9/02/2015

México, escenarios 2018



Por falta de soluciones, desbordamiento de los problemas, madruguete desde alguna parte o por vacío de poder, que en política no existe, el caso es que los tiempos se le achican al sexenio 2012-2018 de Enrique Peña Nieto.
El tema de la sucesión presidencial del 18 en México ya se posicionó. Lamentable —como lo hemos dicho en este espacio—, pero así es. El sistema político priista ya está aceitando la maquinaria para preparar al relevo de Peña Nieto. ¿Qué tanto el propio presidente está moviendo los hilos? No se sabe, pero se presume muy poco.
Ni en eso. Es el caso que en los medios de comunicación se habla del asunto cada vez con mayor frecuencia. El tema se impuso sobre todo a razón de los cambios en el gabinete recientemente oficializados por Peña. Sin la mayor trascendencia, solo sobresalió el de José Antonio Meade Kuribreña para la Sedesol, en lugar de Rosario Robles, una secretaría de plataforma.
Se coloca a Meade entre los posibles candidatos, se presume también, porque es de los preferidos de Washington debido al alineamiento a sus políticas desde su postura en la Secretaría de Relaciones Exteriores, su encargo previo.
De Aurelio Nuño, se rumora, ha sido colocado en la SEP porque era una exigencia —¡otra vez!— de Washington para destrabar o, mejor dicho, desarticular el sector educativo con fines privativos; una solicitud tiempo atrás desde la OCDE, a lo que se habría opuesto Emilio Chuayffet. Una amenaza, grave, en contra del entramado educativo que a México le ha costado décadas construir. Luego entonces, a partir de ahora padecerá el acoso por todas las vías posibles, incluido el desarme tanto del sindicalismo oficial como del rejego agrupado en torno a la CNTE.
Luego entonces, habrá que observar lo que ocurre en lo sucesivo en estas dos secretarías: Sedesol y SEP, y cómo operan sus titulares. De Claudia Ruiz Massieu y el resto no se esperan grandes acciones. De quien sí es del PRI, y su flamante titular Beltrones. Manlio llegó a fortalecer al presidente mediante los apoyos partidistas. Mas de él tampoco se espera pudiera llegar al 18 como candidato, puesto que no es del agrado de los gringos, así sea amiguísimo de casi todos los equipos, o corrientes —incluso los gobernadores— dentro del PRI y “tenga la piel gruesa”, como dice.
De la conformación de la Cámara de Diputados, luego del pasado proceso electoral, no se espera la solución de grandes enigmas, puesto que habrá línea, eso sí, desde Los Pinos para sacar las leyes reglamentarias que faltan a las “reformas estructurales” recientemente aprobadas en el presente sexenio. Ese es, lo decíamos también, uno de los logros, si no es que el único y más importante saldo de Peña Nieto.
Otra sorpresa del pasado proceso electoral del 7 de junio 2015, fue el triunfo del candidato independiente Jaime Rodríguez El Bronco, tras el desdén hacia los partidos políticos por un desgaste ideológico, político y de propuestas por lo que la sociedad ya no cree. Esta nueva figura podrá tomar relevancia pronto; es decir en el 18 y uno de los posibles candidatos podrá ser precisamente El Bronco, razón por la cual habrá que seguirle los pasos en cuanto a resultados.
Solo faltaba que resultase el competidor de Andrés Manuel López Obrador, El Peje, quien irá por su tercera candidatura bajo el lema de que “la tercera es la vencida”. Nomás eso faltaría. ¿De dónde podría salir otro gallo? Salvo que Manuel Clouthier (el hijo de Maquío) en Coahuila, también como independiente, pero no hay más elementos para una evaluación tan temprana.
Por las disputas internas, el PAN no tiene “posibles” con opciones de volver al poder —luego de los dos sexenios fallidos, de Fox y Calderón—. Porque además el PRI no volverá a soltar Los Pinos (¡por cierto que de la “silla embrujada” ya ni se habla!). De otros como el PRD ni sus luces, porque de la crisis de identidad en la que andan metidos, más que de conflictos internos, difícilmente se ve cómo saldrán. Sucesión adelantada… ¡de pena ajena!
Twitter: @sal_briceo   

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