, nos matan, para hacer los grandes negociados inmobiliarios, petroleros, mineros. En muchos casos nos venden las tierras con comunidades enteras adentro, invadiendo nuestro territorio para entregárselo a grandes terratenientes o imperialismos como el estado chino que instaló una base espacial militar en Neuquén, en territorio mapuche.  En Chaco, por ejemplo, le quieren entregar más de 200 mil hectáreas a Arabia Saudita en el Impenetrable; tierras que son de nuestros hermanos wichi.

Se habla de triple opresión de las mujeres originarias ¿Cómo se expresa?

En primer lugar como nación originaria, las mujeres somos parte de la opresión del estado de la nación argentina, cuyo dueños son distintos imperialismos, la burguesía intermediaria de ellos y los grandes terratenientes a ellos asociados. En segundo lugar, como mujeres originarias obreras, campesinas, artesanas, trabajadoras domésticas, estudiantes, etc. sufrimos la explotación y la opresión en el ámbito privado o estatal  por parte de esas mismas clases. Y en tercer lugar, en un país oprimido por los imperialismos y con un sistema social capitalista dominante vivimos la opresión de género por parte de nuestros hombres.

¿Cómo se expresa la opresión al interior de las comunidades?

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En muchos lugares, en muchas comunidades, es más débil esta opresión de nuestros hombres porque mantenemos vida comunitaria, resabio de la descendencia del linaje de madre. El mantenimiento de las principales tareas económicas de la comunidad, como el tejido, la crianza de animales y la horticultura está en manos de las mujeres de la comunidad…  esto nos da fuerza en la lucha frente a esta opresión del hombre. Sin embargo, en las ciudades y en las villas donde vivimos la opresión del hombre es más visible poniendo a las mujeres en la crianza de los hijos y las tareas domésticas. Sufrimos como muchas mujeres del pueblo argentino violencia de género y sobre todo violaciones, muertes y acosos sexual por parte, no sólo de hombres originarios, sino principalmente de hombres criollos de las clases dominante de un determinado lugar.

¿Cómo se han ido empoderando?

Las mujeres originarias hemos avanzado a través de nuestro gran protagonismo en las masivas luchas que estamos llevando tanto en el campo como en la ciudad. Tiene una gran importancia la participación de nuestras ancianas que nos dan fuerza y sabiduría, para que nuestra participación sea mayoritaria en casi todos los movimientos en los que participamos;  también esto nos ubica a la par del hombre que tiene que reconocernos en este lugar que ocupamos.

Sos una de las organizadoras del Encuentro Nacional de Naciones y Pueblos originarios ¿cómo fue creciendo la participación de las mujeres?

Desde el primer encuentro, que se realizó en el Monumento a la Bandera, en Rosario, en el año 2007,  la participación de las mujeres originarias fue mayoría. Esto es el reflejo de lo que te vengo contando, siempre con tres componentes: ancianas, jóvenes y de edades intermedias. También las mujeres hoy somos  líderes en las comunidades y organizaciones en las que participamos… nosotras como originarias creemos en la dualidad mujer – hombre, como hijos de la tierra.

¿Qué impacto crees que tuvo la creciente participación de las originarias en los encuentros nacionales de mujeres?

En primer lugar, hemos logrado mantener un solo taller, que siempre es grande con más de 500 hermanas. Siempre hemos tenido una encarnizada lucha política porque en el taller no sólo estamos las originarias sino las hermanas del pueblo argentino, siempre se produce un debate por posturas que tienen algunas hermanas originarias contra la participación de hermanas no originarias, pero la mayoría pelea la unidad. Allí fuimos poniendo en común nuestras problemáticas.

¿Crees que la lucha de las mujeres originarias puede ir de la mano de la lucha del conjunto de las mujeres  argentinas?

Creo que hasta ahora la lucha de las mujeres originarias y las hermanas del pueblo argentino han caminado a la par en unidad, en las diferentes luchas que estamos llevando en todo el país. El día 3 de junio las mujeres originarias estuvimos junto a las hermanas no originarias en todo el país contra la violencia hacia nosotras, diciendo “Ni una menos”.

Nota central:

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